¿Sucesos
imprevistos y excepcionales o previsibles y prevenibles?
¿Responsabilidad de
la naturaleza o consecuencia de una política de republiqueta?
A Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del
César...
Escribe: Horacio Micucci
“¿Qué puede haber imprevisto
para el que nada ha previsto?”
“Si no espera lo
inesperado no lo encontrará...”
Por mucho tiempo hemos aceptado el viejo refrán
que dice que “prevenir es mejor que curar” ...Ojalá que [las] preguntas diarias
cambien de ¨¿cuál es el tratamiento?” a
“¿cuáles son las causas?”, y “¿si es evitable, entonces, porqué no ha sido
evitada?”
John A. Ryle. El desafío de la epidemiología. OPS.
1989.
1º) avisar a aquellos
que estaban en zona de riesgo estadístico, que compraban o iban a vivir allí
(cosa que no se hizo en La Plata ni en ningún lado, sino bajaría el valor de la
propiedad, cosa que ya automáticamente habrá ocurrido en este momento) y 2º) se
debió tener listo un Fondo de reserva para paliar con reposición (no con crédito blando sino como hizo
Hugo Chávez en Venezuela en diciembre de 2010) a los que
sufrieran pérdidas por las inundaciones.
Existe otra concepción de la seguridad.
Aquella que dice que el accidente es producto de condiciones que se deterioran
primero lentamente, luego más rápidamente, para desembocar en un accidente con
lesiones físicas y psíquicas. Y aquí aparecen causas a veces alejadas del hecho
y responsables mediatos e inmediatos.
Estará claro para el lector que el
sistema de entrega y sumisión nacional imperante en nuestro país suscribe
rápidamente a la primera visión. Con
ello se evita toda responsabilidad del “establishment” beneficiario, del
Estado que lo representa y de los funcionarios gerentes de nuestra dependencia.
Un
proyecto de Argentina Independiente, donde el pueblo sea protagonista de la
efectivización de sus derechos, compartirá la segunda visión.
Lo ocurrido en La Plata, Buenos
Aires y Conurbano no fue un desastre natural, fue la expresión social de un
fenómeno natural, resultado de una política en beneficio de unos pocos, a expensas
del Pueblo y la Nación, aplicada durante años. Un evento no deseado que ocurre
y produce un desastre y, una vez ocurrido, no aparecen planes ante la
contingencia y se presentan insuficientes acciones reparatorias, de
rehabilitación y prevención sanitaria, pone en evidencia las prioridades de un
proyecto de país. El que se corresponde, más allá de banderías, a una Argentina
oprimida por la expoliación de potencias imperiales y sus aliados internos.
No hubo ausencia del Estado. Ése es
el Estado que se corresponde a la sumisión nacional.
En todo plan de seguridad pública
ante accidentes hay, primero, hipótesis de desastres posibles; de la misma
manera que en el plano militar hay hipótesis de conflicto. Estas hipótesis se tejen
analizando la probabilidad de que un hecho se produzca y la gravedad de sus
consecuencias. Es lo que se llama “Análisis de Riesgo”.
¿El sistema de prevención nacional,
provincial y local no tenía como hipótesis que algo así ocurriera?. Esto
indicaría, al menos, ineptitud por parte de las autoridades. Pero no es así. No
es impericia. Es defensa de los intereses de los sectores privilegiados que
llevaron a Argentina al lugar y la situación en que se encuentra.
Como se dijo más arriba, una vez que
se han analizado las catástrofes posibles, deben existir tres fases a
planificar:
1.
Fase de prevención. Destinada a evitar que el siniestro ocurra.
2.
Fase de acción en la emergencia. Destinada a actuar si, a pesar de lo anterior, el
siniestro ocurre, para que las consecuencias sean lo menos graves posibles.
Tiene el objetivo de disminuir el número de víctimas actuando con rapidez, con
un plan previo, y con el personal y los medios técnicos médicos y no médicos
necesarios.
3.
Fase paliativa.
Destinada a paliar los daños morales y
materiales en las víctimas. Incluye la reconstrucción y la rehabilitación.
Y así como hay un concepto
restringido de la defensa nacional que la limita a los medios militares y un
concepto amplio que incluye elementos y personal bélico y no bélico, integrando
al personal profesional militar, las milicias, en una guerra partisana, y cada
hombre y mujer de un pueblo en armas en defensa de la Nación agredida, hay Acción
frente a siniestros, ampliada, que debe integrar al personal profesional
(desde los bomberos hasta el personal sanitario), la defensa civil organizada y
la acción en el lugar de la población, que actúa solidaria y “espontáneamente”
(pero con un cierto “entrenamiento previo”).
Establecido un siniestro como
hipótesis ya se saben muchas de las consecuencias del mismo, si ocurre. No hay
excusa para la imprevisión. Se sabe que tanto en un terremoto como en un
descarrilamiento de trenes va a haber un alto número de traumas y contusiones y
que en una inundación habrá un menor porcentaje de los mismos, y esto será
tenido en cuenta para prever la fase de acción en la emergencia. Asimismo tanto
en un terremoto como en una inundación debe preverse, en la fase paliativa, que
habrá numerosas personas que se quedarán sin vivienda y este problema se debe
resolver con rapidez. Lo mismo respecto a las posibles epidemias posteriores.
Todo esto fue inadecuado en el caso
de que nos ocupamos. Y sigue siendo inadecuado para los intereses del Pueblo y
de la Patria.
Porque resulta de un Estado y
gobernantes que no están a la servicio del Pueblo y de la Patria.
Respecto a lo anterior, enorme
cantidad de errores e ineficiencia se han visto en la última emergencia, muchas
de ellas reiteraciones de lo ocurrido ya en otras (Cromagnon, inundaciones,
Once, etc.).No hubo acciones de prevención empezando por el hecho de no tener
hipótesis de desastre al respecto.
El Servicio Meteorológico Nacional
hizo lo que pudo con lo que tiene. Pocos saben que muchas de sus estaciones
meteorológicas estaban en las estaciones de ferrocarril y, al producirse el
desguase ferroviario en la década del 90, desaparecieron, disminuyendo su
capacidad de predicción.
El Sistema Federal de Emergencias
(SIFEM), que hasta 2002 operó bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete, con
poder para movilizar a todo el gobierno en caso de catástrofe virtualmente no
existe. En 2002, el SIFEM pasó a funcionar en la Secretaría de Seguridad
Interior del Ministerio de Justicia. En 2004 pasó a ser una oficina de la
Dirección General de Defensa Civil, dependiente de la Subsecretaría de
Seguridad y Protección Civil, dependiente de la Secretaría de Seguridad
Interior, dependiente del Ministerio del Interior. En el Presupuesto de la
Nación, tiene asignada una partida de 206 millones de pesos para “Acciones de
Asistencia Civil”. Los fondos están previstos para “resguardar a la población
ante la posibilidad de un desastre que cause vastas pérdidas a nivel humano,
material o ambiental, suficientes para que la sociedad afectada no pueda salir
adelante por sus propios medios”.
Comparemos la cifra anterior con la
estimación del valor de las pérdidas calculadas en la inundación de La Plata y
se verá lo exiguo de aquella: se estimó que las pérdidas sufridas por la
población ascienden a 2.618 millones de pesos. Es decir, el presupuesto anual
de SIFEM es un décimo de las pérdidas en una sola catástrofe. La inexistencia
de Acción ante Catástrofes fue una decisión muy anterior e intencional.
Otra muestra es la siguiente: el día 3 de abril, apareció publicado en el Boletín
Oficial el decreto 309/13, que dispone el pago de los vencimientos de capital y
los intereses con los organismos financieros internacionales, como el Banco
Mundial y el BID, con reservas del Banco Central. Son 2.323,7 millones de
dólares para vencimientos de este año y 11,3 millones de dólares por un ajuste
de 2012, cuando se pagaron 2.190,3 millones de dólares. Casi la misma cifra,
pero en dólares, de las pérdidas en La Plata ¡Una patética muestra de cuales
son las prioridades del gobierno!.
La magnitud de la catástrofe pone al
desnudo la política de estos años del gobierno nacional y de las provincias y
municipios involucrados. La extraordinaria solidaridad del pueblo y sus
organizaciones, por más grande que sea, no alcanza a suplir lo que debe hacer
el Estado. Es el Estado el que debe resolver.
El gobierno nacional ha manifestado
más de una vez su adhesión a la política del Presidente venezolano Hugo Chávez,
sin embargo, si se observan las medidas tomadas en Venezuela en diciembre de
2010, está centradas en la reparación por parte del Estado y en la condonación
total de deudas a bancos públicos y privados, mientras que en la Argentina
están pensadas como créditos blandos y financiación para una reparación
individual (o un sálvese quien pueda individual).
Es notoria la resistencia estatal
para declarar la emergencia hídrica y sanitaria.
La acción en la emergencia y la
posterior tienen evidentes deficiencias. Se duda hasta del número de victimas.
Más allá de que la cantidad de víctimas sea la que se conoce (aunque es raro
que la víctima más joven sea un hombre de 20 años, no registrándose ningún
niño) las dudas de la población están demostrando que sospecha de un Estado y
gobiernos que falsean las estadísticas, que mienten y que llegan a ridículos
como trucar fotos para demostrar que están donde no están. Sin contar que ahora
la población sospecha que no se quiere aumentar el número de victimas para no
entrar en las condiciones de las leyes 24.959 y 22.913 que obligarían a
declarar "zona de desastre" y asumir indemnizaciones por esa
circunstancia.
La indefensión nacional mata
Más de una vez hemos hecho
referencia a la indefensión nacional. Para muchos la indefensión nacional y la
Defensa Nacional parecen un tema de militares. Pero no es así: una Nación que
aspire a ser independiente y soberana debe poder defenderse. Un proyecto
Nacional y Popular debe poder defenderse. Muchos, erróneamente, creen que esa
indefensión evitará que los militares den golpes de estado, pero no es así. Esta
indefensión no es la idea de demócratas y patriotas. Es fruto del cumplimiento
minucioso de los Acuerdos de Londres y Madrid que decretan nuestra derrota y
nuestra sumisión a toda rapiña, para que cumplamos con políticas contrarias al
Pueblo y la Patria. La indefensión es una orden de las potencias
internacionales y éstas últimas son el origen de todas las tropelías y madres
de todos los golpes de estado.
Fruto de ese desarme argentino es
que el ejército pudo aportar al desastre en días feriados con solo 131 hombres,
dado que por el ajuste presupuestario son enviados a sus casas a comer.
Lo mismo pasó que los escasos
camiones que las Fuerzas Armadas pudieron aportar. El transporte es parte de la
logística.
Uno de los mejores expertos en
logística, a mi criterio, me definió la logística de esta manera: “Es la ciencia y el oficio (para
conocer causalidad y llevar a cabo medidas) para poner los insumos
necesarios en
a) el lugar indicado
b) en el momento
indicado
c) en las condiciones
indicadas
d) al menor costo económico
y social.”
El insumo puede ser una bala, un tanque, un
medicamento, un alimento, agua, etc. Es decir la Defensa Nacional y la Defensa
Civil están integradas. Si no hay la una, no hay la otra.
La Defensa Civil es parte de la
Defensa Nacional. Desarmada la primera, la segunda también se desguaza. Así es
que, indirectamente, muchas personas fueron víctimas, en esta emergencia, de la
indefensión nacional.
Hipótesis de conflicto y acción ante desastres tienen el
mismo esquema.
No tenemos hipótesis de
conflicto en un país con una parte de su área territorial terrestre y marítima
ocupada por el colonialismo británico. Tampoco hipótesis de catástrofes en un
país con accidentes de todo tipo, inundaciones, contaminación ambiental, etc.
El esquema de Defensa
Nacional y de Defensa Civil ante catástrofes es el mismo.
1º. Detectar un evento no deseado
2º. Que el evento no ocurra (fase preventiva).
Tomar medidas para ello.
3º. Si ocurre, reducirlo a su mínima expresión
(fase de acción ante el desastre)
4º. Ocurrido el evento y terminado, paliar las
consecuencias (fase de rehabilitación)
Hay
políticas de Estado en Argentina. Son las que se aplican desde 1976 en
gobiernos de todos los colores.
Todos los
que hablan de ajustes se refieren a ajustar el gasto destinado al Pueblo y su
defensa. Nunca se tocan los intereses de los que lucran con las distintas
variantes de “modelo” que se unifican el lo esencial.
La
carencia de Defensa Civil es parte de eso. La corrupción y la falta de
servicios adecuados de salud y educación son parte de eso. La miseria es parte
de eso. Las enfermedades y catástrofes evitables también.
Desde la
Patria contratista del Proceso y Alfonsín hasta los Cirigliano y Cristóbal
López de hoy.
Algunos
como Bulgheroni de sorprendente permanencia.
Otro
Estado para una Argentina Independiente
Hemos
visto y seguimos viendo todo tipo de políticas antinacionales y antipopulares.
Hasta las disfrazadas de nacionales y populares. También sufrimos sus
consecuencias.
Es hora de
decir basta.
Es necesario
abrir una nueva huella argentina y encontrarse en ella.
“Caminante
no hay caminos, se hace camino al andar” dijo el poeta.
Comencemos
a caminar y hagamos la nueva senda.