NUEVE PROPUESTAS Y SUS FUNDAMENTOS
ANTE LA
SUSPENSIÓN DE LA PRESENCIALIDAD EN LA ESCUELAS
Aprovechar
los 15 días de no presencialidad
Por Horacio Micucci - 17 de abril de 2021
La suspensión de la presencialidad en escuelas es
una medida prudente ante el próximo tsunami pandémico. Hasta ahora retardamos
esa posibilidad, pero Suramérica lo está sufriendo.
Los niños de 0 a 18 años de edad se contagian y
contagian, aunque sus tasas de mortalidad y letalidad, hasta ahora, son
menores, pero no nulas.
Debe dejarse claro que no sabemos las secuelas que
pueden quedar en niños contagiados (en la gripe española se descubrieron, 20
años después, consecuencias cardíacas y de estatura, en los estudios vinculados
al Servicio Militar, en EEUU).
Ciertas informaciones de EEUU y de Brasil indican
un aumento de casos en niños que ha sido atribuido al aumento general de
contagiados en la población total pero, también, se abre la posibilidad de que
se deba a la situación socio-económica-ambiental de muchos de ellos. Esta
circunstancia debiera ser considerada en Argentina, más comparable al resto de
Latinoamérica y a los pobres y discriminados hispano parlantes y afroamericanos
de EEUU. que a Inglaterra o Suecia, por ejemplo.
Seis de cada diez niños son pobres en Argentina.
Cuidado con eso y sus consecuencias en la pandemia. Esa pobreza implica un
factor de riesgo. Un virus que pasa por un organismo débil puede generar
variantes agresivas. Los virus evolucionan hacia mecanismos para mantener vivo
al enfermo si atacan a un humano fuerte, pero un organismo débil facilita la
subsistencia de las variantes agresivas. Esto es cierto desde antes de la
pandemia y es la causa de lo que los microbiólogos llaman “viejos agentes
infecciosos reemergentes”, muchas veces resistentes a los tratamientos.
No sabemos de los efectos de nuevas variantes del
virus y qué ocurriría si se desarrollan en niños. La gripe española de
1918-1919, atacaba más a los niños. Evitemos llegar a esa situación. Es
necesario seguir trabajando para comprender el efecto de las nuevas variantes
en los entornos educativos. No sabemos las consecuencias de las nuevas
variantes del virus.
Se debe prestar
atención a las escuelas con niños de mayor edad y adolescentes, porque los
niños mayores tienen un mayor riesgo de infección y enfermedad que los niños
más pequeños, con mayor propensión a la transmisión del SARS-CoV-2 y brotes en
las escuelas secundarias en comparación con las escuelas primarias. Las
tasas de seropositividad similares indican que los estudiantes tienen la misma
probabilidad de infectarse que el personal, pero más probabilidades de tener
una enfermedad asintomática o leve. Se necesitan estudios similares en
escuelas secundarias y entornos de educación superior, en los que es probable
que el riesgo de infección, transmisión y enfermedad sea diferente. Se debe
reparar en que, en Argentina, consideramos a niños en edad a los de 0 a 18
años, incluyendo al secundario. Y que, en la mayoría familias, conviven niños
con adolescentes y preadolescentes y con mayores de 60 años.
En nuestro país, hasta
ahora, evitamos un colapso que produzca fosas comunes y muertos sin atención,
como hemos visto en algunos países, incluido EEUU y Brasil. Pero es muy
probable que ello ocurra si no actuamos bien. Por el momento se retardó el
Tsunami de la segunda ola, que vemos en otros países latinoamericanos. La causa
de ello fueron las medidas tomadas. Pero es preciso no descuidarse.
Es cierto que los niños
se contagian menos, pero se contagian y contagian. La escuela obliga a circular
a padres, docentes y alumnos. La presencialidad de las clases pone en
movimiento a varios millones de personas en un transporte deficiente que no ha
sido mejorado y que significa uno de los principales lugares de contagio.
Precisamente, un acierto
de las medidas de aislamiento del año pasado fue la disminución del transporte
público. Pero la pésima situación del mismo no se ha resuelto. Eso obliga a
poner especial atención en esta cuestión.
Una intensa campaña anti
medidas de protección, anti vacuna, de confusión pública, está en curso.
Utiliza argumentos anticientíficos, desarrolla un mecanismo goebeliano de
desinformación (“miente, miente, que algo siempre queda”), rodea una
verdad de un cúmulo de mentiras, apela al egoísmo, inventa el mito de la
cuarentena más larga del mundo que sabemos que no es cierto, incentiva el
individualismo, boicotea de todas formas y, fundamentalmente, niega o minimiza
la pandemia para mantener su economía y sus ganancias en pie, y oponerse a
medidas contra ella, en un intento de provocar una conmoción social y una
crisis política (ellos saben que el peligro de tsunami viral es grande e
inminente) para aprovecharse e impulsar una economía de ajuste y entrega que
postulan abiertamente desde el Canal de TV La Nación+ y otros medios y
“comunicadores”. En fin, usan los métodos y las triquiñuelas que usaron en cada
golpe abierto o institucional.
“No recuerdo que con el golpe del
76 hubiese prohibición de circular después de las 0 hs”, fue el tuit del economista
Cachanosky. Se ve que estaba cómodo con la Dictadura.
El analista político
Jorge Asís, que dijo el año pasado que se había hecho un aislamiento por
algunas “muertes
imaginarias”, se
autocriticó, en Infobae, por esas palabras. Es que las muertes ocurridas por el
COVID en Argentina son superiores a las que hubo por causas políticas desde los
bombardeos de Plaza de Mayo, en 1955, hasta el fin de la Dictadura.
El negacionismo del
Tsunami de la segunda ola, es para que no se tomen medidas que afecten los
negocios de los beneficiados de siempre, caiga quien caiga y muera quien muera.
Y para desestabilizar e imponer su proyecto de hambre y entrega.
PROPUESTAS
Que los siguientes
temas sean incluidos en CLASES VIRTUALES en la pandemia donde participen
alumnos (aún los más pequeños, respetando su nivel de comprensión), docentes y
padres.
La pandemia nos impone
suspender la presencialidad escolar. En ese lapso estudiemos como hacer posible
la vuelta. Que los padres, los docentes y los alumnos observen lo que pasa,
discutan lo que pasa, piensen y debatan sobre lo que pasa, para exigir los
cambios necesarios para una educación segura y mejor, en la vuelta. La
comunidad educativa (que incluye a docentes, padres y alumnos) debe ser
impulsada activamente a analizar y controlar estas cuestiones. Y a exigir las
soluciones, en comités de emergencia por escuela, constituidos al efecto.
Aprovechemos estos 15
días de no presencialidad para coordinar y exigir lo necesario. Las clases
virtuales pueden contribuir a lograrlo. Mientras tanto se debe reforzar el
apoyo alimentario y social a los que lo necesiten.
1.- La
presencialidad en las escuelas supone tomar medidas referidas a edificios y
condiciones de protección. ¿Quién provee los barbijos en cantidad
suficiente? ¿De qué calidad? ¿Hay elementos de protección personal, de
antisepsia y desinfección en stock suficiente? ¿Las estructuras edilicias
permiten la ventilación exigida? ¿Habrá un servicio médico próximo al que
acudir si, como dice el protocolo para las escuelas ante la pandemia, hay un
alumno con síntomas sospechosos? ¿O se lo dejará librado a su suerte? Y, si se
llega al colapso sanitario que se avizora ¿a quién se recurrirá? ¿No se debiera organizar a padres, docentes y
alumnos para que sean los que controlen el cumplimiento de protocolos? ¿Qué
reformas edilicias hacen falta para mejorar la presencialidad segura? Se deben mejorar
los edificios existentes y construir otros nuevos. Crear fuentes de trabajo para
esto, en cada lugar, con participación de la comunidad puede ser una medida.
2.- Si se defiende la
presencialidad con protocolos de bioseguridad se debe pensar en más cargos
docentes y auxiliares. Llamado a concurso de nuevos cargos con salarios
dignos, es imprescindible.
3.- Se debe proveer conexión virtual
gratuita y elementos de comunicación y enseñanza a todos. Sino la
presencialidad y virtualidad no riesgosa será, a lo sumo y como máximo, para
los cuatro de cada diez niños, que no son pobres.
Se debe establecer la
COMUNICACIÓN VIRTUAL GRATUITA para vincular a los niños y adolescentes
entre sí, para su necesaria socialización y para suplir la presencialidad, en
la emergencia, creando condiciones para la vuelta. El gobierno de CABA desgarra
sus vestiduras por la presencialidad en vísperas del Tsunami, pero CABA (y no
es la única) carece de vacantes (y próximas a los domicilios), lo que obliga a
viajar largos trechos, a padres y alumnos. Tampoco se ha cumplido la ley de
Jardines Maternales aprobados en el gobierno de la Sra. de Perón y no
promulgada aún, 45 años después. Ni hablemos de la doble escolaridad en las
escuelas del Estado.
4.- Se debe ir preparando, en este período
de no presencialidad, la contratación por pago de un monto de dinero y la
eliminación del pago de impuestos y gastos de agua, luz y gas, a clubes de
barrio al borde del cierre y a otros que quieran participar aportando sus
instalaciones a sistema educativo. Y expropiar o alquilar edificios que sean
usados para ampliar la capacidad educativa. Si creemos sinceramente que la
educación es un derecho inalienable, no puede existir más el largo peregrinaje
de los padres para encontrar vacantes próximas a sus lugares de vivienda y
trabajo.
5.- Contratar el
servicio de los transportistas individuales y pequeños (y paliar los perjuicios
que sufren estos), para llevar a docentes y alumnos hacia y desde las escuelas,
en condiciones seguras. Es imprescindible ya, para descongestionar el
transporte y facilitar la vuelta a las escuelas.
6.- Las organizaciones de
barrios y zonas rurales deben ser protagonistas de la elaboración y puesta en
práctica de las medidas necesarias. También las organizaciones juveniles.
Los jóvenes son los más aptos para ayudar a otros jóvenes. Alumnos y docentes
saben lo que pasa en su lugar. La lucha por una educación pública, gratuita, de
calidad y de acceso igualitario es una de las formas para que esos niños y
jóvenes no se afecten psicológicamente. Que antes de la presencialidad los
jóvenes trabajen para una presencialidad y virtualidad de excelencia. Es necesario
incluir este debate en las clases virtuales de los niños y jóvenes, para que
expresen sus opiniones, sus quejas, sus deseos, sus aspiraciones; aún los más
pequeños. Escuchemos la voz del educando.
7.- La Escuela-Club de
Enseñanza, Deporte y Esparcimiento, de proximidad a los lugares de vivienda
y trabajo, estatal, pública y gratuita, de alta calidad educativa, con
integración de la teoría y la práctica y vinculada a los centros de atención
primaria de salud para aplicar una visión de promoción de la salud y prevención
de la enfermedad, debiera ser el modelo estratégico. Empecemos a caminar en ese
sentido. Pongámoslo en debate en las clases virtuales. Con los jóvenes,
con los padres, con los docentes.
8.- Para eso hace falta
dinero y ellos lo exigirán. Se debe poner en discusión este tema para
escuchar propuestas de cómo obtenerlo. Los conservadores de la dependencia
argentina quieren que los jóvenes no vean la realidad. Y eso sí que afecta
su psiquis. Impulsemos su natural espíritu de cambio. Que vean lo que pasa,
que critiquen lo que pasa y que cambien lo necesario. La socialización no es
juntarse para tomar cerveza. Es ver la realidad social e intentar modificar lo
que no funciona o está mal. Es comprometerse con los cambios necesarios. La
felicidad de los jóvenes estará en esa lucha. Se deben analizar las medidas
para que los que se enriquecieron con la miseria y la entrega nacional aporten
los fondos necesarios.
9.- Que el debate
empiece a incluir el contenido de la enseñanza y el modelo pedagógico.
Escuchemos qué piensan los alumnos, aún los más pequeños, en las clases
virtuales de los próximos quince días. Empecemos a debatir qué educación se
necesita, en todos los niveles, para una Argentina Independiente de toda
dominación extranjera y para que se cumplan los derechos del pueblo.
Parafraseando las
palabras de Henry Sigerist en la Tercera Conferencia del Este de Estudiantes de
Estados Unidos, en 1936: “Pasarla bien” es el ideal del animal, no del ser
humano. Lo que importa en la vida es realizar un trabajo creativo, ser capaz de
contribuir a la formación del mundo y a su mejoramiento. Se podría objetar que
alumnos, docentes y padres no tienen experiencia. Eso es cierto pero lo que se
necesita en este momento, además de experiencia, es entusiasmo, valentía y una
voluntad de hierro para crear un mundo mejor.