10 PUNTOS SOBRE EL 8N
Horacio
Micucci
1.- Todas las fuerzas políticas y sociales se
expresan favor o en contra del
cacerolazo del jueves 8, convocado por las redes sociales de Internet. De qué
conclusiones se saquen de esta movilización (así como de anteriores como la del
13 de setiembre) y de los reclamos obreros (como los paros anteriores y el próximo
de fines de noviembre) dependen en gran medida los caminos que se elijan para
que Argentina encare o no la ruta de su
Independencia Nacional.
2.- El cacerolazo del 8N fue una multitudinaria y
heterogénea movilización de protesta y reclamos al gobierno. Fue mayoritaria la
presencia de jubilados reclamando el 82% móvil ya, de jóvenes y de mujeres. El
reclamo unánime fue más visible contra la inseguridad, la inflación, la
corrupción y la re-re elección. También el reclamo de una justicia
independiente.
3.- Los reclamos fueron contra el gobierno pero la
oposición tradicional no capitaliza el descontento a pesar de que lo intentó. Reclamos
como los cacerolazos muestran, también, disconformidad con las opciones
tradicionales y necesidad de otras salidas, con autoconvocatoria, parte de un
fenómeno que se ve en otros lugares del mundo y que ya se manifestó en
Argentina en ocasión del Argentinazo con expresiones de democracia directa. La
oposición tradicional, que busca variantes al sistema de dependencia, sumisión
e indefensión nacional (para mantenerlo) no logra encontrar una forma de
encorsetar y canalizar en su beneficio el descontento. Macri lo intentó, no respetando el formato de la
autoconvocatoria que expresaron los organizadores principales del 8N. No lo
logró y, a la vez, (¿cómo otras veces,
demasiado frecuentes?) fue funcional al gobierno que buscó minimizar y
atribuir la protesta a sectores tradicionales. A la vez, el gobierno, introdujo
elementos provocadores de sus servicios de inteligencia con el objetivo de
desprestigiar la protesta. Fue correcto
respetar el formato de autoconvocatoria elegido.
4.- Distintos sectores populares vuelven a los
métodos y caminos que aprendieron en el 2001 y antes. Argentina es un país de
puebladas. En el último tiempo hubo luchas de los trabajadores de distintas
áreas. También las capas medias están afectadas. Ellas también son parte del
pueblo.
5.- Ante lo anterior, la preocupación por la
gobernabilidad de Argentina, para que permanezca de rodillas, se expresa en las
bocas más conspicuas de la oposición tradicional. Dice Mariano Grondona:
“Es como si
ya contáramos con los ingredientes básicos para construir el sistema de
alternancias que es la democracia. Pero los tenemos y no los tenemos porque a
los que ya tenemos y no teníamos hasta hace pocos días, el "muro" al
re-reeleccionismo en el Congreso y la inmensa manifestación del 8-N, deben
sumarse todavía otros dos ingredientes que aún no tenemos: la organización de
la oposición en una efectiva fuerza política capaz de ganar elecciones o por lo
menos de competir en ellas y, finalmente, la resignación "no
presidencial" de la propia Cristina.” La Nación, 11 de noviembre de 2012.
Otro artículo, del diario La Nación, del mismo día,
dice:
“Si la
actual crisis se profundiza, podría debilitarse aún más el liderazgo presidencial.
Si ése fuera el caso, habría un franco peligro de inestabilidad: en el período
2003-2011, el fortalecimiento de la autoridad presidencial ha disimulado (y a
la vez profundizó) el disfuncionamiento estructural del marco institucional de
la Argentina. Un eventual vacío del poder presidencial, generado por la
acumulación de errores no forzados, en combinación con una visión épica y
transformacional en el devenir político nacional que la familia Kirchner se
asignó a sí misma, podría disparar una nueva y lamentable crisis de
gobernabilidad.(…) La primera pregunta remite a la crisis de representatividad
que afecta a la política argentina desde hace tiempo, pero que se profundizó
con la crisis de 2001. (…) No hay quién ordene y priorice las múltiples demandas
insatisfechas que el Gobierno prefiere ignorar. Esto alimenta un problema de
legitimidad de ejercicio: el 54% de los votos le otorgan a la Presidenta una
legitimidad de origen incontrastable, pero a diario debe rendir examen ante una
sociedad que exige respuestas concretas a los problemas que se acumulan.” El
peligro latente de comprometer la gobernabilidad. Sergio Berensztein. La
Nación. 11 de noviembre de 2012.
Es grande la preocupación (tanto en el gobierno como
en la oposición tradicional) de que el descontento exceda los márgenes de
gobernabilidad y la búsqueda de un corsé para perpetuar el proyecto de sumisión
nacional que éste y otros gobiernos gerentes de la dependencia han expresado
hasta ahora.
El diputado oficialista Kunkel lo expresó crudamente
al acusar de sedición a los participantes del 8N, aduciendo que “No lo digo yo. Lo
dice la Constitución. El pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus
representantes”. Clarín. 11 de noviembre de 2012.
6.- En el fondo, las grandes preguntas que enmarcan a
esta protesta y los reclamos sindicales son: a) ¿quién va a pagar los platos
rotos de la crisis mundial y nacional? b) ¿con qué formas orgánicas se hará
esto? c) ¿lograrán restituir un sistema bipartidario de gerentes de la
dependencia con un ala expresada por el kirchnerismo (o similares) y otra
expresada por el macrismo (o variantes análogas) o la protesta romperá el corsé
de la dependencia y la sumisión nacional?.
7.- La inflación castiga los bolsillos populares. Las
consecuencias de una política de entrega y sumisión nacional irritan, la crisis
golpea también a Argentina, aunque el gobierno la niegue. Argentina es frágil
en esta crisis económica porque los distintos gobiernos gerentes de la
dependencia (incluido éste) han profundizado la sumisión e indefensión
nacional.
Digan lo que digan los “relatos” de los gobiernos,
Argentina es un país dependiente, desgarrado por la rapiña de distintas
potencias imperialistas y con una parte de su territorio colonizado por los
ingleses.
8.- Los sectores populares buscan ir por más, y no
aceptan seguir pagando el ajuste, la inflación y la crisis consecuencias de la
sumisión nacional a que nos han llevado. Las aguas bajan turbias, porque la
correntada arrastra de todo. Pero los patriotas y luchadores populares no le deben
tener miedo a las movilizaciones ni a la correntada. Hay que atreverse a nadar
en la corriente. La multitudinaria manifestación nacional del 8N, refuerza la
necesidad y las posibilidades exitosas del Paro Nacional que preparan, para
fines de noviembre, organizaciones gremiales de distinto signo, obreras, campesinas,
estudiantiles, docentes y de otros sectores populares
9.- Se presentan óptimas condiciones para una unidad
que exprese lo patriótico y nacional unido a lo democrático y popular. Es
preciso, para ello, que las protestas como las del 13 de setiembre y el 8 de
noviembre marchen unidas a luchas sindicales como el paro programado para fines
de noviembre. Los piquetes unidos a las cacerolas.
10.- Todo lo anterior puede abonar el surgimiento de
una nueva huella argentina, con un programa unificador de Independencia
Nacional, cumplimiento de los derechos del Pueblo con verdadera Soberanía
Popular y Democracia Grande y recuperación del Patrimonio Nacional, que
posibilite un Primer Gobierno Patrio que inicie el camino de la Segunda y definitiva
Independencia.
Horacio Micucci
11-11-2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario