martes, 14 de junio de 2016

LA REFORMA UNIVERSITARIA: 1918 – 15 DE JUNIO – 2016. Hacia el Bicentenario de la Declaración de la Independencia

LA REFORMA UNIVERSITARIA
1918 – 15 DE JUNIO – 2016
Hacia el Bicentenario de la Declaración de la Independencia de toda dominación extranjera

Por Horacio Micucci

Hace tiempo George Orwell escribió: “Quién controla el pasado controla el futuro y quién controla el presente controla el pasado”.
Parece pertinente disputarle, a quienes controlan el presente, el control del pasado para recuperar el futuro de nuestro pueblo y nuestra Nación. No me refiero al actual gobierno sino, más en general, a los sectores económicos y sociales que han sido causantes y beneficiarios de las políticas de hambre, entrega y sumisión nacional.
No queremos, entonces, a hacer un mero homenaje o recuerdo a aquel movimiento estudiantil de 1918. Queremos aprender del pasado. Recordar lo que nos quieren hacer olvidar.
Queremos hablar de la actualidad de aquel movimiento que fue, hace 98 años, la Reforma Universitaria. Que no fue un hecho aislado, sólo universitario. Tuvo un contexto del cual no se puede separar.
Eran las épocas de la revolución Mexicana con los líderes agrarios como Pancho Villa y Emiliano Zapata y la Revolución Rusa de 1917. Eran las épocas de fines de la primera guerra mundial que había puesto de manifiesto el fracaso del modelo liberal oligárquico de la Generación del 1880, evidenciando nuestra dependencia nacional, similar a lo que pasa hoy y donde un joven coronel Mosconi comenzaba su lucha por la independencia energética.
Eran épocas de auge de luchas obreras desde 1917 a 1922. La semana trágica y La Patagonia rebelde. Dicho sea de paso Vasena era representante de los ingleses dueños de la empresa con la que se inicio el conflicto y ancestro del Krieger Vasena, ministro de Onganía. Y en la Patagonia había terratenientes de nombres tradicionales y otros eran ingleses en una situación similar a la de hoy donde la extranjerización de la tierra hace que Benneton sea dueño de un millón de hectáreas en la Patagonia. Y el magnate inglés Lewis sea dueño en el paralelo 41 de un aeropuerto de tamaño del de la Ciudad de Buenos Aires. Inglés Lewis que obtuvo el permiso para construir su aeropuerto en el Gobierno anterior y, cuya notoria amistad con el actual presidente puede hacerle obtener otro en cercanías de Lago Escondido, en la cordillera, dándole la capacidad para permitir el aterrizaje de aviones de guerra provenientes de las Malvinas colonizadas por los británicos, dividiendo a la Argentina continental en dos.
Era la época del ascenso al gobierno del Yrigoyenismo (que simpatizaba con ese movimiento estudiantil).
Las banderas de la Reforma del ´18 eran la democratización de la enseñanza, la libertad de cátedra, la docencia libre y las cátedras paralelas, la periodicidad en las cátedras con concursos públicos, la asistencia libre y la gratuidad de la enseñanza, la participación de los estudiantes en el gobierno, la autonomía universitaria como método para independizarse de las oligarquías que detentaban el verdadero poder del estado en Latinoamérica, la profundización de la investigación con método científico, la comunicación con la sociedad a través de la vinculación de la universidad con el pueblo.
Y este movimiento y estas consignas se extendió a toda América, preocupando y enfrentando a las oligarquías nativas.
Pero cuando vemos hoy el estado de nuestras universidades, de nuestra educación podemos concluir que la Reforma quedó inconclusa.
Vemos hoy, detrás de un supuesto ingreso irrestricto, limitación económica, ingresos restrictivos, cupos de ingreso expresos o solapados con la excusa del ingreso de los mejores. Pero lo más notorio es que mayorías de los sectores más empobrecidos ven imposibilitado el acceso a la educación. El derecho a la educación en todos los niveles es letra muerta en la realidad. No ingresan los que quieren, ingresan los que pueden. Y persisten los que tienen condiciones económicas para afrontar el gasto.
Muchas veces la libertad de cátedra (cuyo fin era que no hubiera discriminación ideológica en los contenidos) ha sido usada para su contrario: la existencia de cátedras que son manejadas como feudos convertidas en filtros donde quedan los estudiantes atrapados en su intento de avanzar en las carreras. Otras veces elecciones supuestamente democráticas quedan desvirtuadas por trenzas y acuerdos espurios de intereses mezquinos. Decae la investigación por carencia presupuestaria y cuesta encontrar vinculaciones con las necesidades nacionales y populares. Se deforma esa vinculación con servicios para grandes empresas, que no son de interés nacional, para conseguir fondos que regatea el presupuesto nacional.
Se ha puesto de moda demostrar la ignorancia de los alumnos con listados de preguntas, “multiple choice”, del tipo de los concursos televisivos que arruinan nuestra diaria existencia. Estamos en desacuerdo con ese mecanismo de evaluación carente de rigor científico, y equivalente a medir conocimientos con crucigramas. Desafiamos a quienes postulan acríticamente eso a someterse a un cuestionario elaborado por nosotros. ¿Qué sabrán muchos de ellos en historia sobre el general Álvarez de Arenales, verdadero artífice de las sublevaciones del Alto Perú y de la Guerra de Republiquetas?. ¿Cuántos profesores de Economía o de historia podrían hablarnos del Estatuto de 1815 del General Artigas que dividía la tierra en fracciones de dos leguas por dos leguas y media para dársela en propiedad a los más pobres empezando por los negros, indios y mestizos, o sabrán algo de la tesis doctoral de Mariano Moreno en Chuquisaca sobre la Mita y el Yanaconazgo?. ¿Cuántos conocen la realidad de pobreza y de pobreza extrema de la mayoría de los argentinos?
Es que desde hace muchas décadas el carácter mismo del examen está cuestionado como método de evaluación. Hoy, en la pedagogía avanzada, la clase tradicional es reemplazada por el modelo del taller participativo, que no establece sometimiento a las ideas del otro, con mayor grado de análisis crítico y en íntima vinculación con el experimento y la práctica y reconociendo la unidad dialéctica entre docente y alumno. Ya en los ´70 se cuestionaba el examen como el método de la zancadilla.
En China de Mao (no ahora que son tan imperialistas como yankis o ingleses) un ingeniero electrónico para obtener su grado debía armar una computadora, no dar un examen. Y este método era levantado como correcto aún por IBM en sus publicaciones. Ya Einstein despreciaba la concepción memorista cuando decía que recordar lo que estaba en los libros era un disparate. ¡Más aún en la época de INTERNET¡
En primer lugar no estamos de acuerdo con la teoría de la aristocracia de los inteligentes, con la selección de los mejores, con la teoría de la selección de los genios tan de moda. El homo sapiens tiene la misma capacidad intelectual desde que evolucionó en la faz de la tierra. La diferencia está en la capacidad de desarrollar sus aptitudes y la culpa de que esto no ocurra es del sistema social, que no da igualdad de oportunidades a todos, sometiendo a niños a trabajo embrutecedor, a mendigar alimentos y hasta a la prostitución.
Es cierto que un joven sabe hoy menos cuando ingresa a la Universidad, pero ¿de quien es la culpa? ¿De él? O de quienes ocultaron el conocimiento porque ese conocimiento cuestionaba el modelo de país. ¿Cómo se iba a enseñar que aspiramos a ser un país independiente de toda dominación extranjera si se anda en enjuagues con cuanta potencia existe?. ¿Como no se iba a desmalvinizar e incluso olvidar las invasiones inglesas de 1806-1807 si se anda y andaba en negocios con los que usurpan nuestro territorio? ¿O acaso no se les dijo a los jóvenes que la política era peligrosa no con palabras sino con una represión que tiene pocos parangones en la historia?. ¿O no se les dijo que la ciencia no servía para nada cuando se desactivaron proyectos de alta tecnología como el Misil Cóndor?. Hay culpables por acción u omisión de lo que no saben los jóvenes.
En segundo lugar no estamos de acuerdo con la limitación porque viola el derecho inalienable de estudiar y aprender. Pero no sólo por eso. También porque una Argentina independiente con bienestar popular necesita más técnicos, más profesionales, más científicos. Y después viene la distribución en territorio. Porque resulta que como Alberdi dijo que gobernar es poblar se debe colocar los médicos antes, para facilitar la población del territorio (cuestión de defensa nacional). Y entonces, ¿sobran o faltan profesionales y técnicos?
Es una discusión más amplia la del tipo de matrícula. Es parte de la discusión de que tipo de país queremos. Qué proyecto, qué necesidades técnicas y científicas. Y qué presupuesto para eso.
Y digámoslo de una vez. Se limita en el ingreso y en las carreras para adaptarse a un presupuesto exiguo y a la carencia de un proyecto de Argentina Independiente.
Entonces tenemos una universidad de exclusión y de expulsión disfrazada de ingreso irrestricto, donde la exclusión se produce por las formas pedagógicas de enseñanza y evaluación, por la carencia de horarios para los que trabajan y más aún por la miseria de la mayoría que muchas veces no tiene acceso a la comida diaria.
Aquí hace falta un análisis científico, habida cuenta que la ciencia es necesaria para descubrir las verdaderas causas, desenmascarando las falsas apariencias. Tenemos una universidad limitacionista con presupuesto exiguo, por lo tanto con pocos docentes e investigadores con salarios de vergüenza y escasos medios que sólo podría atender a pocos estudiantes.
Todo repercute en la calidad de la investigación científica. No porque no podamos investigar y desarrollar conocimientos nuevos sino por que no nos dejan. La calidad de lo poco que hay, lo demuestra.
¿Y porqué todo esto? Porque no sólo la Reforma quedó inconclusa. También la Independencia de mayo de 1810 y julio de 1816 quedó inconclusa.
Dice la Declaración de la Independencia: “Independientes de toda dominación extranjera”. Y el patrimonio nacional es entregado a personeros de distintas potencias. Se rapiña el patrimonio nacional por métodos de todo tipo. Antes y ahora. Bolsas de dinero o depósitos off shore aparecen en artículos periodísticos. El actual Presidente de la Nación, el actual Presidente del Banco Nación o encumbrados funcionarios del gobierno anterior son noticia cotidiana.
Escuchar las voces de la Reforma significa entonces discutir un proyecto de país independiente con bienestar popular. Porque hubo dos líneas en el movimiento reformista: la de los que creyeron que bastaba sólo con la reforma universitaria y la de los que creemos que esta es parte de la reforma industrial, la reforma agraria, la reforma educacional, la reforma sanitaria, la reforma laboral, etc. En suma de una revolución democrática popular, patriótica y antiimperialista que asegure nuestra independencia y los derechos del pueblo.
¿Qué desarrollo industrial hace falta? Más aún ¿qué formas debe adoptar ese desarrollo?. ¿Con grandes centros, frágiles en caso de que una Argentina independiente sea agredida, como es el pino, grande y frágil ante las tormentas?. ¿O como el césped, que se extiende y es difícil de exterminar? ¿Césped o pino? ¿Qué combinación de industria pesada con industria liviana?. Césped o pino, forma y contenido: aquí hay una buena discusión para los filósofos con preocupación nacional acerca de su relación contradictoria.
Otros dicen una combinación, como el hongo cuya parte más importante está bajo tierra y sólo aparece una parte afuera.
¿Qué técnicos para esta decisión? ¿Con qué conocimientos? ¿Qué contenido de la enseñanza? ¿Y qué presupuesto para ello?.
Como se ve es un debate de carácter educacional, pero también acerca del proyecto de país, aún de la defensa nacional: ¿cuál es más fácil de defender ante un ataque exterior?.
Es decir, no proponemos menos ciencia y tecnología. Proponemos más ciencia y tecnología.
Los centros de investigación debieran dedicarse además a producir elementos de alta necesidad estratégica.
Hace ya unos 30 años pensábamos en la integración del entonces centro de investigación de YPF estatal en Florencio Varela, con la destilería de Ensanada y la Universidad para producir ingenieros en petróleo, y donde incluso pudieran ingresar los obreros de la destilería.
¿Porque no relacionar la universidad con el Astillero de Río Santiago, con la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico para producir barcos para una recuperada flota mercante del estado y una flota petrolera de una YPF reestatizada? Un astillero que también produzca los buques de guerra que exige la defensa de nuestros mares.
Y queremos ciencia básica, ciencia aplicada y desarrollo tecnológico porque son tres partes inseparables.
Cuando hablamos de tecnología, lo hacemos con el concepto de tecnología apropiada: que debe ser científicamente válida, técnicamente eficaz y socialmente aceptable. Las dos partes primeras del concepto se comprenden. ¿Pero qué quiere decir socialmente aceptable?. Quiere decir que se debe definir si se hace lo que quieren los actuales beneficiarios de este modelo perimido o se hará lo que necesite la independencia nacional y las necesidades populares. Se debe evaluar qué tecnologías se usan para evitar aquellas novedosas pero de dudosa utilidad que encarecen los servicios aumentando la dependencia, sin beneficios para la población. De más está decir que esto no se realiza en la Argentina, donde más de una vez el concepto científico de tecnología se ha transformado en “tecnolatría” más cercana a la superstición fetichista que de la ciencia.
En suma la nueva reforma exige participar en los tres movimientos de lucha o en las tres prácticas de la teoría científica del conocimiento humano:
§         la práctica de la lucha por la independencia nacional y la soberanía popular,
§         la práctica de la lucha por la producción (al servicio de quién y para quién).
§         la práctica de la lucha por la investigación científica (también al servicio de quién y para quién).
Así surge la política científica: Ciencia y arte de hacer posible lo necesario en ciencias y tecnología. Debemos discutir esto para saber qué ciencia y tecnología necesita una Argentina independiente con  bienestar popular.
Como no se hace lo anterior, se hace política como arte de lo posible. De la cual tenemos ejemplos recientes en muchos gobernantes (los que dicen una cosa y la cambian después). Se adaptan así al bajo presupuesto. Y la Argentina dependiente (que beneficia a muchos de ellos).
En suma esto implica ir a una reforma de fondo de la educación argentina. Hacer de la universidad una caldera en ebullición de ideas. Hoy no hay respuestas innovadoras universitarias a la crisis en salud, a la crisis industrial, a la crisis energética, educacional, etc..
Hay que volver a la audacia intelectual de Harvey o al menos de Galileo. Pugnar por ser científicos, no ajustar las ideas a la moda mediática. La ciencia avanzó contra la moda, cuestionando las falsas apariencias.
Hay un organismo juzgador (CONEAU) que califica carreras y universidades. Es hora de preguntarse: ¿en base a qué proyecto de país y qué política nacional y específica evalúa? ¿Quiénes integran la CONEAU? ¿Cuáles son sus méritos?.
¡Qué todo se discuta públicamente en el demos universitario!. 
Que florezcan cien flores y cien escuelas de pensamiento, para elegir la mejor.
En suma: cátedras paralelas, más horarios, ingreso irrestricto, becas y comedor y más y mejores docentes e investigadores y más presupuesto. Y amplia discusión de todo esto.
Eso es lo que creo que hay que escuchar del pasado para ganar el futuro.
Y como aquel griego, Diógenes de Laercio, estamos buscando hombres. No preguntamos el credo o religión. No preguntamos la ideología política. Si son militares patriotas como Mosconi y Baldrich, dispuestos a morir luchando contra el enemigo, como Cabral y el Capitán Giachino, no sólo son bienvenidos, los necesitamos. 
Sólo pedimos que sientan como una bofetada en su propia mejilla las injusticias contra cualquier hombre de nuestro pueblo, y sientan como propias las ofensas a nuestra Patria, a cada nación Latinoamericana y a cada pueblo o país expoliado del mundo.
Queremos transmitirles algo que viene del Estado Mayor argentino y latinoamericano. Transportado, parafraseando a Bertold Bretch, bajo las camisas sudorosas del pueblo, una y otra vez, a través de las líneas enemigas.
 “La guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos tiene que faltar. Cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos trabajen nuestras mujeres y sino andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada.
Compañeros juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre o morir con ellas como hombres de coraje”.
General Don José de San Martín.
Esta orden sigue vigente y seguirá hasta que digamos: Misión cumplida, mi general. Hasta que sea verdad lo que dice el himno completo.....
“Se levanta a la faz de la tierra una nueva y gloriosa Nación, coronada su sien de laureles y a sus plantas rendido un león”...
Que será esta vez el león del imperialismo, de la dependencia y del establishment y la oligarquía, padres y madres de todos los golpes y usufructuarios de la sumisión nacional y el desamparo popular.