EL GRUPO K.Una “Corpo” que crece a expensas del Estado...
El modelo surcoreano practicado en Argentina para hacer crecer a un grupo que se disfraza con un “relato nacional, popular y revolucionario”
El Mangrullo Argentino
El kirchnerismo impuso su “modelo”,
al que Néstor Kirchner llamaba “de tipo coreano” (por Corea del Sur), de
asociación del Estado con un puñado de grandes grupos de capital privado; es
decir, capitales “amigos”, muchos de ellos testaferros; y “alianzas
estratégicas” en primer lugar con China, luego con Europa y con Brasil.
El kirchnerismo llegó al gobierno
con un grupo económico propio y con
los aliados con los que gobernaba Santa Cruz: petroleras, mineras, pesqueras,
turismo, juego, terratenientes laneros, etc. Usó el gobierno nacional para
fortalecer su propio grupo y para nuevas alianzas con las que se produjo un
cambio en el sector hegemónico del bloque dominante.
El grupo K trabaja con testaferros y socios. Rudi Ulloa que “ascendió”
de cadete del estudio jurídico del matrimonio K a poderoso empresario. Lázaro
Báez también “ascendió” de cadete del Banco Nación de Santa Cruz a
controlar la constructora Gotti y otras, se convirtió en empresario petrolero con
áreas en Santa Cruz, y compró 182.000 hectáreas en las que se construirán
represas gigantescas. Gerardo Ferreyra fue compañero de cárcel del
“Chino” Zannini (secretario de la Presidencia con Néstor y con Cristina Kirchner).
Ferreyra es dueño de Electroingeniería, que de taller de fabricación de
productos eléctricos, de la mano de los Kirchner, se convirtió en una de las
principales constructoras de obras públicas (asociada a Iecsa, de Franco
Macri). También Enrique Eskenazi fue
testaferro y socio, hasta que Cristina Kirchner rompió los acuerdos con Repsol
(y que luego resarció de manera abundante).
El grupo K formó un poderoso
multimedios con las compras de diarios, radios y televisoras por Gerardo
Ferreyra, Matías Garfunkel, Sergio Szpolski y Jorge Fernández (miembro de la
SIDE y “operador” K en la Justicia). Además, está asociado con Cristóbal López
en la compra del multimedios de Hadad (canal 5, radio 10, varias FM, etc.), y
con el grupo Vila-Manzano. Así, ha avanzado enormemente en el control de radios
y televisoras. “Futbol para todos” es un gran medio para la hegemonía cultural
y política. En los últimos años, utilizando los fondos del Estado para la
contratación por la Presidencia de las agencias de publicidad, el gobierno
K desplazó en importancia a las empresas privadas.
El gobierno K ha expresado y expresa,
fundamentalmente, a los monopolios petroleros a los que hizo grandes
concesiones con la llamada “ley corta”, prorrogándole por décadas algunas
concesiones y otorgándoles otras; les otorgó concesiones en la plataforma
marítima (a Pan American y a la Total), y les permitió concentrar el ciclo,
desde la extracción hasta la venta (a Petrobras y a Oil M&S). Hasta fines
del 2011 el gobierno K fue cómplice del vaciamiento de YPF permitiendo que
Repsol no invirtiera en exploración, remesara a España por encima de sus
ganancias y, a cambio, se realizó la “asociación” con Eskenazi. Luego los gastos insostenibles por la crisis
energética llevaron a la ruptura con Repsol. Creció Pan American, a la que le
prorrogaron sus concesiones en Cerro Dragón y marítimas, con un capital
integrado 60% por la British Petroleum y 40% de Bridas. Bridas está integrada:
50% del grupo ruso Bulgheroni, y 50% de la china estatal Conooc (que ingresó en
Pan American durante el gobierno kirchnerista). El 30/8/2012, el gobierno K
aprobó la compra por Bridas de la destilería de Campana y 550 estaciones de
servicio de la Esso. Sinopec, petrolera china estatal, compró las 23 áreas de
la Occidental Petroleum (yanqui), en Santa Cruz, Chubut y Mendoza.
Otro sector representado por el
gobierno K es el de la megaminería, con monopolios como Barrick Gold,
Xtrata, Anglo Gold y otros ingleses, canadienses, australianos, suizos, yanquis
y chinos. A las megamineras Menem les concedió (y el gobierno K mantuvo), por
un tratado con Chile, 100 km
a cada lado de la frontera a lo largo de los 3 mil km de la Cordillera de los
Andes. Tienen aduanas y aeropuertos propios y nadie sabe lo que se llevan.
Pagan el 3% de regalías (y si exportan por puertos del sur pagan sólo el 1%) y
tienen reservas minerales gigantescas. Hay 400 proyectos de explotación de oro
que contaminarán todos los ríos y napas que se originan en la cordillera.
Cristina Kirchner vetó la ley de protección de glaciares, y sigue sin aprobar
el mapa de las zonas periglaciares, bloqueando la aplicación de otra ley
aprobada. El gobierno de Santa Cruz está asociado en Cerro Vanguardia con la
Anglo Gold, minera sudafricana de capitales ingleses, que exporta más de 150
millones de dólares al año. Ahora los monopolios se abalanzan sobre el litio, mineral
estratégico cuyas principales reservas están en América del Sur, en Bolivia,
Chile y el noroeste argentino.
Un sector de los bancos apoya al kirchnerismo: el grupo Macro, Credicoop (que
sostiene a varios partidos que apoyan al gobierno), el grupo Eskenazi (hasta la
ruptura con Repsol), los bancos Barclays (inglés) y HSBC (chino-inglés) que
financian la exploración de petróleo en Malvinas, entre otros. Se ha
incorporado el Standard Bank, comprado por el mayor banco chino, el ICBC, que
irrumpió en la Argentina.
Desde hace años, Kirchner es apoyado
por los grandes terratenientes laneros: el monopolio italiano Benetton
(que tiene más de 900 mil hectáreas en la Argentina (la mayoría en la
Patagonia), los Menendez Behety, los Braun Menendez, entre otros.
Durante todo su gobierno los Kirchner
han trabajado con los monopolios exportadores de soja yanquis, europeos y chinos. Uno de los
mayores productores y exportadores de aceite de soja, Urquía, dueño de General
Deheza (con aduana y ferrocarril propios), ligado directamente en su momento a
la ex URSS, fue senador kirchnerista. El kirchnerismo participa en varios pooles
de soja, mediante la forma de fideicomisos. Estos permiten organizar grandes grupos inversores que
impiden competir a los pequeños grupos pueblerinos. Participa en campos de
cría de ganado a corral.
Otros monopolios beneficiados (algunos
asociados a los Kirchner) son los pesqueros. Está vivo todavía el
escándalo de los asesinatos vinculados a Conarpesa, una de las principales
financistas de las campañas electorales de Kirchner; empresa de la familia de
Jorge Antonio, vinculada también a negocios del petrolero Diego Ibáñez, de los
que aún se recuerda la exportación de cocaína en la “operación langostino”.
La fortuna de los Cirigliano nació de la mano de
Menem y dio un salto enorme por su amistad con los Kirchner: pasó de 2 a 20 líneas de micros
urbanos, 3 líneas de larga distancia y una empresa de carrocerías; se quedó con
los ferrocarriles Mitre y Sarmiento, sumó el Roca, el San Martín y Emfer. El gobierno
K les paga 1.500 millones por distribuir los decodificadores de TV. En sus
aviones viajaba el ex secretario de Transporte, Jaime. La Masacre de Once forzó
al gobierno a quitarle las concesiones ferroviarias, y lo forzó a permitir la
encarcelación de Cirigliano. Otros beneficiados por esta política son Romero y
el grupo Roggio.
Néstor Kirchner se proyectó y llegó a
la gobernación de Santa Cruz de la mano del dirigente sindical petrolero Diego
Ibánez (de estrecha relación con Jorge Antonio, Vicente Saadi y Duhalde), y con
Cristóbal López, el “especialista” en lavado de dinero del grupo. López
acumuló inversiones en el juego, medios de transporte y medios de comunicación,
y creó la petrolera Oil M&S que, de la mano de los Kirchner ganó áreas en
Santa Cruz, en otras provincias y en Brasil, y dio un salto enorme comprándole
a Petrobras la destilería de San Lorenzo y 160 estaciones de servicio. Así pasó
a tener todo el ciclo del petróleo. Es en uno de los “reyes del juego”, con
casinos en numerosas provincias, tragamonedas en el hipódromo de Palermo de la
Capital Federal (cuya concesión fue prorrogada por Néstor Kirchner hasta el año
2032), y el casino flotante del puerto de Buenos Aires.
También el gobierno K tiene una
estrecha relación con Madanes Quintanilla, familia que controla Aluar y FATE,
empresas que en su momento integraban la llamada “multinacional rusa” bajo el
mando de Gelbard y Madanes. Néstor Kirchner, le dio créditos a Aluar por más de
$ 600 millones, le construyó la línea de conexión Choele-Choel – Puerto Madryn
con la que Aluar pudo duplicar su producción de aluminio, y en el 2012 le
otorgó “créditos del Bicentenario” por $ 200 millones, al 9,9% anual, muy por
debajo de la inflación.
También está asociado, el grupo K, con
capitales que hasta el derrumbe de la URSS fueron testaferros o de empresariado
de importación de capitales rusos, tales como Eurnequián, Elztein, Mindlin,
Bulgheroni, y otros. Algunos de estos grupos, como Franco Macri que hoy
representa al Estado chino, y otros como Werthein, aunque tienen ese origen,
hoy están muy ligados a los negocios con China. La alianza de Rusia con China y
los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es parte de la
política de Putin; y en la Argentina disputa por recuperar posiciones. En la
Rusia imperialista actual hay diversas fracciones que se expresan en nuestro
país. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que “los personajes representativos de las
diversas clases no son, ni mucho menos, inmutables”.