jueves, 13 de enero de 2022

Los nuevos protocolos de aislamiento. 13 de enero de 2022 Por Horacio Micucci

 Los nuevos protocolos de aislamiento.

13 de enero de 2022

Por Horacio Micucci

·        Doctor de la Universidad de Buenos Aires. Área Farmacia y Bioquímica – UBA

·        Magíster en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud – Universidad Nacional de Lanús.

·        Licenciado en Ciencias Bioquímicas (orientación Bioquímica Clínica) – Universidad Nacional de La Plata.     

·        Farmacéutico y Licenciado en Ciencias Farmacéuticas – Universidad Nacional de La Plata.

 

Investigador y docente. Experticia en Sistemas de Información en Salud para integrarlos a los Sistemas Nacionales de Vigilancia en Salud y en Bioseguridad, Biocustodia, Gestión y Transporte de materiales biológicos infecciosos clase 6.2, Bioseguridad extendida a protección ambiental, interregional y de fronteras. Análisis y Gestión del Riesgo Biológico y Químico.

 

Hace unos días se establecieron nuevas pautas en los protocolos, acordados en el Consejo Federal de Salud y adoptados, con variantes, en cada provincia.

Las medidas anunciadas generaron una cierta confusión en la población, y muchas personas interpretaron su significado de distintas maneras. Algunos consideraron esto como una muestra del comienzo del fin de la pandemia, otros encontraron justificativos para desechar los elementos de protección, otros siguen sin entender bien lo que pasa ni qué hacer. Conviene partir de la realidad concreta y aclarar algunos puntos.

Algunos puntos de partida.

a) quién estas líneas escribe trata de fundarse en conceptos científicos, a partir de los datos de la realidad concreta, y desde allí definir propuestas sobre el camino a seguir. No lo hace desde la imparcialidad (que de una u otra manera no existe) sino desde pensar en qué medidas ayudan más para luchar contra esta pandemia porque, al final de cuentas, como siempre, los más perjudicados son los más carenciados económica, social y sanitariamente. No lo hace desde defender relatos (que en definitiva no analizan la lo que pasa, sino que sólo consideran aquello que justifica sus hipótesis previamente establecidas) sino intentando basarse en los datos concretos para sacar conclusiones (la verdad es revolucionaria). Por lo tanto, reafirma que estuvo y sigue estando en contra de quienes tildaron de autoritarismo e infectadura toda medida contra la pandemia oponiendo libertad individual a solidaridad social. De quienes dijeron (y escribieron) que las vacunas envenenaban o causaban infinidad de males, de quienes quemaron barbijos o negaron y niegan la misma existencia de la pandemia. Muchos lo hicieron por ignorancia, pero hubo (y hay) quienes lo hicieron con el secreto fin de defender intereses de una economía de ajuste y entrega que los benefició y los continúa beneficiando. Estos últimos fueron las figuras más importantes de esa campaña, que usó fundamentos casi de la Inquisición del medioevo.

b) Sigo reafirmando que una pandemia es un hecho grave, tan grave como una guerra mundial. La historia y las cifras me avalan: por ejemplo, la epidemia de gripe española de 1918-1919 produjo 50 millones de muertos, el doble de los que dejó la Primera Guerra Mundial, que recién terminaba (22 millones de muertos). En Argentina, el 16 de octubre de 1918, en pleno primer pico de esa epidemia, el diario La Nación titulaba: “No preocuparse, la gripe es benigna”. Más de cien años después el presidente de Brasil y el ex presidente argentino Macri, decían lo mismo. El Primer ministro inglés Boris Johnson y Donald Trump sostenían posiciones similares. En el fondo estaba la defensa de una economía de ajuste para el pueblo y de entrega del patrimonio de nuestras patrias oprimidas. Ocultaban y ocultan que no se trata de “equilibrar” economía con lucha contra la pandemia. Se trata de buscar otra economía, distinta, que ayude a luchar contra la pandemia (como el Primer Plan Quinquenal de Perón en 1946 o la que propone Francisco). Desde ya, en beneficio del pueblo. Y digo pueblo y no gente. Pueblo es un concepto científico, gente no lo es. Gente es un amontonamiento de personas, pueblo es el conjunto de clases y sectores sociales perjudicados por este sistema, sean conscientes o no de ello, más allá de a quien voten. Incluye a trabajadores, en blanco y en negro, desocupados, jubilados, etc. Pero también a verdaderos productores del campo (mayoritarios frente a los grandes latifundistas que viven de la renta que luego incorporan a la timba financiera de los bancos y cuevas de las finanzas). Ese pueblo incluye a la mayoría de los profesionales, intelectuales, pequeños comerciantes de la ciudad y el campo, docentes, estudiantes, PYMES y empresarios verdaderamente nacionales (no a los que viven de la dependencia argentina), etc.

c) Vamos a hablar de posibilidad y probabilidad de que un hecho ocurra. Muchos hechos son posibles, pero no igualmente probables. El pensamiento binario de Blanco o Negro, no sirve en estos casos de la epidemiología. La relación entre un microorganismo patógeno y la persona que se puede contagiar no es binaria, de blanco o negro, estática. La relación entre ambos es de unidad de contrarios, dialéctica. Por un lado, está la capacidad de contagio o difusión mayor o menor del virus y su capacidad de causar daños mayores o menores y muerte. Y por otro lado está la capacidad de defenderse del potencial contagiado, siempre en el marco de las condiciones sociales en las que transita su vida (ya que no es lo mismo quien vive barrios cerrados o en una quinta en Punta del Este que el que lo hace en Villa Itatí). Esta capacidad de defensa será menor en los inmunodeprimidos, en los desnutridos, en los más ancianos o en los que tengan otras patologías o condiciones. Y debe recordarse que muchas personas (en un alto porcentaje) no saben que son, por ejemplo, diabéticos, hipertensos o con problemas pulmonares (muchos son fumadores crónicos que ignoran sus problemas respiratorios), etc.  De la lucha de contrarios entre ambos (microorganismo y potencial contagiado), considerando todos los factores, surgirán los resultados.

Dijo el Ministro Kreplak:

“por cada persona fallecida que estaba vacunada murieron cuatro no vacunadas”

y aseguró que

“la persona que se vacuna tiene 36 veces menos posibilidades de morir que la no vacunada”.

Fuentes:

INFOCIELO. https://infocielo.com/coronavirus/cuatro-de-cinco-muertes-coronavirus-no-vacunados-dijo-nicolas-kreplak-salud

MULTIMEDIOS DIGITAL. https://multimediodigital.com/2022/01/12/4-de-cada-5-muertes-por-coronavirus-son-en-no-vacunados-afirmo-nicolas-kreplak/  

Decir que el Ómicron es menos letal (muertos entre los contagiados) no significa decir que no habrá muertos. Decir que la vacuna es un excelente medio para evitar casos graves no significa que no pueda haber algunos casos graves e incluso muertes aún entre los vacunados.

Las cifras que da el Ministro lo indican: de cada cinco internados fallecidos, cuatro no estaban vacunados o lo estaban de manera incompleta, y sólo uno estaba vacunado completo. Esto demuestra la efectividad de las vacunas que hace que los no vacunados o vacunados incompletos sean (hasta ahora) un 80% de los muertos por Covid, en época del Ómicron.

Pero también demuestra que el vacunado que se enferma (unido a la añosidad y las comorbilidades) tiene, todavía, el 20% restante de las probabilidades de morirse.

Esto nos indica que debemos vacunarnos en un 100%. Y antes del otoño. Aquellos que criticaban con saña el nivel de vacunación argentino, no se autocritican hoy. Nuestro nivel de vacunación es alto y ejemplar. Pero ello ocurrió por una inmensa participación de voluntarios y un sacrificio sin par del personal de salud. Esa participación debe incentivarse hoy, si queremos llegar al 100% de vacunados a la brevedad.

Pero no basta con las vacunas. Deben continuarse practicando las medidas de protección: barbijos (de invalorable utilidad), distancia adecuada, evitar aglomeraciones, ambientes ventilados, etc. Lo contrario de lo que se ha visto en las playas y en fiestas. Pero, justo es decir, que muchas de esas aglomeraciones no fueron espontáneas. Algunos boliches llevaban altoparlantes con música a las playas (lo que está prohibido) y en determinado momento incitaban a concurrir a lugares con hacinamiento y poca ventilación.

d) A mi juicio, hay en la epidemiología dos grandes corrientes:  la que procura que una enfermedad infecciosa sea erradicada y toma medidas para ello y la que se propone llevar la enfermedad a niveles aceptables, gobernables (el equivalente en biología a la gobernabilidad que buscan los que avanzan en ajustes mientras que el pueblo los pueda aceptar o soportar sin protestas).  Es la política sanitaria como arte de lo posible y no de hacer posible lo necesario. Con la viruela, hoy erradicada, se procedió según la primera concepción. Ramón Carrillo, se propuso (y lo logró) erradicar el paludismo, no sólo llevarlo a niveles aceptables.

Con respecto a esta pandemia es necesario proponerse erradicarla. Puede ocurrir que no se logre, pero se intentará eso y, en el camino, se avanzará en disminuir el daño. (1)

Alemania efectuó un cierre de 15 días y retrocedió el COVID. España propone medidas de atenuación. Habla del paso de la pandemia a la endemia. Y a la peligrosidad de una gripe común ¿es cierto eso?

¿Pandemia o endemia?

Una pandemia (del griego pan, "todo", y demos, ‘pueblo’, expresión que significa ‘todo el pueblo’)​ es una epidemia que se ha extendido por varios países, continentes o todo el mundo y que, generalmente, afecta a un gran número de personas. Ya sabemos lo que es por experiencia directa. (2)

Según la OMS, está indicado el uso del término endemia cuando alguna enfermedad se mantiene por mucho tiempo en una población o en una zona geográfica determinada. En ese caso, generalmente la enfermedad se mantiene estable en el tiempo o varía según las estaciones. (3)

Pero es equivocado igualar endemia a enfermedad no grave de mucha menor peligrosidad. El Chagas es la mayor endemia argentina. Pero no es por ello intrascendente. Que no se hable mucho de él no significa que no sea nada. En todo caso es una enfermedad silenciada. Lo mismo podemos decir en otros casos. Es un error creer que decir que la COVID se transforme en endémica equivale a decir que será un simple resfriado común.

De la exposición de los nuevos protocolos, muchos han sacado la conclusión que la COVID no es grave ya. Tal vez por un error de concepto o un error comunicacional de las autoridades.

Debe quedar claro que todavía estamos frente a una pandemia. Hay una enorme cantidad de contagiados en el mundo y en nuestro país, hay internados y muertos (aunque hasta ahora menos que en picos anteriores). Y no está absolutamente definido cómo se comportará en el futuro la variante Ómicron. Y peor aún, el aumento de contagios pronostica la probabilidad importante del surgimiento de nuevas variantes, que tal vez sean más agresivas. O no. No lo sabemos. Es bueno repetir lo siguiente: la multiplicación del virus en poblaciones desprotegidas, desnutridas, hacinadas, puede dar origen a variantes peligrosas. Es cierto que también pueden surgir variantes menos peligrosas, pero un estadista o un gestor serio debe tener hipótesis de conflicto ante distintas posibilidades. Y es obvio, las hipótesis de conflicto son para situaciones de gravedad no para situaciones donde no hay conflictos. Para una situación de libre acceso a alimentos todos estamos preparados, pero el conflicto ante el cual hay que prepararse es qué hacer ante la falta de alimentos.

A menudo se intenta explicar en lenguaje accesible el surgimiento de variantes del coronavirus, y se habla, con liviandad, de un “virus inteligente”. Las variantes no surgen por la inteligencia del virus, que no es “inteligente”. El virus puede asimilarse a una máquina de producción en serie. Muchas copias de él serán correctas (para el virus) pero algunas serán copias erróneas. Muchas de estas copias erróneas serán malas para el virus y no podrán difundirse. Pero algunas tendrán mutaciones que las harán más contagiosas e incluso más mortales.

Si el virus accede a poblaciones afectadas por la desnutrición, que las hace débiles, o que viven hacinadas, amontonadas (lo que facilita el contagio), aumentarán los casos, y las probabilidades del surgimiento de variantes contagiosas o letales se verá aumentada también. Pueden surgir variantes en África, o en Haití, con muy bajo nivel de vacunación. Pero también entre nosotros. ¿O hay que recordar que en Argentina hay pobreza, con hacinamiento, desnutrición, miseria, etc.? Más aún, en Francia hay una nueva variante en estudio. Hay una variante en Chipre llamada Deltamicrón, aparentemente combinación de Delta y Ómicron. En Francia, la variante B.1.640.2 fue hallada en un viajero que regresaba de Camerún y tiene más mutaciones que Ómicron.

Pensar que un país, sólo y por su cuenta, puede decidir que acabó el peligro es no entender nada de salud colectiva y medicina social. Además, se registró en Israel el primer caso de "flurona": gripe y coronavirus simultáneamente. En el otoño, nosotros podemos tener comorbilidad entre COVID y las enfermedades respiratorias. Y nadie puede predecir la gravedad de esos casos.

Es apresurado “tirar buenas ondas”. Y disminuir las medidas contra la pandemia. El final todavía es abierto. Y sobre todo no ha llegado aún. Aparentemente se seguirá el modelo de España. Pero allí hay un gran debate.

El debate español

Escribía el diario El País de España el 10 de enero:

“La relación de los humanos con el coronavirus está en continuo cambio. Los protocolos cada vez son más laxos y las restricciones también, a medida que más personas han tenido contacto con él y que las vacunas han protegido a la mayoría de la población de padecer una enfermedad grave. El siguiente paso será comenzar a tratar la covid de una forma más similar a lo que se hace con la gripe: sin contar cada caso, sin hacer pruebas ante el menor síntoma. Observarla como una enfermedad respiratoria más. Las autoridades sanitarias españolas llevan meses trabajando en esta transición y ultiman un plan para abandonar paulatinamente la vigilancia universal de la covid y pasar a una que se denomina “centinela”.”

Parece demasiado apresurado. Reproduce La Nación:

“La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) ha publicado un largo editorial este fin de semana titulado Hacia el fin de la excepcionalidad, en el que aboga por volver ya a la “vieja normalidad”, dejar de contar cada caso de Covid y tratar la enfermedad como se hace, por ejemplo, con la gripe. Esa transición es, sin embargo, demasiado prematura para otras voces consultadas: desde epidemiólogos hasta otras sociedades de médicos de familia.”

En efecto, otras dos sociedades científicas españolas se oponen a estas medidas. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) se manifestó en contra de esta idea. “Todavía tenemos una gran incertidumbre y un virus que está evolucionando con bastante rapidez, imponiendo nuevos desafíos. Ciertamente no estamos en el punto en el que podamos llamarlo endémico”, dijo la directora de emergencias del organismo para Europa, Catherine Smallwood, en una rueda de prensa.

No es bueno desarmar las defensas del pueblo. No es bueno decir que un bombardeo es un chaparrón. No es bueno, entonces, ofrecer paraguas donde habría que ofrecer refugios, comida, etc. En suma, hace falta otra economía para ayudar en esta grave emergencia social y sanitaria.

Los Sistemas de Información para la Salud

Los que apoyan las nuevas medidas en España dicen:

“Dejemos de visitar y testar a personas sanas con síntomas menores, dejemos de rastrear y testar a sus contactos, abandonemos los aislamientos y las cuarentenas.”

En cambio, las otras dos grandes sociedades de médicos de familia, la SEMG y la Semergen, creen que es pronto para cambiar de escenario. “No nos gusta el tono”, asegura Vicente Martín Sánchez, de la Junta Directiva Nacional de Semergen. “Son muy entusiastas y muy optimistas, pero todavía no hay información para ser tan optimistas y tan entusiastas. No hay certeza de que la variante ómicron sea menos virulenta; lo que hay es más gente vacunada. El número de muertos es alto y es previsible que en próximas semanas siga subiendo”, añade. (Fuente: diario La Nación).

Y SEMG, otra organización médica, dice: “No podemos banalizar la pandemia. Estamos en una situación de crecimiento exponencial que sobrecarga la atención primaria y cualquier decisión que cambie el criterio que se sigue tiene que basarse en evidencias científicas. Nos crea una gran incertidumbre que el grandísimo número de afectados pueda convertirse en Covid persistente con el tiempo”.

Pero, además, España se propone dejar de llevar registros estadísticos y basarse en un método llamado “centinela” que consiste simplemente en un muestreo de distintos lugares seleccionados para tener idea de como varía la enfermedad. Es lícito usar este método si no hay forma de ser más precisos, pero debe recordarse que la OMS, entre los objetivos del milenio, propuso el desarrollo de Sistemas de Información para la Salud (SIS). Porque los que hay son insuficientes, en todo el mundo. Baste recordar que el epidemiólogo estrella de EEUU, Anthony Fauci, ha dicho que en EEUU había más subestimación de datos que lo que el mismo creía. Y no es cosa sólo para países ricos. Las deficiencias o la inexistencia de Sistemas de Información en Salud es una problemática internacional, pero la información es más necesaria en los países pobres. No es porque los países sean pobres que no puedan disponer de buena información. Es porque son pobres que no pueden darse el lujo de prescindir de ella.” (Red de la Métrica de Salud Boletín Epidemiológico / OPS, Vol. 26, No. 2. Junio 2005). Si abandonamos los registros diarios, en nuestro caso, ya no existirían los informes cotidianos que nos permitan seguir el proceso. Podría pasar como con el Chagas y el HIV: existen, pero se ha naturalizado su presencia.

La información detallada es una necesidad (4). Ni siquiera sabemos con exactitud cuántos chagásicos hay en Argentina. No es momento de muestreos aleatorios en sitios “centinela”, de dejar de contar caso por caso. Lo que está claro es que debe disponerse de personal para información y procesamiento de datos. Se trata entonces de contratarlo, pagar sueldos a adecuados a personal capacitado. Se nos dirá que no hay dinero. No se puede comer la gallina y pretender que después ponga huevos, dice el dicho popular. No ser puede pagar deudas a la usura internacional y que sobre plata para el pueblo. No se puede volver a la vieja economía (la vieja normalidad) dónde unos pocos se quedan con todo y la mayoría con nada y favorecer, a la vez, al pueblo. Por eso se dice que la deuda es con el pueblo.

¿Qué pasó en el medio?

¿Qué pasó entre las cifras de contagiados subiendo de 90.000 casos a 130.000 casos diarios y las nuevas medidas de aflojamiento de los aislamientos?

Pasó que la Unión Industrial Argentina (que nuclea a los más grandes monopolios del país) dijo que tenía un 25% de ausentes al trabajo, por los aislamientos. Cómo era mucho, la UIA después bajó la cifra al 7%. Pero eso bastó para que, en algún medio de comunicación, se dijera que muchos faltaban y no estaban enfermos y se hicieran bromas sobre ellos (aludiendo a la vieja canción de Rodolfo Zapata “No vamo´ a trabajar”). Son rápidos para culpar al pueblo.

Ahora se afirma que el peligro es la falta de personal sanitario con posible saturación de los sectores de atención primaria. Y, tal vez, de las Unidades de Terapia Intensiva. Ante esa situación, Inglaterra movilizó al sector sanitario del ejército. Nosotros, en cambio, les decimos a los que tienen contacto estrecho, y estén con vacunación completa, que vayan a trabajar. ¿Se entiende el riesgo que se corre? La probabilidad de que contagien es baja. Pero no es probabilidad nula (imposibilidad). Es como cuando se dijo que los niños no se contagiaban y no contagiaban a otros. Lo que se debió decir es que la probabilidad de contagiarse y contagiar de los niños es baja. No nula.

¿No hay otras soluciones a la falta de personal sanitario? ¿no se debiera contratar más personal sanitario y de apoyo informático y administrativo? ¿no se debieran pagar salarios dignos al personal sanitario? ¿no se debiera terminar con el pluriempleo? (otro factor de contagio de los que trabajan en varios lugares porque no les alcanza con lo que ganan en uno). (5)

Las PYMES, a diferencia de la UIA, reclamaron que las ART (Aseguradora de Riesgo de Trabajo) vuelvan a cubrir los días de aislamiento por el virus. Las ART los dejaron de reconocer desde el 31 de diciembre, fecha que caducó el decreto que declaraba la emergencia laboral. Dos actitudes distintas, la de las PYMES y la de la UIA. ¿A quién vamos a escuchar y responder? El mayor número de empleos en Argentina los generan las PYMES.

En el 2020 se homenajeaba a los trabajadores de la salud. Hoy, grupos minoritarios (muchos promovidos por los opositores de siempre) los golpean y culpan de lo que pasa. ¿Nos aprieta una pinza: la UIA y los golpeadores…?

Por lo tanto:

Es necesario tener al 100% de la población vacunada antes del otoño. La Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA y la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP han solicitado que la vacunación sea obligatoria.

Es necesario fortalecer las áreas de atención primaria y las unidades de terapia intensiva. A mayor crecimiento de contagios, la probabilidad indica que habrá más ocupación de camas. Es lo que ocurre en Europa.

Es necesario promover uso de barbijo, distanciamiento, ventilación y evitar las aglomeraciones innecesarias.

Todo eso no se logrará sin una intensa campaña para promover la movilización popular. No es hora de relajamientos. Ni de parecer sumisos a los poderosos de siempre y al FMI. No somos “mansitos”.

Escribía el español Miguel Hernández:

Los bueyes doblan la frente,

impotentemente mansa,

delante de los castigos:

los leones la levantan

y al mismo tiempo castigan

con su clamorosa zarpa.

No soy de un de pueblo de bueyes,

que soy de un pueblo que embargan

yacimientos de leones,

desfiladeros de águilas

y cordilleras de toros

con el orgullo en la asta.

Es hora de convocar voluntarios con retribución económica y contratar más personal de salud y mejorar sus condiciones de trabajo y salariales.

Es hora de que tengamos nuestras vacunas de patente nacional para no sufrir nuevos chantajes. Si hacen falta reactivos, fabriquémoslos nosotros. Movilicemos a las universidades y organismos de Ciencia y Técnica.

El peligro no ha pasado ni pasará si todos los pueblos y naciones no tienen acceso a las vacunas necesarias.

Hagamos posible lo necesario. Hagamos una epopeya.

 

Referencias bibliográficas

1.- Micucci, Horacio Alejandro. Reflexiones sobre la pandemia. Boletín Nº 74. Instituto de Estudios Nacionales Foro Patriótico y Popular. Enero de 2022. Disponible en https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=4181410915292534&id=100002709992456

2.- COVID 19. Glosario sobre brotes y epidemias. Un recurso para periodistas y comunicadores. OMS-OPS. [consultado:  13/1/2022] Disponible en https://www.paho.org/es/file/64120/download?token=M2lXE-K4

3.- ¿Cuál es la diferencia entre epidemia, endemia y pandemia? TELAM. [consultado:  13/1/2022] Disponible en https://www.telam.com.ar/notas/202003/439815-epidemia-pandemia-diferencias.html

4.- Micucci, Horacio Alejandro (2015-12-23). Estrategias de notificación bioquímica privada a los sistemas de vigilancia de la salud de la población (tesis doctoral). Universidad de Buenos Aires.  Facultad de Farmacia y Bioquímica. [consultado:  13/1/2022] Disponible en el Repositorio Digital Institucional de la Universidad de Buenos Aires:  http://repositoriouba.sisbi.uba.ar/gsdl/cgi-bin/library.cgi?a=d&c=posgraafa&cl=CL1&d=HWA_1156

5.- Micucci, Horacio Alejandro. REPORTAJE. Los autotests y la lucha contra la pandemia. RADIO DEL PLATA. AM 1030. Programa DURO DE CALLAR. 10 DE ENERO DE 2022  https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=4203601469740145&id=100002709992456