martes, 28 de agosto de 2018

APUNTES PARA UN PROGRAMA: DESARROLLO INDUSTRIAL, EDUCACIÓN TÉCNICA Y DEFENSA NACIONAL. LAS CINCO GRANDES RELACIONES.


APUNTES PARA UN PROGRAMA


DESARROLLO INDUSTRIAL, EDUCACIÓN TÉCNICA Y DEFENSA NACIONAL. 

LAS CINCO GRANDES RELACIONES.

Puntos industrialistas claves para una Defensa Nacional Patriótico-Popular, Integral e integrada.


Por Horacio Micucci

¿Qué tipo de industria haría falta?
Hay, al menos cinco contradicciones a superar en el desarrollo industrial argentino. Ello determinará también la amplitud y el contenido de la Educación Técnica que se promueva La cuestión integra aspectos conflictivos como la Educación Pública, el Desarrollo Industrial y la Defensa Nacional que sucesivos gobiernos (y éste en particular) han abandonado o se empeñan en destruir con sus políticas.

1.- Relación entre Industria y Agricultura
Industrializar no significa abandonar la agricultura. Todo lo contrario, exige también, hacer real la propuesta de: Reforma agraria con un millón de chacras mixtas con campesinos propietarios.
Además, deberá atenderse a la comercialización de sus productos.
Decía el General Perón en sus primeros años:
Es indudable que una coordinación acertada de las operaciones de comercialización e industrialización es también un factor fundamental en la valorización de los productos. Los chacareros saben lo que cuesta conquistar de la tierra un quintal de maíz. Y es penoso que cuando ese quintal de maíz ha producido la suma de diez pesos, vaya a través de los ferrocarriles o la hornalla de una fábrica o al pesebre de unos cerdos muriendo también en la misma suma. En cambio, una industrialización conveniente evita que ese quintal nacido en diez pesos muera en diez pesos, pues obteniendo de él todos los subproductos que contiene su valorización puede llegar hasta cuatro veces su precio primitivo. Con eso... puede mejorarse a productor, puede obtener mayor ganancia el industrializador y puede quedar un remanente para pagar mejor la mano de obra... Es menester realizar lo que la economía moderna exige: no exportar nuestro trabajo agrario, sino exportar los productos ya industrializados para que la riqueza de la producción y del trabajo queden en nuestro propio país.” (1)
Todo lo contrario al actual impulso de la primarización de nuestra economía, del extractivismo contaminante y depredador, de la destrucción del ambiente que es parte del patrimonio nacional, y la destrucción de nuestra potencialidad industrial.
La agricultura no debe ser contrapuesta al desarrollo industrial ya que produce materiales necesarios para la vida de lo más importante de las fuerzas productivas del país, que es la mujer y el hombre argentinos y, también, es fuente de materias primas para la industria. Entonces, es preciso desarrollar la industria sin abandonar la agricultura, y ayudar a tecnificarse a un millón de pequeños campesinos propietarios surgidos de la Reforma Agraria que termine con ese latifundio que impide el acceso a la tierra del verdadero productor agrario. La escuela técnica deberá apoyar la capacitación de la mano de obra de ese millón de chacareros propietarios surgidos de la reforma agraria necesaria.

2.- Relación entre Industria concentrada o diseminada: Grandes empresas estatales integrando a PYMES e industriales verdaderamente nacionales.
Aquí aparece la necesidad de contemplar la defensa nacional. Se presentan varios prototipos industriales posibles.
¿Una Industria grande y centralizada (¿cómo el pino, que crece rápido y alto pero que es frágil ante una tormenta?). Desde el punto de vista de la Defensa Nacional este prototipo es difícil de defender ante un ataque externo a una Argentina Independiente. Ataques aéreos a grandes centros industriales localizados y concentrados podrían colapsar a Argentina rápidamente.
Una alternativa sería una industria descentralizada, pequeña y diseminada, como el césped, que si se lo quema siempre queda una porción capaz de volver a crecer.  Ésta es una mejor alternativa para la defensa nacional pero no permite desarrollos que respeten escalas adecuadas.
Una respuesta superadora podría ser, entonces, un modelo combinado de industria diseminada que incluya centros de mayor escala. Una industria como el hongo, que se disemina debajo de la tierra y tiene algunas setas que afloran al exterior. Este último prototipo “tipo hongo” combina la necesidad de la escala, con centros mayores, unido a lo diseminado que es menos vulnerable a una agresión (pensado desde la Defensa Nacional). Del mismo modo podría pensarse la producción de energía. La combinación de la energía del petróleo y el gas con las fuentes alternativas (eólica, solar, de mareas, atómica, etc.), diseminadas según las características regionales, podría ser la solución. De manera que pueda impedirse que la caída de un punto frágil de la red energética produzca un “apagón energético” general. Todo lo anterior significa verdadero federalismo.
Se deben tener en cuenta e integrar a las PYMES, por lo anterior, porque son grandes empleadores, en conjunto, y son un aporte a la lucha contra la desocupación. Significan no menos del 68% del empleo argentino.
La Educación técnica que se promueva debe, entonces, extenderse por el país, alcanzar al conjunto de la población en sus distintas áreas y combinar técnicas simples con avanzadas y necesidades nacionales con particularidades locales.

3.- Relación entre Industria pesada e Industria liviana.
Con centro en la industria pesada (que es clave para la independencia y es productora de medios de producción) se debe desarrollar la liviana, que produce los elementos esenciales para el sustento para el ser humano (principal elemento de las fuerzas productivas). La Industria liviana, además, producirá una mayor ampliación del capital, que puede luego ser reinvertido en el desarrollo de la industria pesada que, a su vez, es base de la independencia y control del ciclo completo de la esfera productiva. La educación técnica debe contemplar contenidos que responda a las necesidades tanto de la industria pesada como de la liviana.

4.- Relación entre Industria de los grandes centros urbanos y la del interior.
Esto implica un verdadero desarrollo federal de autonomía local e integración nacional. Se corresponde a un país de desarrollo armónico sin áreas más oprimidas dentro de un país oprimido, indefenso y dependiente en general.
Federal y no unitario.
La política actual en el plano de lo impositivo, coparticipativo e industrial es cada vez más unitaria. Será necesaria una logística adecuada para favorecer el desarrollo industrial (y agrícola) del interior. Implica combinación de camión, ferrocarril y barcos y su producción. Y el avión como transporte de cargas y personas.
Esto incluye el desarrollo del transporte polimodal para favorecer a la industria y la producción agrícola más alejada, combinando el transporte automotor, con el ferrocarril y el transporte marítimo, fluvial y aéreo.
Entonces la logística y la mano de obra para la construcción y el manejo camiones, trenes, barcos y aviones debe ser incluida entre los contenidos de la escuela técnica.
Desde ya, esto implica la capacidad industrial, que tuvimos y aún conservamos en parte, de fabricar automotores, trenes, barcos y aviones.
La lucha por conservación de lo que resta de la Industria para la Defensa, del desarrollo científico y tecnológico, de los centros de investigación y docencia, es parte de este camino.
La defensa de la Universidad pública y, en general de la escuela pública (hoy cuestionada por este gobierno y anteriores), de Fabricaciones Militares y, en este momento, del Astillero de Rio Santiago son caminos previos necesarios e insoslayables.

5.- Relación entre desarrollo industrial y Defensa Nacional.
También en la defensa nacional el hombre es más importante que el arma. El General Vo Nguyen Giap que comandó las tropas vietnamitas que derrotaron a los franceses en la Batalla de Dien Bien Phu y luego a los norteamericanos, sostenía esto. (2)
Todo lo que contribuya al bienestar físico e intelectual del hombre argentino es clave para una Defensa Nacional Patriótico-Popular Integral e Integrada (3), que siga el ejemplo de 1806 y 1807 y de nuestra Guerra de la Independencia, integrando a oficiales y suboficiales profesionales con un pueblo preparado para la Defensa Nacional. También lo será para la reconquista indispensable de nuestras Malvinas y mares e islas colonizadas por el imperio británico, para lograr muestra integridad territorial completa.
Pero Defensa Nacional no es sólo tener balas, barcos, aviones y cañones (condición necesaria pero no suficiente). También es industria para la Defensa de la Patria y el Patrimonio Nacional.
Desarrollos y multiplicación de ejemplos como el Astillero de Río Santiago (hoy atacado por una política que quiere “dinamitarlo” y que continúa siendo estatal por la lucha de sus obreros) son claves para la industria naval, la construcción de una Flota Mercante del Estado, marítima y fluvial y el control de la riqueza pesquera. También lo es el control de toda la cadena productiva del petróleo, desde el subsuelo al surtidor. Lo anterior es indispensable para recuperar Malvinas y para repeler toda agresión externa.
Lo mismo ocurre con el desarrollo de una química pesada, petroquímica y farmacoquímica. Esto es base, por ejemplo, para una política independiente de medicamentos, accesibles al pueblo (y a las tropas de unas Fuerzas Armadas que no sean reducidas a mera policía interior, como ahora se pretende). El antibiótico fue secreto de guerra de EE.UU. hasta 1945. Esa fue la base del predominio de la industria farmacéutica estadounidense posteriormente.
Estas áreas deberán, entonces, ser contempladas en la formación técnica necesaria, en la investigación científica básica, aplicada y en el desarrollo tecnológico de punta de organismos y centros universitarios, combinados con la actividad productiva en las Industrias del Complejo Estatal en áreas estratégicas  (petróleo, gas, energías renovables, aparatología médica de avanzada, medicamentos indispensables, comunicaciones, informática de punta, química pesada, etc.), en los sectores claves para la Independencia de toda dominación extranjera, que permita el desarrollo de un verdadero empresariado nacional con objetivos no contrapuestos a los intereses del Pueblo y de la Patria. Un empresariado distinto de aquel que, hoy mismo, intermedia y lucra con la dependencia argentina, entrelazado con los latifundistas, asociados, juntos, a distintas potencias que luchan por la tajada de la rapiña nacional, autores y promotores de viejas y nuevas corrupciones para utilizarlas como vía de acumulación y base social de la dependencia argentina.
Argentina es como un embudo: por arriba entran ingresos económicos. Por el pico de abajo sale poco o casi nada para el Pueblo. Este embudo de Argentina dependiente tiene, en sus costados, infinidad de agujeros por los que drena líquido: intereses de una deuda externa eterna e impagable, la renta de latifundistas parasitarios que oprimen al campesino productor y que paga toda la sociedad en sus compras diarias, sobrefacturación de importaciones por monopolios extranjeros, subfacturación de exportaciones por los mismos monopolios, retención en el exterior de los dólares de los monopolios exportadores, etc. etc... Y hasta coimas y sobreprecios. No sólo en obra pública. También en el petróleo, por ejemplo, con precios “legales” por barril en boca de pozo más de tres veces superiores a los costos internos.  Ese es el verdadero Déficit.
Monopolios extranjeros producen en Argentina el 64% del PBI, mientras que en Brasil es sólo el 24%. Esa es una de nuestras “patologías”

Ese Programa Industrialista no debe ser un papel escrito más, y nunca cumplido. No debe ser un buen deseo. O una aspiración inalcanzable.
Es preciso, desde hoy, que patriotas y luchadores populares se unan para iniciar ese camino; que pasa en este momento por impedir esta política de ajuste al pueblo, productora de pobres de toda pobreza, del desguace nacional, de la indefensión patria.
Como desde las calles del Buenos Aires de 1806 y 1807 se llegó al 25 de Mayo de 1810 y a los campos de Ayacucho y Tumusla, desde las calles de la lucha contra la dependencia, la entrega y la destrucción de la Argentina Científica, Tecnológica y Agroindustrial debe llegarse a un nuevo 9 de julio.
Un camino para hacer realidad el Acta de nuestra Independencia: “Independientes de toda dominación extranjera”.

1.  Otegui, José María. El General Perón fundador de las Escuelas Fábrica y de aprendizaje. Editorial FAC. Buenos Aires. 1982.
2.  Giap, Vo Nguyen. El hombre y el arma. Ediciones La Rosa Blindada. Buenos Aires. 1965.
3.   Micucci, Horacio. Resumen de la presentación efectuada en la Universidad Nacional de San Martín el 28 de julio de 2018. Defensa Nacional: Críticas y Propuestas.