sábado, 18 de abril de 2020

CORONAVIRUS, DENGUE Y HAMBRE: enfermedad y causas sociales. Por Horacio Micucci


CORONAVIRUS, DENGUE Y HAMBRE: enfermedad y causas sociales

Por Horacio Micucci

"la convivencia entre miseria y riqueza es una vergüenza" Papa Francisco.


Un portal de internet titula: “La otra epidemia: Argentina llega a un pico de dengue con 14 mil infectados. Con los casos sospechosos suman casi 40 mil en el período 2019-2020. Jujuy declaró la emergencia sanitaria.”

Los párrafos que siguen, más abajo, fueron escritos en el mes de mayo de 2009, en referencia al Dengue y, con variantes, reproducidos en varios medios periodísticos y científicos.
Los repetiré abajo porque, lamentablemente, siguen vigentes.
Hoy sufrimos la pandemia de COVID19, crece el Dengue, hay hambre, hay indignas condiciones de vida para el pueblo. Quien lea lo de más abajo dirá que siempre digo lo mismo. Mis hijas suelen decir que, con los años, cada vez me parezco más a Doña Cora, ese personaje de Antonio Gasalla, que cuenta una y otra vez su lesión en la cadera. ¿Será la vejez o es que nos quejamos siempre de las mismas cosas porque no se resuelven las necesidades de la Patria y del Pueblo? Necesidades que duelen, una y otra vez. Como la cadera de Doña Cora…
En Mayo de 2009 escribí:
“Una epidemia de dengue está en curso en nuestro país.”
“No nos detendremos en el agente causal de esta enfermedad, ni en su vector, el mosquito Aedes aegyptis.”
“Nos interesa particularmente aquí, analizar los determinantes sociales de esta epidemia. La cuestión no es secundaria. Es importante para saber si hay causas sociales que deben solucionarse para enfrentarla y, más aún, prevenirla. Y también para saber, si esta epidemia era evitable, porqué ocurrió.”
Lo social en el Dengue
“En la teoría de la promoción de la salud existen dos concepciones. En una se considera que el estilo de vida que cada persona adopta individualmente es condicionante de su enfermedad. Aquí el individuo es culpable de lo que le aqueja. Otra concepción sostiene que es la sociedad la que condiciona y promueve el estilo de vida individual. La primera concepción es predominante en EE.UU. La segunda en Canadá. Las diferencias de resultados sanitarios están a la vista.”
“En el dengue, conocemos el microorganismo y aún sus cepas, tenemos reactivos para diagnosticarlo, conocemos su vector, cómo se multiplica, cómo eliminarlo y hasta cómo repeler su picadura. Sabemos que es preciso descacharrar permanentemente y fumigar. Sabíamos que había dengue en países vecinos. Sin embargo, no pudimos evitar la epidemia. ¿Qué pasó?”
“Hace unos días (HM: mayo del año 2009) le hice esa pregunta a un científico que está trabajando en la lucha contra la epidemia (HM: de dengue), en el frente de batalla. Esto me contestó textualmente: `Voy a tratar de darte una opinión que es de Perogrullo: Hace más de 10 años que ocurren epidemias de dengue en los países limítrofes del norte y esta enfermedad tiene como vector a un mosquito que crece en esa mugre que te deja de molestar cuando vives en la miseria (cacharros). Los Aedes no distinguen entre la mugre boliviana o paraguaya o brasilera y la nuestra. Pero un buen plan de fumigación y un real alerta en función de lo que teníamos tan cerca, aparentemente funcionó hasta ahora. Me parece que, como es de esperar, y como ha ocurrido en otros años, se podría haber “cercado” a los primeros casos (brote), pero vinieron a descubrir, luego de haberlo usado, que el insecticida con que fumigaron había vencido aparentemente hace 4 años. Pero una cosa es real: hay epidemia de dengue y esto no se resolverá sin acciones sostenidas (léase políticas). En fin, esto es una muestra más de que hace rato que la mediocridad, los gerentes baratos y la mala intención están demasiado bien posicionados (como casi siempre) para que se proteja a la gente. ´
“Se aconseja descacharrar, pero ¿cómo descacharrar si se vive como en una Villa del sur de la Capital, al lado de un desarmadero que tiene 7000 autos? ¿Cómo poner alambre tejido contra los mosquitos en casillas cuyas medianeras, en esa villa, están hechas con restos de los mismos autos del desarmadero y cuyas puertas y ventanas a veces son precarias o no existen? ¿cómo descacharrar si se vive en una villa a la vera del Riachuelo, con la basura entre las casas precarias y el río? ¿Cómo usar mosquiteros en habitaciones precarias donde se vive hacinado? ¿Cómo usar repelente (que ya escasea y cuyo precio ha aumentado) si no se sabe si se va a tener dinero para comer? ¿Cómo sacar el basural a cielo abierto (que abunda en el interior y en el conurbano) si mucha gente tiene como única fuente de trabajo el cirujeo allí y debe elegir entre morirse de hambre o de dengue? ¿Cómo no acumular agua si no se tiene agua corriente ni cloacas? Sólo se puede aconsejar tapar los barriles con bolsas de plástico”
“Impotencia de la ciencia ante la desigualdad social. Tal vez asistamos, en el mundo, al que sea uno de los más grandes saltos científico-tecnológicos de la humanidad, pero a la vez, convivimos con la más grande desigualdad de acceso a esos avances.”
“Habría que agregar a la prevención del Dengue: casas dignas en lugares dignos con trabajo digno, agua corriente y cloacas. No basta subsistir al borde de la muerte y la enfermedad: se debe honrar la vida. Dijo Carrillo: `no puede haber medicina sin medicina social y ésta no puede existir sin una política social de Estado. ´
“Hace unos años (NR: año 1991), en épocas de la epidemia de cólera debí dar charlas de prevención, en una escuela de mi barrio, ante niños de tercer grado que veían al cólera como algo novedoso. Para explicarles que no era nuevo, sino que era conocido y prevenible se me ocurrió decirles que era como si vieran a las carabelas de Colón en el río. Novedosas pero antiguas. Luego, con esa frase se titularía un artículo mío sobre el cólera: `Carabelas sobre el Rio de la Plata.´”
Confesión
“Otra vez (HM: en 1991, epidemia de cólera) di una charla en una villa de Esteban Echeverría. Quise explicar cómo potabilizar el agua con lavandina poniendo unas gotas con un gotero. Pero muchos no sabían que cosa era un gotero. Se me ocurrió decirles que mojaran un trapito en lavandina y lo dejaran gotear sobre el agua. Pero me enteré que el barrio pedía que hubiera una canilla con agua potable en las esquinas donde se cruzaran dos calles. No tenían agua.”
“Una de las asistentes era una joven madre junto a su bebita con claros signos de deshidratación por diarrea y desnutrición. La mujer sabía cómo hidratarla oralmente con cucharaditas de agua. Pero no había agua potable. Nuevamente: impotencia de la ciencia ante la miseria y la desigualdad social.”
“Esa noche no pude cenar. Tampoco dormir.”
“Resonaban en mis oídos las palabras de Ramón Carrillo: `¿Cómo puede enorgullecerse la medicina de aplicar sus técnicas cada vez más perfectas para resolver situaciones individuales, si por cada caso que resuelve tiene infinidad de problemas colectivos de salud que nunca podrán ser resueltos por iniciativa del médico?´
“Si Dios existe, en su infinita misericordia, tal vez perdone a los culpables de esta miseria, a los que lucran con ella, a los que la ocultaron y ocultan por intereses mezquinos, a los indiferentes que viven en sus palacios de cristal copiados de paraísos inexistentes del “primer mundo desarrollado”.
“Yo no los pude ni los puedo perdonar. Debo confesarlo.”
Esto fue escrito en Mayo de 2009.
Hoy nos azota, además del dengue, una pandemia que también, en sus orígenes, tiene algunas causales sociales a las que nos hemos referido reiteradamente.
Su expansión también tiene causas políticas y económicas: los ajustes a los sistemas de salud pública, entre otras.
Nos enteramos por la prensa, en el día de hoy, del papel de Techint, en la expansión de la enfermedad en Bérgamo (Italia) por la presión de ese grupo económico para que no se impusieran medidas de aislamiento que obstruyeran sus negocios. Es más, como el holding tiene intereses en la medicina privada, se opuso a que ese sector fuera controlado por el Estado italiano, en la emergencia. Y el grupo obtuvo ganancias en la expansión de la pandemia en Italia, a través del sector de medicina prepaga que controla.
Igual que acá. Ese grupo y otros como él, se opusieron a que la medicina privada fuera integrada a la medicina pública bajo una sola conducción, como ocurre en toda emergencia de magnitud. Y, por supuesto, se opone ferozmente al impuesto de emergencia a las grandes fortunas que comienza en 1% sobre patrimonios superiores a 10.000 millones de pesos.
Se entiende. Se calcula que la fortuna de Techint y su grupo controlante es de 8.000 millones de dólares.
Estamos viendo ahora cómo repercutirá la pandemia en una sociedad mundial y nacional azotada por la desigualdad. Qué consecuencia tendrá en los siempre postergados. En los humillados y vilipendiados de América Latina, los sin tierra, los sin techo, los sin trabajo, los sin pan, los sin salud, los sin educación. Los sin derechos. Los sin agua potable.
En Argentina se juntan la Pandemia, el Dengue, el hambre y las indignas condiciones de vida. Tuvimos, después de 22 años el primer muerto por Sarampión. El gobierno anterior se había olvidado de vacunar.
En esta guerra con múltiples enemigos es imprescindible la conformación de Comités Locales oficiales, con participación de los miles de Voluntarios Populares, que saben de las necesidades de cada lugar. Debemos enfrentar a la vez al coronavirus y al dengue. Y al hambre y la miseria.
El aislamiento sanitario hasta ahora va dando frutos. El médico sanitarista Esteban Lifschitz, investigador del Instituto de Medicina para la Seguridad Social y Evaluación tecnológica (IMSSET) de la UBA y Director de la Carrera de Médico Especialista en Evaluación de Tecnologías Sanitarias, sostiene que "El impacto de la cuarentena fue muy positivo. Simulé varias veces cómo hubiera sido la progresión con duplicación de muertos a razón de cuatro días -que era el escenario más benévolo antes de la cuarentena- e íbamos a llegar a mediados de mayo con 87 mil muertos y la verdad es que el impacto de la cuarentena fue notable. No solo porque la duplicación de casos está cada vez más espaciada -que hoy está entre 6 y 7 días- vamos a tener menos muertos, sino porque por no tener tantos casos, no se vienen requiriendo tantas camas de terapia intensiva. Son 8.444 las camas de terapia que tenemos en Argentina y estimé que el 50% pueden estar disponibles para coronavirus -en parte por la decisión de liberar camas- y esas 4.222 camas se hubieran ocupado aproximada entre el 25 y el 26 de abril sin la cuarentena. Por supuesto que todo análisis contrafactual está sujeto a supuestos porque precisamente se trata de analizar lo que hubiera pasado si..., no lo que pasó".
Pero para triunfar hacen falta una activa acción popular y fondos, que deberán provenir de quienes se enriquecieron estos años, como los bancos que, curiosamente, siguen ganando.
Y también decisión y rapidez para que lo necesario llegue adonde hace falta.
Y si los acreedores de la usura internacional, los timberos de las finanzas y las grandes fortunas se enojan, mala suerte para ellos.

martes, 14 de abril de 2020

ECONOMÍA VERSUS LUCHA CONTRA LA PANDEMIA. Por Horacio Micucci


ECONOMÍA VERSUS LUCHA CONTRA LA PANDEMIA

O, no importa quién se muera si se salvan los bolsillos de los que se enriquecieron…

Por Horacio Micucci

Desde distintos ángulos se está atacando la lucha contra la Pandemia.
Este ataque se hace con distintos argumentos, adaptados a las características de distintos sectores sociales. Se dividen a estos últimos según sus preocupaciones dominantes y se varía la argumentación, acomodándola según a quién se dirija.
Es esa metodología de los focus groups, tan del gusto del gobierno anterior.
Un Focus Group, tal como se lo denomina en inglés, o Grupo Focal, como se lo llama en el idioma castellano, es un tipo de técnica de estudio empleada en las ciencias sociales y en trabajos comerciales que permite conocer y estudiar las opiniones y actitudes de un público determinado. Así se adapta el mensaje de “marketing” a las características de cada sector. Y se exaltan los peores y mas insolidarios sentimientos. Se promueve lo peor de cada uno.
Es la metodología que pone de manifiesto el documental sobre la empresa Cambridge Analytica. El 17 de marzo de 2018, The New York Times, The Guardian y The Observer denunciaron que la empresa estaba explotando la información personal de los usuarios de Facebook, adquirida por un investigador externo que afirmaba estar haciéndolo para fines académicos.​ La consultora está acusada de haber obtenido la información de millones de usuarios, atentando contra las políticas de uso de la red social y de haber utilizado esos datos para crear anuncios políticos durante las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.​ The Guardian informó además que Facebook había tenido conocimiento de esta violación de seguridad durante dos años, pero no hizo nada para proteger a sus usuarios.​ En 2015, la empresa se reveló como la compañía de análisis de datos que trabajó para la campaña presidencial de Ted Cruz, en EEUU. En 2016, tras el fracaso de la candidatura de Cruz, trabajó para la campaña presidencial de Donald Trump. El Parlamento británico dio cuenta, gracias a sus investigaciones, que ex empleados de la compañía, revelaron que la empresa había trabajado con el PRO y Mauricio Macri en 2015.
El objetivo del nuevo embate contra la lucha para vencer la Pandemia es sostener las concepciones políticas y económicas que han fracasado varias veces en el mundo y en la Argentina, y evitar toda modificación que afecte los intereses que se han enriquecido con esas políticas en el último gobierno y en otros anteriores.
Como la lucha contra la Pandemia exige fondos para favorecer a los sectores en más riesgo y, particularmente, a la gran masa de sectores populares empobrecidos, su principal preocupación es el surgimiento de una economía que los favorezca y que ni siquiera limite en un poco las ganancias de los que se enriquecieron en los últimos años.
Y entonces, economistas, comunicadores y políticos que defendieron como única salida los ajustes, la entrega del patrimonio nacional y la sumisión y la indefensión argentina (y también algunos nuevos) vociferan en todas partes creando la falsa oposición “economía versus lucha contra la Pandemia”. 
El ex presidente MACRI, en reuniones de su partido, manifiesta que no hay que olvidarse de la economía. Nada dicen de que puede haber otra economía al servicio de la emergencia y que abra un camino distinto hacia la independencia argentina y a la satisfacción de las necesidades del pueblo. La economía posible, sostienen, es única y es, casualmente, la que aplicaron ellos. El economista Melconián dice que todo intento de tocar intereses es “para la tribuna” y que luego habrá que volver a la “Economía” que identifica con “SU” economía.
Cuando se intentó establecer bajo una única conducción pública a la medicina privada, encontraron un nuevo focus group para atacar a la lucha contra la pandemia.
Algunos “periodistas”, se dirigieron a aquellos que, equivocadamente, creen que ante la Pandemia se podrán salvar solos porque tienen una prepaga. Son los que no saben u olvidan que en ocasión de la Gripe A, en 2009, el sistema de prepagas colapsó antes que el Público. Y que una Pandemia como el coronavirus afecta a miles y miles y que no se puede salvar nadie con un mecanismo insolidario. Todo lo contrario. 
Leuco dirá, entonces, en su programa de radio: “¿Es que aquellos que pagamos una prepaga seremos nivelados hacia abajo?”.
Novaresio, ocultando dificultosamente su temor al virus, dirá que someter al sistema privado de salud a la conducción unificada del gobierno nacional atenta contra la propiedad. También pondrán el grito en el cielo Jonatan Viale y el inefable Feinman.
Claro que países nada socialistas como España han subordinado la medicina privada a la conducción gubernamental y tomaron control de las empresas claves de insumos básicos. E Irlanda fue más allá: nacionalizó la medicina privada. Hasta Trump tomó el control de 3M, la empresa productora de barbijos, y de las empresas que fabrican respiradores.
Y es lógico ¿o esperan que cada clínica privada ceda algunas camas para reservar la mayoría de ellas a aquellos que las puedan pagar mejor y hacer un negocio de buitres, en la desgracia?
Cuando se presentó el proyecto de los diputados nacionales Juan Carlos Alderete y Verónica Caliva para gravar con un impuesto de emergencia a fortunas y patrimonios de 10.000 millones de pesos para arriba, en Animales Sueltos oscilaron entre criticarlo por aumentar la presión impositiva y decir que era para la tribuna y que era poco lo que se iba a resolver desde allí.
Ocultaron que el 1% de un patrimonio de 10.000 millones de pesos son 100 millones de pesos. Nada para esas fortunas. Pero nada dijeron o dicen sobre el impuesto al trabajo o a las jubilaciones.
El economista Espert mezcla ese impuesto a las grandes fortunas con los impuestos al pequeño y mediano productor para hacer creer que es contra ellos. También aplica la técnica de los focus groups.
Ante el posible achatamiento de la curva de infección, sin decir que es fruto del aislamiento sanitario y ocultando que el peligro sigue estando, el economista Tetaz, en el programa de Lanata, se dirige a los sectores que más sufren las consecuencias, y ya propone flexibilizar la lucha, para ocuparse de la economía, "SU" economía. Él también usa la técnica de los focus groups. Y quiere hacer olvidar que fue clave la solidaridad, el protagonismo y la organización popular para llegar hasta acá. Y que todo el esfuerzo se puede perder.
Y aparece también un nuevo focus group, el de los que les preocupa que esta lucha contra la pandemia afecte libertades individuales. O el “libre albedrío”. A primera vista se apela al más crudo individualismo: “siempre, siempre, primero yo”.
Uno podría preguntar: ¿si alguien es un infectado sin síntomas (como probablemente sean la mayoría), tiene derecho a salir a contagiar a otros y poner en peligro sus vidas? Es una variante de aquel argumento que oponía la libertad de circular a los reclamos de quienes protestaban por su hambre, por su desocupación, por su miseria. Argumento que llevó al paroxismo el odio a los pobres (casi racista) impulsando, por medio de trolls, frases como “hay que tirarles querosene desde un helicóptero y arrojarles un fósforo” en un país que sabe de represión y que sabe también de una Plaza de Mayo bombardeada en 1956.
Argumento parecido usó un dirigente radical cordobés cuando dijo que desea que el coronavirus “haga una limpieza étnica” y que la pandemia “se quede en La Matanza” para causar la muerte de “5 ó 6 millones de negros”.
El debate sobre la libertad y el libre albedrío es de vieja data en filosofía. Están los que contraponen habitualmente la libertad y la necesidad como conceptos que se excluyen mutuamente, afirmando algunos que la voluntad es absolutamente libre, es decir, que no está condicionada por nada. Otros creen que no hay libre albedrío, que sólo existe la necesidad absoluta. Un pensamiento científico se opone a este planteamiento anticientífico del problema y lo resuelve de una manera distinta: la libertad consiste no en una independencia imaginaria respecto de las leyes de la Naturaleza y de lo social, sino en el conocimiento de dichas leyes, en la posibilidad de dominarlas y utilizarlas para la actividad práctica. Tanto las leyes naturales como las sociales.
Mientras no conocemos las leyes científicas que rigen los fenómenos naturales y sociales, estas leyes, al existir y actuar al margen de nuestro conocimiento, nos convierten en esclavos de la “ciega necesidad”. Una vez conocidas estas leyes que actúan independientemente de nuestra voluntad y de nuestra conciencia, nos hacemos progresivamente realmente libres.
Las ciencias de la Epidemiología y la Infectología nos indican como actuar ante una pandemia. Los países que subestimaron estas leyes, dando preeminencia a intereses económicos mezquinos, han sufrido centenares de miles de afectados, muchos de los cuales perdieron la vida. ¿Y el libre albedrío y las libertades individuales de ellos?
En suma, hemos visto muchos argumentos que los defensores de la “Economía”, fracasada varias veces en el país y en el mundo, están usando. Inclusive, como broche final, viralizaron un video golpista dirigido a sectores militares. ¿La consigna? La que usaron los que vinieron a destruir las chimeneas, parafraseando a la Sra. de Perón, cuando califico así a los golpistas del 76 que también traían "SU" economía, la de Martínez de Hoz.
Mientras los pobres de ideas y ricos en fortunas obscenas se dedican a lo que se relata más arriba, el pueblo se va poniendo de pie.
Miles de voluntarios actúan en conjunto con los organismos gubernamentales. Corren riesgo ellos y los trabajadores de la salud. Están en el frente.
En fábricas como el Astillero de Rio Santiago, sus sindicatos y cuerpos de delegados organizan la colaboración.
Se constituyen Comités Locales oficiales para organizar esta batalla nacional.
La Universidad Nacional y los organismos de Ciencia y Técnica buscan producir acá lo que falta, como los respiradores. Y demuestran que tenemos capacidades en esas argentinas y argentinos en los que reside la verdadera NACIÓN, parafraseando a Ramón Carillo. Las Fuerzas Armadas llevan alimentos y Fabricaciones Militares colabora en el desarrollo de prototipos
Están preocupados los que defienden la vieja economía que ya estaba en crisis, en el país y en el mundo, antes del coronavirus. El Coronavirus fue el detonante de la crisis, no el que la produjo. Ya Madame Lagarde había anunciado la crisis hace tiempo.
Están preocupados los partidarios de la economía fracasada. Porque hay otra economía posible. La que haga pagar esta crisis a los que se enriquecieron durante estos años.
La que imponga un impuesto de emergencia a las grandes fortunas. Para poder paliar con ese dinero los dolores del pueblo. La que no pague una deuda externa ilegítima, usuraria y fraudulenta.
La que centralice las actividades sanitarias subordinando a la medicina propaga.
La que termine con la timba financiera y el boicot de los bancos que se siguen enriqueciendo y que no prestan a bajos intereses a las PYMES y empresas nacionales.
La que nacionalice los depósitos bancarios como en el Primer Plan Quinquenal del General Perón.
La que dé la tierra al que la trabaja, favoreciendo el acceso a la tierra para un millón de chacras mixtas y para vivir.
La que ponga coto al enriquecimiento de los monopolios de exportación como ocurrió con el IAPI del primer gobierno de Perón.
La que termine con los bajos precios para los productores el campo y los altos precios para el consumidor. La de un Estado que les compre los alimentos a los productores para distribuirlos entre los más necesitados. 

La que congele los bienes del imperialismo colonialista inglés que usurpa nuestras MALVINAS.
La que vaya camino hacia una Argentina Agroindustrial, Científica y Tecnológica Independiente de toda dominación extranjera, como dice el Acta de nuestra Independencia