Se sacude el tablero político
El Mangrullo Argentino
La enfermedad de la
Presidente, el castigo al gobierno en las PASO, la suba de los precios y la
inseguridad agravan la inestabilidad política al filo de las elecciones.
1. La enfermedad
de la Presidente
El sorpresivo deterioro de la salud de la
Presidente introdujo una fuente de inestabilidad política, en la situación
compleja que dejó el duro castigo al gobierno en las PASO.
El ocultamiento del real estado de la salud de
Cristina Kirchner, agrava esa situación. A raíz del hematoma craneal se supo
que había recibido, dos meses antes, un golpe en la cabeza. Ese golpe se
produjo en las 24 horas siguientes a las PASO, cuando la Presidente negaba su
derrota electoral, levantando la mano de sus candidatos derrotados como
triunfadores. No se conoce la gravedad de ese hematoma; tampoco de la arritmia
cardíaca que habría sido otro motivo de su chequeo médico. Se dijo que haría
reposo por un mes, y poco después se anunció la operación del hematoma.
Ni el hematoma ni la arritmia serían cuestiones
severas. Sin embargo, la repetición de desmayos y cuadros de hipotensión, la
operación de la tiroides, y otros hechos, muestran su deterioro físico.
Deterioro que se corresponde con la sobrecarga que provoca la concentración en
sus manos de todas las decisiones del gobierno; un estilo de gestión que
difícilmente cambie.
2. El
impresentable Boudou
El vicepresidente Boudou comenzó a reemplazar a
Cristina Kirchner. Sus acciones estarán acotadas por el círculo íntimo.
Boudou es el símbolo de la corrupción K. Lo marca
el escandaloso caso de la imprenta Ciccone, con testaferros, empresas
fantasmas, uso del cargo para obtener favores de la AFIP, pagos de viajes al
extranjero a sus familiares y amigos, etc. Lo colocó en la vicepresidencia
Cristina Kirchner, en contra de las opiniones de gran parte del kirchnerismo
(incluso del propio Máximo) y del PJ. Pese a las presiones del gobierno sobre
la Justicia, ya no habría voluntad en los jueces para seguir sosteniendo la
impunidad de Boudou.
El gobierno arrastra el castigo en las calles y en
las urnas. Venía tratando de consolidar los votos de las PASO, contener la fuga
de intendentes y legisladores y las críticas de los gobernadores que se vieron
en la reunión del Consejo Nacional del PJ en Entre Ríos. Para esa operación,
venía escondiendo a La Cámpora y otros impresentables cuya lista encabeza
Boudou, que ahora será la cara pública del Poder Ejecutivo.
3. Una economía
frágil
El debilitamiento del kirchnerismo y la inestabilidad
política que provoca la enfermedad presidencial, se dan en un momento difícil
de la economía nacional.
Se aceleró la inflación. En la última semana, las
empresas subieron los precios de un cuarto de los 141.000 productos de los
supermercados. Los aumentos en cuotas de los salarios pactados en paritarias se
van rezagando frente a la inflación. Y en los más pobres crece el hambre. A la
crisis de las economías regionales se sumaron el cierre de empresas productoras
de biodiesel y las suspensiones en automotrices.
Fracasó el “blanqueo”. De enero a setiembre, las
reservas del Banco Central cayeron 8.450 millones de dólares, a lo que se
sumará, el año que viene, los 9.885 millones que el gobierno usará para pagar
deudas ilegitimas. Se agrava la crisis energética, “el mago” Galuccio recorre
el mundo negociando la entrega de Vaca Muerta.
La decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos
de no tomar el caso en el juicio contra la Argentina es un nuevo apriete de los
EE.UU., que vienen bloqueando los créditos del Banco Mundial.
4. Ajuste y
garrote
El debilitamiento político, la fragilidad económica
y la inestabilidad, achican los márgenes de maniobra del gobierno. Marcha a un
ajuste después de las elecciones: ya no puede mantener los subsidios a las
empresas de servicios y energéticas para contener la presión salarial. Las
distintas versiones de la sumisión y entrega nacional, aunque sus candidatos lo
oculten, coinciden con ese ajuste. Difieren en qué sectores de “los que la juntaron con pala”, al decir
de la Presidente, se favorecen con ese ajuste.
Y todos parten de la base de que ese ajuste
provocará conflictos sociales. Para eso están el General Milani y el Coronel Berni,
y la participación de las Fuerzas Armadas, violando la Constitución y las leyes
que lo prohíben, como en la represión en Santa Cruz.
Durante años el kirchnerismo no entregó tierras,
las acaparó con sus inmobiliarias. Más de 3.000 personas ocuparon tierras en
Río Gallegos. El intendente K, por orden del gobierno K, desalojó el predio,
con Berni, la Gendarmería, Prefectura, Marina y Ejército.
5. No a la entrega
y la indefensión nacional. No al ajuste contra el pueblo.
La inestabilidad política y la fragilidad
económica, y el ajuste que se prepara, abren la posibilidad de cambios bruscos
en la situación política. El resultado de las elecciones puede acelerar esos
cambios.
Los patriotas y luchadores populares deben impulsar
caminos para parar los ajustes antipopulares, la entrega y la indefensión
nacional producto de una política cada vez más mafiosa.