viernes, 28 de septiembre de 2012

ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS VAN AL PARO NACIONAL


ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS VAN AL PARO NACIONAL

“El 10/10, los estudiantes vamos a estar en la calle”

Entrevista a Gerardo Cambio, secretario de Organización de la FUA, y miembro de su Junta Ejecutiva. Es también coordinador nacional de la Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista (CEPA).

La Federación Universitaria Argentina (FUA) es parte de los convocantes al paro y la jornada de lucha del 10/10. ¿Cómo vienen los preparativos?
–En primer lugar quiero decir que para los que venimos luchando y nunca abandonamos la calle, es muy positivo e importante que la FUA, el gremio nacional de los estudiantes universitarios, sea parte de la convocatoria al paro y la jornada de lucha. El gobierno viene descargando la crisis sobre el pueblo y a los universitarios nos golpea, particularmente con la inflación. Todos los días aumenta algo, no sólo la comida, sino el transporte, los apuntes, los alquileres. La deserción es la forma concreta en que va golpeando. Hay que sumarle a esto que la política general del gobierno y la mayoría de los rectores para la Universidad es el limitacionismo: por eso además de estos problemas nos encontramos con un montón de trabas y restricciones cuando cursamos que ayudan a la deserción.
La FUA viene de hacer una presentación en el Congreso por el boleto educativo nacional universal y gratuito, actividad que unió a la mayoría de las fuerzas que tienen expresión en la Mesa Directiva de la Federación. También se ha lanzado un plan de lucha por el boleto entre el 21 y el 28 de septiembre se está realizando una semana de lucha con iniciativas y marchas en todo el país. Son actividades previas como preparativo del paro nacional, que es parte de este plan de lucha. Por eso es muy importante que trabajemos con todas las fuerzas en cada facultad, y en todo el país para que los universitarios confluyamos con los demás sectores, tenemos que participar activamente con nuestros reclamos. El 10/10 miles de estudiantes universitarios tenemos que salir a las calles.
¿Qué ha cambiado para que después de tantos años la FUA vuelva a convocar a la lucha?
–En primer lugar hay que tener en cuenta la maniobra del gobierno K para dividir a la FUA y crear una federación propia. Eso se dio en el último Congreso de la FUA en el mes de junio, pero siguen dando pasos. El kirchnerismo acaba de lanzar un congreso de centros para noviembre y la creación de otra federación. Claramente buscan armar una Federación K adicta al gobierno, la FUA “Balcarce” decimos nosotros. El anuncio lo hicieron en el salón Néstor Kirchner del Rectorado de la UNLP. Todo un símbolo. Es un armado con la banca del gobierno y el Estado. Pero están en problemas porque los K no logran hacer pie en el movimiento estudiantil, y tienen pocos centros para hacerlo. Entiendo que el mal humor creciente en la clase media que se expresó en los cacerolazos del 13 de septiembre, que va a tener su expresión en el movimiento estudiantil, los ha hecho acelerar los planes.
Todo esto ha influido sin duda en las actuales posiciones de la conducción de la FUA, que es la Franja Morada. Eso, y los planes re- reeleccionistas del Cristina. Es decir, muchos deben pensar “bueno o salimos a enfrentar o se quedan hasta el 2019”. Creo que también la situación de masas presiona y ayuda. Porque se escucha mucho decir “no la votamos para esto” y se empiezan a escuchar muchas puteadas al gobierno. Todas estas cosas han influido en los cambios.
¿Cómo se mueve la CEPA en este escenario, siendo una fuerza opositora al gobierno y opositora al interior de la FUA a la actual conducción, Franja Morada?
–Nosotros defendemos la unidad del movimiento estudiantil frente a los planes rupturistas del gobierno. Somos y seremos parte de la FUA, y vamos a pelear para que siga en la calle, para que pelee por cada una de las reivindicaciones de los estudiantes. Aprovecharemos esta nueva situación en función de la lucha estudiantil.
Pero al mismo tiempo conocemos la historia de la Franja, la FUA viene de años de inacción, de parálisis, Franja tuvo complicidad con las políticas educativas del gobierno todos estos años, eso le facilitó la maniobra de ruptura al gobierno. Nosotros pelearemos para mantener la FUA en lucha desde abajo, en cada facultad, a la vez que seguiremos trabajando para recuperar más centros, federaciones regionales y recuperar la FUA para los estudiantes.
En ese sentido, hemos acordado una serie de medidas con las fuerzas que dirigimos las siete federaciones regionales combativas. Que incluyen iniciativas para que el conjunto del movimiento estudiantil vaya confluyendo y se una, en la lucha y en los puntos programáticos. Le pedimos medidas concretas a la conducción de la FUA: que reúna a las instancias orgánicas de la federación como la mesa representativa (presidentes de Federaciones regionales) y que convoque a un CNC (Consejo Nacional de Centros). También acordamos empezar a trabajar para exigir una serie de modificaciones en el Estatuto para democratizar la FUA y darle un golpe de gracia a la maniobra kirchnerista: queremos que se discuta las proporciones de los delegados de los centros que participan del congreso y su forma de distribución.
Pero todo esto lo hacemos, y lo vamos peleando, al calor de trabajar para que cientos de miles de estudiantes salgan a las calles. Por eso todo lo que ayude a que el movimiento estudiantil argentino se ponga de pie, nosotros lo vamos a aprovechar.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

COMO EN GRECIA: ASAMBLEAS, PARO Y A LA CALLE


10 de octubre: todo el pueblo al Paro y a la Plaza de Mayo y a las plazas argentinas


10 DE OCTUBRE:

Al Paro Nacional obrero-campesino-estudiantil-docente-popular.

Con un programa que una todas las reivindicaciones de todos los sectores populares, incluidas las capas medias.
Y movilizarse CON TODO a Plaza de Mayo organizando la marcha desde los lugares (fábricas, barrios, facultades, escuelas, hospitales, pueblos, etc.) con Asambleas donde se discutan las reivindicaciones que deberán constituir un programa unificador.

TODOS CON TODOS POR LOS DERECHOS DE CADA UNO.
PIQUETE Y CACEROLA LA LUCHA ES UNA SOLA.

¡Qué se sienta la indignación de LOS INDIGNADOS ARGENTINOS!

OBREROS Y PRODUCTORES DEL CAMPO, 
EL CARNICERO Y EL ALMACENERO, 
EL ESTUDIANTE Y EL DOCENTE, 
LOS JÓVENES Y LOS MAYORES, 
EL VECINO Y EL PAISANO... 
¡QUÉ SE NOTE EN LA CALLE CUANTOS SOMOS!

SOBRE EL CACEROLAZO - MARISTELLA SVAMPA


Sobre el cacerolazo
Publicado en Perfil, 16/09/2012

16/09/2012
Negro sobre blanco
Por Maristella Svampa

El retorno masivo de las cacerolas ocurrido el jueves pasado en varias ciudades del país sorprendió a propios y extraños. Sin duda, en tanto hecho significativo, contiene varios mensajes, dirigidos no sólo al Gobierno sino también al conjunto de la clase política, que no resulta fácil decodificar.
En primer lugar, esta dificultad en la decodificación tiene que ver con el carácter múltiple o variopinto de las demandas, que reúne de modo desjerarquizado desde demandas económicas (inflación, cepo al dólar), sociales (inseguridad), hasta políticas (contra la re-reelección, contra la política de demonización/descalificación del otro, entre otras). La heterogeneidad es, además, ideológica, y más allá de que el cacerolazo exprese un creciente malestar respecto de las políticas de gobierno, sería apresurado e injusto leerlo de modo lineal, como una manifestación conservadora, tal como busca hacer el Gobierno para deslegitimarlo o, a la inversa, afirmar dicho carácter, como quieren hacer sectores de derecha, a fin de capitalizarlo. Ya se ha visto que no es fácil que la clase política pueda montarse sobre movilizaciones tan heterogéneas, a menos que se trate de demandas más específicas (o que, en la dinámica misma, se vayan especificando), como sucedió con Blumberg y el tema de la seguridad, la cual adoptó un sesgo ideológico claramente reaccionario.
En segundo lugar, existe una notoria asociación entre movimiento de cacerolas y clases medias, que para algunos, marcaría una limitación. Pero lo cierto es que las cacerolas se convirtieron en un recurso de acción propio de las clases medias, porque éstas dejaron una huella en la memoria política, una marca de orgullo identitario en estos sectores, desde lo sucedido en las jornadas de diciembre de 2001, aun si estas jornadas contaron también con la participación de sectores populares. Así, desde mi perspectiva, podría decodificarse este cacerolazo en clave post-2001, esto es, en el marco de un escenario de corrimiento y ampliación de la política, que tiene que ver con la transformación del vínculo político, con el hecho de que el pueblo (o una parte de él) entiende que la delegación de soberanía ya no es más –no puede volver a ser– total o completa. Que en la Argentina contemporánea no se haya dado cabida a dichas demandas de mayor participación y democratización de la política, no significa que estas demandas se hayan desactivado, sino que las mismas entraron en estado de latencia, con lo cual, ante determinados acontecimientos, éstas pueden volver a hacerse manifiestas.
En suma, aquellos que consideran que la estabilidad kirchnerista vino a suturar la crisis de la representación política vivida hace diez años, y en función de ello tienden a ver en este tipo de movilizaciones sólo gestos destituyentes, como en 2008, o reducirlo sólo al malestar de un sector social pudiente, afectado en sus posibilidades de consumo debido las recientes medidas económicas, no entienden cuál ha sido uno de los principales mensajes políticos de aquellas movilizaciones de 2001-2002. Ilustrémoslo con un ejemplo: en 2002, en la localidad de Jachal, provincia de San Juan, luego de que el intendente fuera destituido, se construyó un monumento a la cacerola, que tiene una leyenda que dice “funcionario, la cacerola vigila”… Quizá sea éste también uno de los mensajes que todavía resuena en las cacerolas, y que no está dirigido sólo al Gobierno sino al conjunto de la clase política.
Así, no es sólo desde su ambivalencia, su posibilidad de distorsión y acotamiento ideológico posterior que es posible leer estas movilizaciones, sino también desde su riqueza y diversidad, en términos de demandas y expresiones políticas. Y en este último sentido, como símbolo potencial de la desobediencia o la resistencia civil, este tipo de cacerolazos vienen también a poner negro sobre blanco cuáles son los límites de la política institucional en esta nueva era.