miércoles, 24 de abril de 2013

Lázaro Báez y los orígenes del grupo K


Lázaro Báez y los orígenes del grupo K

Reproducción de un extracto del libro "El proyecto K. La nueva hegemonía y el ascenso chino", de Arnoldo Gómez, de reciente aparición, que será presentado en la Feria del Libro el 11 de mayo.

En la esquina del estudio de abogados en el que desarrollaba su actividad el matrimonio, voceaba el diario un canillita, que se incorporó como cadete para todo servicio: Fernando “Rudy” Ulloa Igor. Cuando explotó una bomba en el estudio, el cadete fue el único que permaneció fiel al estudio. Desde entonces tuvo la confianza absoluta de los K y actuó siempre a sus órdenes y también fue su mejor testaferro.
Recién salido de la cárcel por su militancia en Vanguardia Comunista en Córdoba, se radica en Río Gallegos Carlos Zannini, integrándose intensa y rápidamente al núcleo del Ateneo, tanto que se atribuye ser el fundador con Rudy Ulloa de la unidad básica “Los muchachos peronistas” en 1982. No se separarían más con Néstor y Cristina. No sólo es el único del grupo original con el que nunca hubo diferencias, sino que formó el trío de conducción máxima.
Cuando Alfonsín firmó los acuerdos petroleros de Houston formó parte de la comitiva Diego Ibáñez, clave en los acuerdos por su peso sindical en YPF y con éste, “Bombón” Mercado, un hombre de estrecha relación con Ibáñez. En un momento que se hablaba de ciertas dificultades políticas en la provincia de Santa Cruz, Mercado plantea que él tenía el candidato para intendente de Río Gallegos: su cuñado. Éste fue un apoyo clave para que Néstor Kirchner fuera elegido para ese cargo en 1987, por muy pocos votos de diferencia, desplazando al hijo de Jorge Cepernic, símbolo de la izquierda peronista. Cristóbal López establece relación formal con el grupo por el año 1996. Desde entonces, petróleo, casinos y juego se entremezclaron para su felicidad en la “rosca” K, así como están entremezclados para su desgracia en la vida de cualquier obrero petrolero.
En 1990, el último año de su intendencia, Néstor Kirchner estrecha vínculos con Lázaro Báez, empleado jerárquico del Banco Santa Cruz. Este vínculo fue clave para ganar la elección a gobernador desplazando a Arturo Puricelli, así como posteriormente para la reelección en el 95. En 1996 el Banco Santa Cruz, ya vaciado, se entrega a Eskenazi, que pasó a ser otro elemento clave de este grupo. Un tema oculto y clave en la madeja, es que desde el inicio de este proceso, llega desde Córdoba Ricardo Jaime, un agrimensor, que sin antecedentes ni méritos específicos en el tema, termina de ministro de Educación en Santa Cruz. Esto no sería extraño para la mecánica impúdica de nuestras clases dominantes, pero en 1998 vuelve a Córdoba, siendo designado por De la Sota viceministro de Educación y es Jaime quien en 1999 adjudica a favor de una pyme de 60 empleados: Electroingeniería, la construcción de 127 escuelas.
Este grupo fue la base de la “rosca” política y económica, encabezada por el trío de Néstor, Cristina y Zannini que han constituido el kirchnerismo. Con la incorporación o desafección de algunos amigos, este grupo reducido se mantuvo en el centro de las decisiones políticas y de la acumulación económica del proyecto K. Sólo últimamente ante la crisis económica europea y la expropiación de Repsol, surgió el distanciamiento con Esquenazi.
Los personajes, Lázaro Báez
Lázaro Báez nació en Corrientes en el año 1956, en el seno de una familia de origen peronista que por persecución política viaja y se radica en Santa Cruz en el año 1962. Lázaro entró como cadete al Banco Nación, pasó luego al Banco Santa Cruz, su capacidad y vinculaciones a la línea gobernante en la provincia lo ayudaron a hacer una buena y rápida carrera. Siendo joven tenía una posición relevante dentro del banco provincial. El gobernador Jaime Del Val había sucedido a Arturo Puricelli, ambos eran de la misma corriente peronista en una provincia en la que por entonces no había reelección.
Puricelli pretendía retomar el mando, pero Del Val sufrió una embolia que lo debilitó física y políticamente. En esa situación Lázaro Báez, también proveniente de este sector, se aleja sumándose a Kirchner, que transitaba el último año de su intendencia en Río Gallegos y ya se había lanzado para disputar la gobernación. En la campaña, los informes de Báez sobre el estado de cuentas del empresariado local fueron usados tanto para promesas como para presiones para lograr el apoyo de estos.
La elección era por Ley de lemas, el de Kirchner supera a Arturo Puricelli por escasos 1.000 votos. Habiendo sacado el 30,64% de votos, suma los de Puriceli ganándole así al radicalismo que obtuvo el 36,1%. Siempre ganó por un poquito.
Hay que tener en cuenta el peso que tenía en la Argentina de entonces YPF estatal y el banco provincial en una provincia como Santa Cruz, para valorar la importancia de contar con el apoyo de “Bombón” Mercado y la incorporación de un hombre como Lázaro Báez que volcaba el staff del banco provincial con la influencia de sus favores.
Vale detenerse en la relación con una empresa como Gotti S.A., la principal empresa de obras públicas en Río Gallegos en los años ochenta, para ver el modus operandi que fue adquiriendo el grupo. En 1987 Gotti S.A. tenía contrato para las obras de gas de Río Gallegos. En ese momento el hijo de Cepernic tenía problemas de caja en el manejo de la Intendencia que encabezaba. Próxima la elección de 1987, Kirchner le hace llegar a los Gotti una propuesta: “paralice las obras hasta la elección, luego cuando yo gane le daremos nuevos contratos y mejores pagos”. El negociador fue Julio De Vido, quien como arquitecto había trabajado con Gotti.
Funcionó. Se paralizaron las obras, y Cepernic quedó envuelto en una situación difícil. Una vez ganada la intendencia no se cumplieron los acuerdos. Es más, Kirchner hizo una cementera municipal y se dedicó a pavimentar la ciudad. Lo que hubiera podido ser una medida a favor de mejorar el rendimiento de las finanzas públicas municipales a favor del pueblo, en cambio fue usada para mejorar la situación de caja municipal pero sobre todo para apretar al empresario desconociendo los acuerdos a los que se vio “obligado” .
Desde la intendencia y el discurso político “popular” “los puso a parir” (como dirían años después los españoles) a los Gotti, empresa fundada en 1970, emblemática y arraigada en la ciudad. Cuando se plantea la campaña por la gobernación, Gotti estaba en medio de otro escándalo: había ganado la licitación del acueducto Río Gallegos-Río Turbio en base a un cuestionable préstamo del Banco de Santa Cruz por U$s 1.000.000 y además tenía problemas técnicos que trababan los certificados.
Aquí vienen los servicios de Lázaro Báez en la campaña por la primera gobernación. Entra a negociar con Gotti, prometiéndole respetar y cumplir el crédito pagándole los certificados que la provincia se negaba, siempre que se ganara la gobernación. Se ganó y esta vez, con la caja del banco, se cumplió. Así, puestos a parir en un momento más concesiones graciosas en otro momento, formaron parte de una política para forzar primero la asociación de los Gotti con el grupo y luego, como veremos más adelante, su absorción. Entonces podemos valorar la importancia que tenía la incorporación de Lázaro Báez al staff del grupo con su manipulación del banco provincial.