miércoles, 16 de mayo de 2018

Ante el Gran Acuerdo Nacional del presidente Macri los “Gran Acuerdo Nacional” anteriores...


RECUERDOS PARA EL PRESENTE

Ante el Gran Acuerdo Nacional del presidente Macri, los “Gran Acuerdo Nacional” anteriores...

Por Horacio Micucci

Se denominó Gran Acuerdo Nacional (GAN) a la propuesta política que dio a conocer en las primeras semanas de julio de 1971 el dictador Alejandro Agustín Lanusse (Dictadura Onganía-Levingston-Lanusse), ante el agotamiento de la llamada “Revolución Argentina” que encabezaba y en busca del acercamiento y subordinación de la dirigencia política de ese entonces.  
La propuesta despertó oposición entre los sectores más firmes de la lucha popular
Juan Domingo Perón, exiliado en España, rechazó la propuesta y organizó un frente político, el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación Nacional).
El Gran Acuerdo Nacional y todo el trabajo de Lanusse tenían como eje lograr que Perón claudicase. Lanusse partía de una caracterización de Perón que repite en su libro (Protagonista y Testigo, Buenos. Aires., 1989),  y que se graficó en aquella frase de “no le va a dar el cuero para venir”, y le puso todo tipo de trabas, siendo la última el decreto que redactó Julio Oyhanarte – Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en los períodos 1958-1962 y 1989-1991 y, en 1989 Secretario de Justicia designado por el presidente Carlos Menem, aunque radical de origen– por el cual no podían participar como candidatos en las elecciones quienes no estuviesen en el país para agosto de 1972, cuando Perón estaba en España y no podía volver por los procesos pendientes. Perón resistía; concedía un poco, forcejeaba y volvía a conceder otro poco. Empleó una expresión muy gráfica entonces para referirse a esto cuando dijo que Lanusse quería “retorcerle el cuello a la gallina y que después ponga huevos”; como diciendo: “Yo en estas condiciones no voy a acordar”. Balbín empleó una expresión similar en una convención que hizo el radicalismo en 1972; dijo: “Quieren que negociemos cuerpo a tierra”.
Posteriormente (1980) asumido Viola para encabezar la dictadura después de Videla, se intentó un nuevo Gran Acuerdo Nacional. Era una reedición del GAN (Gran Acuerdo Nacional) de Lanusse, con el frigerismo (Rogelio Frigerio, abuelo del actual Ministro), el peronismo con Isabel proscripta, y fuerzas que habían apostado a la Dictadura de Videla, (como la dirección del PC). En cuanto a la UCR, integraría este acuerdo, o una oposición moderada. El objetivo era imponerle a la UCR una dirección afín al violismo. Sectores peronistas y radicales, en tanto, trabajaban la idea de un acuerdo radical-peronista para restablecer un sistema democrático. En definitiva –decían esos sectores– Balbín y la dirección del radicalismo debían definir: si preferían ser segundones en una dictadura fascista con un mascarón pseudodemocrático, u oposición en un parlamento democrático.
Aquí también la propuesta despertó oposición entre los sectores más firmes de la lucha anti dictatorial.
Posteriormente, en 2001, el entonces presidente Fernando de la Rúa adelantó a los banqueros que su gobierno estaba "definiendo los términos de un gran acuerdo nacional que sirva de base para implementar las reformas que faltan", y les reclamó confianza en su política, en un discurso que ofreció para declarar clausurada la versión 2001 de la Reunión Anual de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA).
El presidente Macri propone un nuevo “Gran Acuerdo Nacional” para aplicar el ajuste al pueblo, continuar la entrega del patrimonio nacional, reducir salarios y jubilaciones, aplicar un nuevo acuerdo con el FMI (que asegure el pago de la deuda ilegítima y usuraria contraída antes y ahora), la flexibilización laboral, profundizar la indefensión nacional, y entrar al mundo por la puerta de servicio. Y busca cómplices sumisos para ello.
Y para los que protesten propone la constitución de nuestras Fuerzas Armadas en una Guardia Interna (la teoría de la Seguridad Interior del dictador Onganía y de la segunda dictadura: donde el enemigo está adentro y son el pueblo y los patriotas que se oponen a la entrega.
"Creemos que el marco para un gran acuerdo nacional es el Presupuesto 2019", señaló Marcos Peña después de una reunión de gabinete en la Casa Rosada.
"Allí nos tendremos que sentar todas las partes, con una enorme apertura, generosidad y responsabilidad para no mentirle más a la gente, porque no podemos seguir pensando eternamente que la culpa es de otros", agregó el jefe de Gabinete, casi en tono autocrítico.
"Esta nueva situación, ese nuevo piso de confianza, se produce por dudas que se han generado por el compromiso del conjunto de la dirigencia argentina para llegar al equilibrio fiscal", argumentó el funcionario.
Este nuevo “Gran Acuerdo Nacional” es, entonces, para consensuar recortes presupuestarios y estar a la altura de las exigencias del FMI.
Estos planes de “Grandes Acuerdos Antinacionales”, para realizarse, no dependen solo de la voluntad de los que promueven la entrega y la sumisión nacional. Dependen también del pueblo y sus protestas (a menudo no tenidas en cuenta por los ajedrecistas de la política) y de las fuerzas patrióticas y democráticas, de todas las ideologías y creencias, dispuestas a oponerse y confluir en una amplia unidad patriótico-nacional y democrático-popular.