jueves, 16 de julio de 2015

RAMÓN CARRILLO: Su análisis de la Guerra Psicológica, la Campaña Sanmartiniana y su importancia histórica y actual.

REFLEXIONES SOBRE UN ARTÍCULO DE RAMÓN CARRILLO.

Su análisis de la Guerra Psicológica, la Campaña Sanmartiniana y su importancia histórica y actual.

Por Horacio Micucci


Comentarios y reflexiones sobre extractos de la versión taquigráfica tomada por la Subsecretaría de Informaciones de la Nación durantes las tres clases pronunciadas por el Dr. Ramón Carrillo ante los Jefes y Oficiales de la Escuela de Altos Estudios. Estos extractos fueron obtenidos del artículo La guerra psicológica, del Dr. Ramón Carrillo, incluido en el libro: Contribuciones al conocimiento sanitario. Talleres Gráficos del Ministerio de Salud de la Nación – Año 1951, páginas 180 a 268 de la edición mencionada.

Tal vez sea subestimar el conocimiento de muchos lectores recalcar, aquí, que el Dr. Ramón Carrillo ha sido (y lo sigue siendo) una de las figuras más importantes de la Medicina Social en Argentina, tal vez su figura cumbre. Sin embargo es bueno volver a destacarlo porque las jóvenes generaciones han sido privadas de su conocimiento. A lo mejor es un error nuestro, pero estimamos que, por razones que desconocemos, sus obras completas se publicaron por última vez en 1974, en la Editorial EUDEBA.
Sería un justo homenaje volver a editarlas.
Mejor que un monumento, sería difundir su pensamiento. Y aplicarlo, en momentos en que se nota, día a día, la carencia de un Sistema Nacional de Salud que haga realidad (concreta, no en las palabras) el derecho inalienable a la salud.
Muchas de sus aseveraciones son recordadas a diario por muchos.
Algunas de las más conocidas, en una selección difícil, podrían ser:

 “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas.”
“Debemos pensar que el enfermo es un hombre que es también un padre de familia, un individuo que trabaja y que sufre; y que todas esas circunstancias influyen, a veces, mucho más que una determinada cantidad de glucosa en la sangre. Así humanizaremos la medicina.”
“Solo sirven las conquistas científicas sobre la salud si éstas son accesibles al pueblo.”
“De nada sirven las conquistas de la técnica médica si ésta no puede llegar al pueblo por los medios adecuados.”

Pero hoy no queremos recordar ese aspecto de este argentino ilustre. Sino un aspecto menos conocido. Queremos destacar su pensamiento integral que vinculaba la medicina a lo social, lo económico y lo político (y, dentro de esto, a lo militar)
Escribió Ramón Carrillo:
“No puede haber política sanitaria sin política social.”
“Los problemas de la Medicina como rama del Estado, no pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por una política social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría.”

Es decir, su concepción de la Medicina Social necesaria hacía que ésta no pudiera desvincularse de una Política Social y Económica del Estado organizada en defensa y beneficio de las mayorías.
Es lógico entonces que pensara que su concepción de la Medicina era parte de un proyecto nacional que abarcaba múltiples aspectos.
Y, valga la redundancia, es lógico entonces que entre sus aspectos incluyera cuestiones que hacían y hacen, en la modesta opinión de este autor, a la Defensa Nacional de ese Proyecto de país.
Poco se conoce de esto. A lo mejor por un olvido involuntario. O, a lo mejor, por una idea equivocada que piensa que lo social se contrapone a la Defensa Nacional de un proyecto nacional profundamente democrático.
En la pretensión de subsanar ese olvido, queremos recordar algunos extractos de la versión taquigráfica de tres clases dictadas por el Dr. Ramón Carrillo ante los Jefes y Oficiales de la Escuela de Altos Estudios.
Ramón Carrillo fue multifacético: profesor, médico sanitarista, neurocirujano, neurobiólogo y político argentino, primer Ministro de Salud Pública que tuvo la Argentina, llegando a abarcar, inclusive, un tema militar.
Pensamos que todo proyecto de Argentina Independiente, dónde el pueblo vea sus derechos hechos realidad, supone una Defensa Nacional Integral e Integrada que no se remita únicamente a lo específicamente militar sino que incluya un desarrollo independiente que abarque no sólo la obtención de las materias primas sino su industrialización, todo respetando la conservación del ambiente que es parte del patrimonio nacional y, también, incluyendo una salud, educación y vida digna como derechos inalienables para el Pueblo. Esto último es importante ya que un pueblo enfermo, desnutrido e inculto privará a la Defensa de su elemento más importante: ese hombre, en el cual, como decía Ramón Carrillo, reside la verdadera Nación.
Decimos Pueblo y no “Gente” (como es de uso en nuestros días) porque “Gente” indica una masa amorfa y Pueblo, reiteramos, indica aquel componente social donde reside la verdadera Nación.
Por otra parte, Ramón Carrillo demuestra, en estos extractos, un estudio y consiguiente conocimiento de nuestra Revolución de la Independencia, que aún hoy -y más que nunca hoy- es preciso continuar.
Vamos a los extractos anunciados que se pueden encontrar en el artículo mencionado más arriba. Nos vemos obligados a hacer largas transcripciones porque las Obras del Dr. Ramón Carrillo son difíciles de conseguir. Un largo, sostenido y voluntarioso esfuerzo puede permitir, con suerte, obtenerlas en el mercado de libros usados. Y nos dirigimos a aquellos que no las tienen, particularmente los jóvenes.
El artículo en cuestión tiene 88 páginas y sólo transcribiremos y comentaremos unos pocos párrafos, como incitación a leer el texto completo.
Nos parece interesante observar el primer análisis histórico que hace Ramón Carillo del tema de la Guerra Psicológica. Al respecto dice el autor:
“... hagamos, en primer lugar algunas consideraciones sobre los antecedentes de lo que hasta hoy se llama guerra de nervios y que debe ser considerada más amplia y científicamente como guerra psicológica.”
“Si nos remontamos a la historia americana veremos que en las distintas etapas de la misma se consignan antecedentes, episodios y hechos que demuestran que los grandes jefes -entre ellos- San Martín- han utilizado los resortes psicológicos en forma magistral. El concepto de guerra de nervios es sinónimo de guerra de zapa, que era la terminología utilizada por San Martín, uno de los creadores de la guerra psicológica moderna. Y tanto es así, que en la Escuela de Altos Estudios, de Berlín, fueron estudiadas las campañas emprendidas por el Libertador bajo este punto de vista. El Gran Capitán fue realmente un creador del sistema, porque es indudable que el manejo y utilización de los factores psicológicos de su guerra de zapa, no fueron inspirados por ningún antecedente recogido en las escuelas militares españolas, porque no se lo enseñaba. Este sistema fue creado instintivamente por nuestro prócer.”
“San Martín, en el Perú, manejó exclusivamente el factor Psicológico, pudiendo, de esa manera, llegar a Lima sin disparar un solo tiro, y con la única pérdida de pocos, muy pocos hombres, registrada en combates aislados de escasísima importancia.”
“La baja de 2.400 hombres, que en esa campaña tuvo, fue ocasionada por el paludismo y otras pestes, lo cual demuestra que su verdadero enemigo no fue el ejército español, sino ese flagelo.”

Se extiende, luego, sobre distintos aspectos de la historia, desde referencias bíblicas a otros hechos de la antigüedad, para introducirse más tarde en la sistematización moderna de la Guerra Psicológica, en sus distintos alcances y extensamente.
Sin embargo nos parece que es sumamente original su tratamiento posterior (después de las veinte fundamentales páginas previas) del análisis de la Guerra Psicológica en la Campaña de San Martín en Perú. Creemos que, sin duda, demuestra un amplio conocimiento del tema, original aún en la actualidad.
Más de una vez hemos sostenido que debemos estudiar los múltiples aspectos de nuestra Revolución de Mayo y de la larga Guerra de la Independencia. No sólo en un afán de conocimiento de nuestras raíces sino, también, para sacar enseñanzas de ese proceso, útiles hoy. En el texto, Carrillo lo hace brillantemente:

“La Campaña de San Martín en Perú como ejemplo de Guerra Psicológica”
“Quiero cerrar esta primera clase, que han tenido ustedes la gentileza de escuchar, con una reseña, lo más sintética posible, de la campaña de nuestro General San Martín en el Perú. Todos la conocemos, y ustedes, por cierto, más detalladamente.”
“El historiador Ricardo Rojas la llama `guerra mágica´. Por su parte el historiador peruano Paz Soldán, la califica de `fenómeno extraordinario´. Y añade: `San Martín derrotó a un ejército poderoso con la fuerza de la opinión y de la táctica, sostenida con ardides bien manejados´. Pacífico Otero, a su vez, en su monumental obra sobre el Libertador, abunda en casi un tomo sobre esa campaña, modelo de la `calma y latente dinámica de nuestro héroe máximo´.”
“Yo califico a esta campaña del Perú como un ejemplo típico de la guerra psicológica. Durante ella, San Martín adopta y sigue imperturbable las medidas que, de acuerdo a lo que acabo de exponer, tienden:
1º A evitar el odio y el miedo del pueblo y de los jefes adversarios.
2º A crear una nueva moral en el pueblo que va a libertar: moral que ha de poner a ese pueblo en estado de rabia contra su gobierno `extraño´, y en estado de amistad con quien va a liberarlo,
3º A determinar el estado de elación (1) de su propia menguada tropa.
4º A organizar la 5ª columna entre los jefes del ejército realista.
6º A determinar la elación (1) en el pueblo peruano.
7º A organizar la 5ª columna en Lima.”

Los siete puntos transcriptos como conclusiones por Carrillo son, sin duda, actuales. Analizarlos (y hacer lo mismo con otros hechos de nuestra historia reciente) nos permitirá ir construyendo una doctrina de la Defensa Nacional Popular Integral e Integrada.
Desde ya, el primer punto nos lleva a revalorar positivamente la acción del desembarco en nuestras Malvinas y la arenga que el Almirante Busser dio a las tropas en ese desembarco.
Pero, también, debe destacarse que es importante que ese trato, que no infunda miedo ni odio, debe ser tanto mejor para el pueblo al que se defiende. Por lo tanto, las Fuerzas Armadas de la Defensa, nunca, por ningún concepto, pueden agredirlo, agraviarlo o maltratarlo.
Por eso jamás las Fuerzas Armadas de la Defensa Nacional deben considerar a su pueblo como un enemigo interno, como en la vieja teoría de la Seguridad Interior, que ubicaba la hipótesis de conflicto en el pueblo y no en los beneficiarios de la dependencia argentina.
El ejército que se esbozó en el rechazo de las Invasiones Inglesas y se conformó en los días de Mayo de 1810 hasta su llegada a Ayacucho y Tumusla, era resultado de la íntima imbricación del pueblo y su organización militar. Esto es totalmente actual, en momentos en que se ha desarrollado, a la luz de noticias periodísticas, un aceitado sistema de inteligencia interior por el cual los ciudadanos se encuentran rigurosamente vigilados. La Fuerzas Armadas de la Defensa Nacional no deben ser usadas para la represión o control del pueblo que protesta contra injusticias y “ajustes”. Se debe aprender de hechos del pasado reciente para no repetirlos en el futuro.
El estado de “elación” (1), en las palabras de Carrillo, de las propias fuerzas es un elemento clave. Podríamos decir hoy que Carrillo demuestra la superioridad de la “disciplina conciente” por encima de la disciplina de aquellos ejércitos cuya base era la concepción de que el soldado debe temer más a sus jefes que al enemigo (Federico de Prusia). Pero esa disciplina conciente significa una ideología propia, patriótica y democrática, profundamente enraizada con los sentimientos, necesidades y deseos del pueblo y con sus objetivos.
Se ha dicho que un ejército sin cultura propia no puede vencer, a lo sumo puede reemplazar a los opresores. Pero esa cultura e ideología deben ser las del pueblo que se defiende. Si se actúa como opresores se trabaja para alguno de ellos y se traiciona el lema de Mayo “Ni amo viejo ni amo nuevo, ningún amo”.
Otro aspecto que plantea Carrillo es lo referente al espíritu público y lo hace analizando la Campaña de San Martín en Perú.
Veamos:
“Cómo se prepara el espíritu público”
“... La sagacidad psicológica de San Martín es admirable..... Recalca que el `objeto de la Revolución es la felicidad de todos´. Este slogan, como se diría hoy, va a repetirlo incansablemente, por todos los medios.”
(............)
“Simultáneamente, San Martín se ocupa de sus tropas, cuyo estado moral, después de las victorias de Chacabuco y Maipo es excelente. Les dice en otra proclama: `Soldados: acordaos que toda la América os contempla en el momento actual y que sus grandes esperanzas penden de que acreditéis la humanidad, el coraje y el honor que os han distinguido siempre, dondequiera que los oprimidos han implorado nuestro auxilio contra los opresores. El mundo envidiará vuestro destino si observáis la misma conducta que hasta aquí; pero desgraciado el que quebrante sus deberes y sirva de escándalo a sus compañeros de armas. Yo lo castigaré de modo terrible y desaparecerá de entre los otros con oprobio e ignominia”.
“Este final en tono violento, tiene el propósito –igual que otras medidas de severidad adoptadas- de devolver a los pueblos `la confianza en la moralidad de la causa revolucionaria, que había dejado recuerdos poco favorables después de la primera campaña de Cochrane´.”
Vuelve aquí a aparecer, destacado, el respeto al pueblo al que se representa. El respeto a sus derechos, a sus intereses, a sus sentimientos. Recalcamos y reiteramos la actualidad de estos conceptos a la luz de los cuales deben analizarse hechos del pasado reciente para que no se repitan en el futuro.
Otro tema de interés es el que sigue, titulado “Características de la Guerra de Nervios”.
Dice Carrillo:
“La obra maestra del Libertador, en el Perú, es la organización de la hoy llamada 5ª Columna entre los jefes del ejército adversario. Sabía que entre los que acompañan al Virrey Pezuela había ambiciosos y disconformes, no sólo con la autoridad, sino con la propia corona española. Pezuela representaba la tendencia monárquica: el General De la Serna, en cambio, con los jefes más jóvenes, a los liberales.”
“Reanuda San Martín su guerra de zapa, o de nervios, o psicológica, como debemos entender hoy. Fomenta la enemistad entre los representantes de las dos tendencias. A De la Serna le escribe: `No vengo a derramar sangre, sino a fundar la libertad y el derecho. Los liberales del mundo somos hermanos en todas partes´.”
“Se plantea el problema, de que no es España contra América, sino el del absolutismo contra el liberalismo. De tal modo. El descontento contra el Virrey cunde en sus propias filas. El Batallón Numancia – el más fuerte y célebre- se desbanda. Un levantamiento de De la Serna contra el Virrey que se empeña en luchar contra San Martín, le cuesta el cargo (al Virrey). Vese obligado a dimitir y ocupa entonces su lugar De la Serna.
(............)
“Entre tanto el bloqueo del Callao prosigue. San Martín, contra los propósitos de Cochrane, que anhela librar batalla, lo contiene y le escribe a O´Higgins, en carta explicativa de su conducta; `Pienso entrar en Lima con más seguridad que fiando el éxito a la suerte de una batalla´. En otra dice: `Los dividiré - a los realistas- y ganaré tiempo. Me han muerto 1.600 hombres las pestes y siguen muriendo a razón de 100 por día´. Y, con todo esto, ya al finalizar 1820, a menos de un año de su desembarco, San Martín, sin haber librado batalla alguna –la de Pasco fue un encuentro-, tenía dominado moral, militar y políticamente al Perú.”
(............)
“... Convencido de la desmoralización del adversario, San Martín rodea con sus fuerzas a Lima; asiste desde la bahía, a bordo del Moctezuma, a la labor de los patriotas; De la Serna clama por que San Martín levante el bloqueo y negocie. La población Limeña lee con avidez la última proclama del Libertador ofreciéndole el gobierno propio y concitándolo a la revuelta. La promesa de liberar a los esclavos e indios concluye por destruir la organización colonial. A nuevos requerimientos –después de abandonada Lima por De la Serna, el Libertador levanta el bloqueo y envía alimentos a sus adversarios, a sus propios cuarteles: `Los soldados –dice en un panfleto más- son enemigos nuestros en el campo de batalla solamente´.”
(............)
“De la Serna huye y ante la formal invitación de una comisión de vecinos, patriotas y autoridades municipales y eclesiásticas, San Martín hace su entrada triunfal en Lima, el 9 de julio de 1821, `sin haber disparado un solo tiro´.”
Esta breve síntesis de la Campaña de San Martín en Perú es muy aleccionadora. San Martín no se refería a los españoles sino a los Godos. Con ello centraba el ataque en los que se autodenominaban los Grandes de España, que se consideraban herederos de los Visigodos, con innumerables derechos feudales especiales, de los cuales el derecho a no descubrir su cabeza ante el rey era sólo un símbolo más de su poder. Estos Godos eran el sector absolutista, hegemónico, de la nobleza española (y de los mandos políticos y militares). En cambio el sector liberal era diferenciable del anterior.
En épocas de la ocupación de España por Napoleón, el pueblo español resistió la ocupación. Los militares españoles liberales lucharon contra Napoleón en la esperanza de que Fernando VII, repuesto en el mando, estableciera una Carta Magna democrática.
También el pueblo se sublevó. Un hijo de panaderos de Castrillón del Duero, Martín Díaz, también se sublevaría, formaría una guerrilla que luego sería el 5º Regimiento de la Resistencia y más tarde, con 10.000 hombres, la 5ª División, clave en la destrucción de la logística napoleónica.
Es interesante destacar que Martín Díaz, usaba el sobrenombre de El Empecinado, porque a los habitantes próximos al Río Duero se los llamaba así, despectivamente, por un alga conocida como Pecina abundante en ese río. Pero Martín Díaz iba a cambiar el significado de esa palabra. Cuando Fernando VII fue repuesto, resultó lo que realmente era, un absolutista. Y cuando Martín Díaz lo entrevistó, ya como General victorioso Jefe de la 5ª División, le presentó el texto de una Constitución. Allí la palabra “empecinado” cambió de significado para resignificarse en alguien que persiste en su objetivo, en este caso la Constitución. Fernando VII lo desterró y cuando volvió clandestinamente, lo mandó a ejecutar.
Los otros generales liberales se vieron frustrados y el General Riego con 10.000 hombres que iban a ser destinados a derrotar a los independientistas americanos se sublevó. La declaración de esa sublevación lo dice todo:
“España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el menor respeto a las leyes fundamentales de la Nación. El Rey, que debe su trono a cuantos lucharon en la Guerra de la Independencia, no ha jurado, sin embargo, la Constitución, pacto entre el Monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda Nación moderna. La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz, entre sangre y sufrimiento. Mas el Rey no la ha jurado y es necesario, para que España se salve, que el Rey jure y respete esa Constitución de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles, de todos los españoles, desde el Rey al último labrador (...)
Sí, sí, soldados; la Constitución. ¡Viva la Constitución!”
Como se ve la diferenciación de San Martín entre liberales y absolutistas era muy importante y demostraba su conocimiento de la situación del enemigo
Carrillo destaca esta diferenciación de San Martín, que permitía ganar una parte para su causa, neutralizar a otro sector y aislar al verdadero enemigo.
En la política argentina es frecuente ver quienes no saben distinguir diferencias, a veces muy pequeñas, pero que permiten disponer de fuerzas adicionales ante enemigos imperiales.
Hemos repetido más de una vez que los que rapiñan nuestra patria son poderosos. EE.UU, China, Inglaterra, Rusia y otras potencias vuelan como caranchos sobre nosotros. Ningún amigo es pequeño o despreciable. Y, más aún, el análisis de Carrillo demuestra que están equivocados los que separan al movimiento patriótico y nacional del movimiento democrático y popular. San Martín diferenciaba sectores hasta en el enemigo. Con más razón hay que hacerlo entre los potenciales amigos.
Dice Carrillo en sus conclusiones: ... “En la Guerra Psicológica, las ideas y las palabras son las armas. Su ejecución es difundirlas.
Como se ve en esta concepción no son sólo las armas las que cuentan, sino una ideología patriótica y democrática. La existencia de ella es lo que se difundirá con las armas de las ideas y las palabras, al decir de Carrillo. Y si de ideas y de palabras se trata, entre el hombre y el arma, lo más importante es el estado ideológico del hombre que maneja esa arma.
Dice Carrillo, casi al final, confirmando lo anterior: “Grandes generales, mejores estrategos, pero (es importante) una fuerza combatiente imbuida de espíritu. Se lucha por el hogar, por la Patria.”
Muy importante es el párrafo que sigue. Este nos lleva al análisis de la justeza de la guerra. Y extrapolable a la justa Guerra por la Recuperación de nuestras Malvinas.
 “Si (la guerra) es justa y lícita –y todos los tratadistas están de acuerdo en esto- es moral. Luego, la guerra es moral, y el que lucha, soldado de una causa moral. A inculcar este concepto tiende no la mera propaganda bélica, sino la guerra psicológica, en colaboración estrechísima con el poder político.”
Más de una vez hemos sostenido que la Guerra por la Recuperación de nuestras Malvinas es una causa justa porque es parte de la lucha contra el colonialismo. El carácter colonial de la ocupación de las Malvinas (no nos explayaremos sobre esto) fue reconocida por la propia Inglaterra en ocasión de aprobarse, en la ONU, la Resolución 1514. Es una causa irrenunciable porque la Base militar inglesa en Malvinas es un portaaviones que amenaza nuestra existencia como país porque puede partir la Argentina continental en dos. Pero es una Guerra justa, independientemente de quien la empezó y del gobierno de nuestro país, porque es parte de la lucha de los pueblos, países y naciones oprimidas contra las potencias opresoras. Quienes concilian con este tema (de la misma manera que quienes silencian y no denuncian la implantación de una base militar china en Argentina continental) colocan a nuestra Patria en un peligroso juego como pieza del la Geopolítica mundial, en la disputa entre las potencias de un mundo multipolar.
La desmalvinización y el silenciamiento de la causa de la independencia nacional y su historia son parte de la guerra psicológica del enemigo.
En un párrafo final en las “Conclusiones”, dice Carrillo:
“(...) Los médicos lo intuimos, los militares lo saben y el ciudadano común –el soldado de la guerra- lo presume. Estudiemos todos los problemas que tengan relación con el hombre, su personalidad y su destino. Estemos ojo, oído, mente, corazón avizores en nuestra patria, preservada hasta hoy de las más tremendas calamidades. Nada, por grosero que sea o por sutil que sea, en el desarrollo de los acontecimientos, en el progreso de las ciencias, debe sernos ignorado. Faltaríamos a nuestro deber de argentinos, si nos cruzáramos de brazos o nos encogiéramos de hombros, ante las realidades que nos rodean.”
Palabras tremendamente actuales ante el estado de indefensión nacional de Argentina que significa que nuestro territorio, nuestros mares, nuestro espacio aéreo y, más aún, nuestras mujeres y nuestros hombres, están en completa indefensión.
Una Defensa Nacional Popular Integral e Integrada debe componerse de los elementos bélicos pero es minúscula y raquítica si no es parte de una Patria que pueda proveerse de alimentos, desarrollar integralmente su industria independiente, controlar su patrimonio nacional y sus materias primas, en particular los estratégicos como el energético y, sobre todo, si no abarca a la solución de los perjuicios sociales que sufre la población. La alimentación adecuada, la erradicación real de la pobreza sin trampas estadísticas, las condiciones de vida digna, el acceso a la atención sanitaria y a la educación y la cultura en todos sus niveles, son indispensables para el elemento más importante de la Defensa Nacional de una Argentina Independiente: el Pueblo argentino.
Parafraseando al Papa Francisco podríamos decir que para que haya una verdadera Defensa Nacional debe cumplirse que no haya:
"...ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez".

Referencias:


(1) Según Carrillo ésta es la explicación del concepto elación: “...se llama moral de tropa combatiente, su estado de elación. Esto es, cuando el soldado, individual o colectivamente considerado, carece del mínimo temor y la mínima duda; cuando tiene una inquebrantable confianza en sus jefes mediatos e inmediatos, cuando mantiene y acrecienta su agresividad frente al enemigo, cuando, en una palabra, sabe a conciencia plena, que luchando defiende su vida y la de los suyos, que defiende a la Patria y que alcanzará un porvenir mejor.”

miércoles, 15 de julio de 2015

"Argentina ha logrado mantener por debajo del 5% su nivel de malnutrición". ¿Creible?. Por Horacio Micucci

EL PREMIO DE LA FAO A ARGENTINA

"Argentina ha logrado mantener por debajo del 5% su nivel de malnutrición". ¿Creible?

Por Horacio Micucci

Los Objetivos para el desarrollo del Milenio
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, también conocidos como Objetivos del Milenio (ODM), son ocho propósitos de desarrollo humano fijados en el año 2000, que los 189 países miembros de las Naciones Unidas acordaron conseguir para el año 2015. Estos objetivos tratan problemas de la vida cotidiana que se consideran graves y/o radicales, entre ellos el hambre.
Más allá de que se debate si tales objetivos son una declaración más que no se cumplirá en las áreas más afectadas o que dichos objetivos tienden solamente a mitigar los aspectos más crudos de las condiciones de vida de millones de personas sin apuntar a las causas de los mismos para erradicar esas situaciones, lo cierto es que se plantean ocho objetivos y los indicadores correspondientes para verificar su cumplimiento. El conocimiento de estos indicadores implica sistemas de información de los cuales los sectores más afectados carecen o son francamente defectuosos o incompletos.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como, en nuestra región, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han dado alta prioridad a esta cuestión. Según el Informe de Desarrollo del Milenio del 2010.

Poder medir la pobreza continúa siendo una barrera para establecer políticas eficaces. La disponibilidad, frecuencia y calidad de los datos de vigilancia de su evolución siguen siendo bajas en muchos países, especialmente en Estados pequeños y en países y territorios que se encuentran en situaciones frágiles.
Las estimaciones de 2010 incluidas en este informe son aún provisionales, debido a la limitada disponibilidad de datos de las encuestas nacionales de hogares realizadas entre 2008 y 2012, en particular en África subsahariana y en África septentrional.
Los obstáculos institucionales, políticos y financieros dificultan el acopio de datos, el análisis y el acceso público. Es urgente mejorar los programas de encuestas de hogares a fin de vigilar la evolución de la pobreza en esos países.”

Más allá de lo que se opine sobre el logro de los ODM, se demuestra una y otra vez la necesidad de información, su procesamiento y uso para lograr el conocimiento necesario para ubicar causas e incidir en las situaciones concretas para hacer realidad el principio del derecho a una vida digna para todos.
Lo anterior pone a la orden del día la necesidad de sistemas de información adecuados.
Está claro para todos que los sistemas de estadísticas de nuestro país están seriamente cuestionados. Y no sólo en lo que hace al INDEC sino también a los sistemas específicos del estado de salud de la población, los que se llaman Sistemas de Información en Salud (SIS en la jerga técnica).
Con un sistema de salud al que por lo menos se puede acusar de fraccionado, fragmentado, desintegrado e incluso, para muchos, a lo sumo un mal protosistema de curación de la enfermedad, sin prevención de la misma y mucho menos promoción de la salud, es difícil que haya estadísticas serias en las cuales basarse. La información del estado de la población está disgregado, cuando existe. En salud, un 50% de la población sólo tiene acceso al sector público, lo que no quiere decir que acceda a él. Otro 50% lo hace en forma diversa, en cuanto a la calidad de atención que reciben, en un complejo y disgregado sistema de Obras sociales provinciales y gremiales y un mínimo en prepagas de calidad variada y discutible. Su información no está conectada, cuando existe. Los objetivos de esta información son distintos. Un sector privado está, obviamente, más interesado en conocer el consumo de prestaciones de salud, para disminuirlo si atenta contra su esquema de “costo-beneficio”. Por si fuera poco, la información provincial es diversa y desintegrada de la nacional.
En estas condiciones ocurre que la FAO premia a Argentina por mantener por debajo del 5% su nivel de malnutrición: ¿en base a qué estadísticas?
Se ha publicado que la última encuesta nacional de nutrición y salud señala que la desnutrición aguda en la Argentina existe y que la Tasa de Mortalidad infantil  ha descendido entre 2003 y 2013. Pero siguen observándose casos severos en las zonas de extrema pobreza en el NOA y NEA.
El Ministerio de Salud de la Nación informó que en 2013 murieron 891 personas en la Argentina a causa de la desnutrición, cifra que se engrosa en los últimos años de vida. Según estos registros oficiales, menores de 14 años fallecidos por esta causa fueron 62.

El Observatorio de la Deuda Social de la UCA reveló que la inseguridad alimentaria alcanza en el país a un 20,2% de niños y adolescentes. Y según los datos del Centro de Políticas Económicas de Alimentación la inseguridad alimentaria crónica es del 8 por ciento.

El premio a Argentina
Resulta que investigando la cuestión se premian los últimos 25 años de actividad de Argentina. O sea, desde Carlos Menem al período kirchnerista, pasando por Fernando de la Rua. Cabe entonces deducir que en Argentina hubo una política de Estado que obtuvo esos logros.
En la propia página de de la FAO (http://www.fao.org/post-2015-mdg/14-themes/poverty-eradication/es/ ) se detallan las condiciones actuales de la pobreza en el mundo, y dice:
"Erradicación de la pobreza
  • La pobreza ha disminuido en todo el mundo, pero el progreso ha sido heterogéneo. La pobreza extrema se concentra principalmente en las zonas rurales.
  • El desarrollo rural y el crecimiento de la productividad agrícola son fundamentales para reducir la pobreza.
  • El deterioro de los ecosistemas, la gestión insostenible de los recursos naturales y el cambio climático están afectando de manera desproporcionada a los pobres. A menos que estas tendencias se detengan y se reviertan, el objetivo de erradicar la pobreza seguirá eludiéndonos.
  • La pobreza no puede ser erradicada sin que se abarquen las profundas desigualdades en los ingresos y las oportunidades económicas entre y dentro de los países, entre las zonas rurales y urbanas, entre hombres y mujeres. Para reducir estas desigualdades habrá que comenzar con mejorar el acceso de los pobres a los recursos productivos, los servicios básicos y la protección social."
Argentina estaría entre los avances en este tema y habría actuado sobre las causas que allí se indican.
¿Cree el habitante de Argentina que esto es así?
¿En base a qué datos? ¿Los del INDEC o los de la UCA?
Volviendo a la página de la FAO, allí se describe la ceremonia del premio en cuestión y dice:
7 de junio de 2015, Roma – Una ceremonia de entrega de galardones a nivel internacional reconoció hoy el gran esfuerzo realizado por países de todo el mundo que ha llevado cerca de la meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre en 2015, o de dejarla por debajo del umbral del 5 por ciento.
La mayoría de los países evaluados por la FAO -72 de 129- han logrado la meta de los ODM, con las regiones en desarrollo en su conjunto quedando muy cerca del objetivo. De esos 72 países hay 29 que han logrado además la meta más ambiciosa de la CMA de reducir a la mitad el número total de hambrientos según lo establecido por los gobiernos reunidos en Roma en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) en 1996. Y otros 12 han mantenido sus tasas de hambre por debajo del 5 por ciento desde al menos 1990.
Y observando los datos se encuentra que las cifras de nuestro país son siempre cercanas al 2% y no registra variantes frente a las crisis sufridas en Argentina, particularmente 2001-2002.
Está claro que se usaron datos oficiales.
Cuando se establecieron los Objetivos del Milenio también se estableció la necesidad de Sistemas de Información del estado de la población adecuados reconociéndose que, mundialmente, estos eran altamente deficientes. Surgió así, junto a los ODM, la promoción de la Red Métrica de Salud (SMS en castellano y HMN en inglés)
La FAO y la ONU debieran, entonces, hablarnos de cuanto hemos avanzado, en Argentina, en el desarrollo de ese sistema de información.
Es sabido, y nadie puede negarlo, que no sabemos cuantos chagásicos tenemos. También sabemos que no hay acuerdo en la validez de las estadísticas oficiales argentinas.
Nos permitimos, entonces, dudar de la validez del premio otorgado. 

martes, 14 de julio de 2015

PLATAFORMA 2012: PENSAR MÁS ALLÁ DE LAS ELECCIONES: DESIGUALDADES PERSISTENTES Y DEMOCRACIA MÍNIMA

PENSAR MÁS ALLÁ DE LAS ELECCIONES:

DESIGUALDADES PERSISTENTES Y DEMOCRACIA MÍNIMA


PLATAFORMA 2012

9 de Julio de 2015


A más de 30 años de gobiernos constitucionales, desde Plataforma 2012 creemos que es necesario debatir la situación actual de la democracia y la sociedad argentinas. Asimismo, consideramos imprescindible colocar en discusión, más allá de las coyunturas electorales, los contenidos de proyectos colectivos que se planteen ideales trascendentes para el conjunto del pueblo argentino.

Desde hace años el debate político en el país viene empobreciéndose, sostenido dominantemente en esquemas binarios que no representan ni la pluralidad ni la complejidad social. En este contexto, el actual gobierno va a finalizar su mandato sin resolver los problemas más urgentes en relación a las condiciones materiales y sociales de existencia de nuestro pueblo. Las circunstanciales mejoras en el bienestar de los más postergados que se habían logrado como derivado del crecimiento económico de algunos años, se van esfumando. En contraste, hay una acumulación de riqueza sin precedentes en manos de un grupo reducido de personas y corporaciones, lo cual no es sólo resultado de las políticas económicas y sociales aplicadas, sino también resultado de la corrupción, la impunidad, la falta de controles horizontales y verticales y la ausencia de independencia de las instituciones del estado.

En los últimos años se ha profundizado la dependencia de nuestro país con respecto a los grandes poderes internacionales. A la extraterritorialidad de las corporaciones mineras, a los acuerdos con multinacionales como Chevron, posteriores a la estatización parcial de YPF1, se agregan nuevos enclaves económicos resultantes de acuerdos celebrados de forma secreta con otros países (como en el caso con China y Rusia). Estos y otros hechos de similar contenido revelan una política exterior cuyos resultados implican una evidente renuncia a cuestiones sensibles de la soberanía nacional que comprometen el futuro del país por décadas.
Todo esto ocurrió pese al cuestionamiento y oposición, en mayor o en menor medida, de diversos movimientos sociales y actores políticos. A lo largo de estos treinta años, luchas y acciones políticas de sectores democráticos comprometidos contra la impunidad de los crímenes de la dictadura, lograron la sanción social y la realización de los juicios a los genocidas.
Asimismo, han sido los movimientos sociales los que, por un lado, han denunciado las prácticas represivas y anti democráticas de los diferentes gobiernos y, por otro lado, han abierto la agenda a nuevas demandas de derechos. Por ejemplo, los familiares de las tragedias de Cromañon y Once desnudaron las tramas de corrupción del estado y sus asociaciones con grupos empresarios. De manera incansable, en la figura de Luciano Arruga y su repercusión en algunos medios de prensa, se visibilizó el accionar policial y la situación de indefensión de tantos jóvenes de las barriadas más pobres.
Decenas de huelgas y movimientos de protesta de trabajadores denunciaron las condiciones de trabajo y los ajustes inflacionarios. Los movimientos de trabajadores desocupados exigieron trabajo genuino. En condiciones muy adversas, en diferentes provincias, poblaciones enteras se pronunciaron contra la contaminación de la megaminería y, de modo más reciente, contra el avance del fracking. Los pueblos originarios amenazados por la extensión de la frontera sojera y el acaparamiento de tierras hacen públicas sus demandas en defensa de sus tierras ancestrales. Estas son algunas de las expresiones de resistencia, de demanda de derechos, que Plataforma 2012 ha acompañado de diversas maneras, y que intentan abrir otra agenda de discusión. Estos son temas que nos interpelan en relación al debate de los grandes problemas de la Argentina.
Teniendo presente estos y otros elementos que caracterizan las tres décadas de democracia representativa en el país, y frente al pronto recambio político, desde Plataforma 2012 creemos que es necesario denunciar la continuidad de problemas que perduran y que están fuera de la agenda de discusión de la mayoría de los candidatos en las elecciones que están transcurriendo. Así, los acuerdos políticos tejidos desde el oficialismo están orientados a garantizar la continuidad de los peores rasgos del “ciclo kirchnerista” y la oposición que aparece como alternativa electoral (y que tiene responsabilidades en gobiernos locales y provinciales) tampoco garantiza cambios sustantivos. Por el contrario, expulsa e invisibiliza problemáticas acuciantes que deberían estar en la agenda política e impulsa la continuidad de la situación que desde aquí denunciamos.
Por estos y otros motivos, creemos que es necesario debatir críticamente la actual situación de la democracia representativa en el país repensando su relación con la problemática de la igualdad/desigualdad persistente. En lo que sigue, proponemos algunos cuestionamientos sobre estos núcleos problemáticos con el objetivo de abrir la discusión a la construcción de un ámbito público en el cual debatir de forma plural el presente y el futuro de la vida colectiva en el país.
Desigualdades
En los últimos doce años se ha dejado de lado el debate sobre la igualdad, reemplazándolo por una confusa retórica acerca de la “inclusión” mediante programas focalizados y otras políticas que apuntan al aumento circunstancial del consumo como único horizonte de la población más postergada. La discusión sobre las desigualdades tiende a quedar atrapada en una retórica de corto plazo referida a políticas y programas del gobierno nacional y de los gobiernos locales cuya evaluación es cada vez más difícil por la falta de información confiable y apropiada. La destrucción del sistema estadístico oficial desde la intervención del Indec en el año 2007, es una evidencia clara de la degradación de la práctica política del kirchnerismo y del recorte de derechos de la ciudadanía que no tiene elementos para evaluar la situación y evolución social.
Las desigualdades no se limitan a un solo aspecto de la sociedad, sino que alcanzan múltiples dimensiones. Así, además de las desigualdades en la percepción de ingresos y la distribución de riquezas, están las desigualdades en la esperanza de vida, en el acceso a la educación, la salud, la vivienda, los servicios públicos, etc. A esto se suman desigualdades territoriales, de raza, de género y relaciones de poder y dominación de todo tipo.
Así, en los últimos años continuó la concentración económica y la desnacionalización de empresas. Asimismo, se observa una profundización de las desigualdades territoriales, ambientales y socio-sanitarias, que afectan a pequeñas y medianas localidades de las provincias, así como a los pueblos originarios, a través de la expansión de la frontera extractiva (megaminería, fracking, soja, entre otros).
La creciente presión tributaria sigue sostenida mayormente en impuestos indirectos y regresivos pese a lo cual hoy se registra un alto déficit fiscal a lo que se suma el regresivo “impuesto inflacionario”. El nivel recaudado en los impuestos sobre ingresos y rentas sigue siendo muy bajo. El aumento de la recaudación del impuesto a los ingresos (ganancias) se debe en mucho a la falta de ajuste de los pisos contributivos, erosionados por la alta inflación, hacen que este se haya extendido a un sector de trabajadores, docentes, médicos de los hospitales públicos, investigadores del Conicet, etc. Al mismo tiempo que las múltiples exenciones a los ingresos del capital (rentas financieras, ganancias de capital, juego, minería etc.), junto con cuestionables créditos fiscales, desvirtúan el carácter progresivo del impuesto. Los impuestos sobre la propiedad recaudan muy poco, pese al aumento de la concentración de la riqueza que se registró en los últimos años. En este contexto tributario regresivo, el actual gobierno ha continuado con blanqueos para el capital de los más ricos.
La imagen de un crecimiento económico sostenido durante los sucesivos gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner es falsa. En realidad, hace tiempo que el país no crece y que la mayoría de los indicadores económicos y sociales muestran retrocesos. Prueba de ellos es que continúa la alta heterogeneidad salarial de los trabajadores y que la precariedad laboral ha revertido las mejoras experimentadas en los primeros años de la post-convertibilidad. Incluso los propios indicadores que difunde el gobierno, manipulados e inconsistentes entre sí, registran aumentos de la informalidad y la precariedad laboral al punto que ya se registran niveles similares a los de comienzos de los años noventa. Hace casi cinco años que no crece el empleo privado y que el empleo público es el responsable de sostener la ocupación, crece la desocupación oculta por retiro de oferta laboral y el número de jóvenes que no estudian ni trabajan. Las cifras de pobreza e indigencia que difunde el gobierno son motivo de burla en ámbitos académicos y en foros internacionales. Todas las mediciones alternativas de la pobreza por ingresos coinciden en que en este indicador el país está también en un nivel cercano a 30%, con tendencia incremental y persistencia de la “infantilización de la pobreza” pese a políticas como la Asignación Universal por Hijo. En breve, los últimos años son testigos de la reemergencia de problemas estructurales de la desigualdad económica y social, más allá de los programas asistenciales que ayudan a paliar las necesidades de grandes contingentes de la población pero que la tiene atrapada en la pobreza y la informalidad.
Al mismo tiempo, se ha consolidado un polo marginal, visible en el crecimiento exponencial de la población en villas y en los graves problemas de acceso a la tierra y a la vivienda; hechos asociados al proceso de acaparamiento de tierras y la expulsión de poblaciones del ámbito rural, así como a la especulación inmobiliaria en las grandes ciudades. A esto hay que agregar que la sanción del nuevo código civil significó una oportunidad perdida, en la medida en que incorporó como nuevos derechos reales figuras urbanas vinculadas a los sectores privilegiados (countries y cementerios privados), rehuyendo en contrapartida considerar nuevos mecanismos de regularización para las formas de hábitat más precarias (villas y asentamientos). En línea con esto, tampoco se incorporó la figura de la función social de la propiedad, que hubiera permitido concertar los derechos de propiedad privada con el interés social y acotar los márgenes para la especulación inmobiliaria. Asimismo, el perfil anti-popular del Código aparece reforzado por los claros guiños que hace a la tercerización y precarización laborales y la nueva normativa a la que abrió lugar para limitar la responsabilidad de los funcionarios públicos2.
El Estado se ha desentendido cada vez más de garantizar el derecho a la educación y la salud. El deterioro en salud incluye tanto las condiciones de trabajo de los profesionales y trabajadores, como la infraestructura, la carencia de medios técnicos y las políticas de medicamentos. Han reaparecido enfermedades que se consideraban desterradas. En materia de educación, el aumento generalizado de la matrícula y del gasto, contrasta con el notable el incremento de la matrícula privada y la deserción escolar, al tiempo que muchos indicadores registran una preocupante pérdida de calidad educativa y rendimientos.
Lo cierto es que más allá de mejoras en algunos aspectos del bienestar económico durante los pasados años del crecimiento económico, los últimos años han sido testigos de una reversión en esas tendencias y han puesto de manifiesto que las mejoras están sostenidas en bases muy endebles y dependientes de un creciente gasto público cada vez más difícil de financiar. El conjunto de la economía argentina ya hace tiempo registra una situación crítica, con casi dos años de recesión, fuertes desbalances macroeconómicos, creciente déficit fiscal, agotamiento de los superávit en las cuentas externas, caída de ingresos laborales, crecientes problemas de empleo y pérdida de valor real de los subsidios sociales.
Democracia
Existe una relación fuerte entre desigualdad social, por un lado, y debilidad de las instituciones democráticas y participación ciudadana, por el otro. Por lo tanto, no debe extrañar que la política argentina se haya empobrecido y banalizado en los últimos años, quedando sometida a los intereses de los grupos de poder hegemónicos, al bastardeo de la mirada cortoplacista, a las estrategias mediáticas y a prácticas clientelares donde lo que se dirimen no son proyectos de organización colectiva sino liderazgos que apuntan a la apropiación de recursos y a la obtención de ventajas políticas.
Esto es muy preocupante porque, desde los años fundacionales de nuestra vida constitucional hasta la actualidad, la brecha entre la sociedad y el sistema político institucional se ha tornado más compleja. En efecto, nuestro sistema institucional, como el de tantos países, se encuentra fundado en abrir las puertas a la ciudadanía sólo para intervenciones limitadas, típicamente a través del voto periódico (recuérdese la idea, central en nuestra Constitución originaria, según la cual “el pueblo no delibera ni gobierna sino por intermedio de sus representantes”). La degradación de los partidos políticos hegemónicos confunde y distancia aún más, a la vez que la ciudadanía no encuentra canales institucionales de expresión para debatir los temas colectivos, sino más bien meras convocatorias a transferir poder a ciertas personas para que decidan discrecionalmente sobre los mismos. En tal sentido, nuestras instituciones representativas aparecen orientadas a separar, antes que a vincular, a los representantes con el pueblo.
A esto se agregan los múltiples mecanismos represivos y de control, que este gobierno ha profundizado: la criminalización de la protesta, la ley antiterrorista, los asesinatos en ocasión de la protesta social, la persecución de los pueblos originarios, la infiltración y el expresamente prohibido espionaje interno, las operaciones de prensa contra opositores políticos, etc.
Pese a los cuestionamientos que desencadenaron las intensas movilizaciones sociales de fines de 2001 y 2002, se ha acentuado el deterioro del sistema institucional. Esto se expresa también en el empobrecimiento del debate parlamentario y los mecanismos de aprobación automática de leyes, a libro cerrado, propiciados por el oficialismo; en la destrucción de los canales de la participación política institucional (por ejemplo, la manipulación de las audiencias públicas en el Congreso) en el socavamiento de las oportunidades para el diálogo democrático. En este contexto, adquiere aún más importancia la movilización colectiva extra-institucional de la sociedad civil para expresar intereses y demandas populares.
Por ejemplo, la Ley 24.747, de noviembre de 1996, que reglamentó el artículo constitucional sobre iniciativas populares (art. 39), se dirigió a obstaculizar, más que a favorecer las posibilidades (también limitadas) de la participación popular reconocidas por la Constitución (estableciendo trabas burocráticas que obligan a la ciudadanía a reunir el 1,5 por ciento de firmas del padrón electoral, repartidos en al menos seis provincias; dificultando el acceso al financiamiento por parte de los ciudadanos que quieren impulsar una iniciativa de consulta; o fijando normas laxas que no conllevan consecuencias gravosas para el Congreso, en caso de –simplemente- no querer dar tratamiento al proyecto de iniciativa popular. Algo similar ocurrió con la reglamentación del art. 40 de la Constitución –referido a las consultas populares- (Ley 25.432 de 2001). Dicha reglamentación determinó que la consulta no puede ser realizada en la misma fecha en que se lleva a cabo otro acto eleccionario, con lo cual incrementó sustancial e innecesariamente los costos de las consultas, tornándolas virtualmente inviables en la práctica.
Tampoco son consultados los pueblos originarios, tal como lo establece el convenio 169 de la OIT, incorporado en la Constitución Nacional y en todas las constituciones provinciales, a la hora de implementar megaproyectos extractivos en sus territorios ancestrales. Lejos de ello, la nueva ley de Hidrocarburos, sancionada el pasado año, que favorece la expansión del fracking y otorga enormes beneficios a las corporaciones petroleras trasnacionales, ni siquiera contempla la consulta previa, libre e informada a los pueblos originarios.
Por otro lado, también sucede que cuando finalmente son activados los dispositivos institucionales, éstos no escapan a la manipulación por parte de los oficialismos de turno, evidenciando con ello  las relaciones cada vez más explícitas entre poder político y grandes compañías transnacionales. Un ejemplo es lo ocurrido en Chubut, a fines de 2014, donde la ciudadanía recolectó firmas, e impulsó un proyecto de ley  de iniciativa popular para prohibir la megaminería en todas sus etapas, que contaba con el aval del 3% del padrón electoral. El caso es que el oficialismo provincial (FPV y sus aliados), no sólo no trató dicha iniciativa, sino que utilizó la mayoría legislativa para sancionar una ley que utilizaba el mismo nombre de la iniciativa popular, pero adoptaba un sentido exactamente contrario al que impulsaba la ciudadanía. Esto es, burlándose de la propuesta presentada por la sociedad civil, el oficialismo terminó sancionando una ley que abrió paso a la megaminería en la provincia.
Inscriptos en esta situación, podemos mencionar algunos ejemplos característicos de esta época, que nos hablan de las mayores dificultades que enfrenta la participación democrática de la sociedad civil: la ley electoral vigente tiene de hecho, un carácter proscriptivo al exigir el 1, 5 % del padrón o de los votantes, para poder pasar las PASO. Esto afecta obviamente, a las expresiones políticas que no cuentan con medios económicos. Las diferentes formas que asume la creciente importancia del dinero como condición para llegar a posiciones de poder político, o para acceder a los medios de comunicación masivos. Otro ejemplo que ilustra las dificultades de la sociedad civil para ganar poder de decisión y control sobre sus propios asuntos está dado por los niveles, cada vez mayores, de concentración de poder, como se expresa en el uso sistemático de los decretos de necesidad y urgencia. Un tercer ejemplo, también distintivo de esta época, es el del desmantelamiento de los organismos de control sobre el poder. El descabezamiento de la Defensoría del Pueblo, el sometimiento de la Oficina Anticorrupción y los obstáculos levantados frente a la Auditoria General de la Nación, sólo agregan dificultades a las posibilidades del pueblo para impedir la conformación de elites u oligarquías políticas actuando en su propio beneficio.
Asimismo, el avance de las mafias asociadas al Estado da cuenta de la emergencia de una creciente matriz criminal en la Argentina: narcotráfico, trata, trabajo esclavo y otros negocios ilícitos que producen sumas masivas de capital no declarado, ilustran un creciente fenómeno de colonización del Estado y la sociedad, que afecta fundamentalmente a los sectores más vulnerables. A esto hay que sumar el rol de los servicios de inteligencia –en todo el aparato del Estado- dedicados a vigilar y criminalizar la protesta social e incluso a la oposición intelectual y política. El papel de los servicios de infiltración, espionaje y represión encuentran su emblema en la figura del recientemente renunciado Jefe del Ejército, César Milani, quien enlaza este bochornoso presente a su pasado cómplice con el genocidio perpetrado por la última dictadura militar.
La corrupción política y la impunidad frente a este tipo de crímenes se han convertido en una cuestión estructural de la política argentina que aparecen banalizadas. Desde Plataforma 2012 consideramos imprescindible debatir estas cuestiones como elementos centrales de la consolidación de una oligarquía no solo económica, sino también política, que busca su perpetuación en el manejo de los asuntos del Estado y con ello la profundización del control de una sociedad profundamente desigual.

Necesidad de un gran debate público

Desde este trasfondo de desigualdades cada vez más estructurales, desde Plataforma 2012 nos interrogamos sobre las transformaciones de las formas de poder en tiempos de democracia y sobre la necesidad de generar otras –nuevas- herramientas democráticas para pensar nuestra sociedad desde un horizonte de igualdad. En razón de ello, consideramos que la recreación de espacios políticos incluye la necesidad de un gran debate público acerca de los mecanismos e instituciones que permitan evitar la concentración del poder político y posibiliten la democratización de las decisiones en la vida política. Asimismo, es necesario pensar en políticas universales e incondicionales que promuevan la independencia económica, en contraste con las actuales políticas.
Esto es sólo una propuesta de comienzo. Necesitamos generar nuevos instrumentos políticos institucionales en la búsqueda de lograr mejores condiciones materiales y sociales de vida para las mayorías, para el acceso de una ciudadanía plena y para una efectiva democratización de la sociedad.

Primeras Firmas:

Osvaldo Acerbo, Julio Aguirre, Mirta Antonelli, Jonatan Baldiviezo, Héctor Bidonde, Jorge Brega, José Emilio Burucúa, Diana Dowek, Lucila Edelman, Roberto Gargarella, Adriana Genta, Adrian Gorelik, Diana Kordon, Darío Lagos, Alicia Lissidini, Rubén Lo Vuolo, Gabriela Massuh, Patricia Pintos, Marcelo Plana, Daniel Rodríguez, Beatriz Sarlo, Maristella Svampa, Nicolás Tauber Sanz, Jaco Tieffenberg, Enrique Viale, Patricia Zangaro.

Mas firmas:
Pablo Alabarces, Raul Albanece, Graciela B. Alonso, Eduardo Amadeo, Federico Amadeo, Anibal Guillermo Bibiloni, Aldo Enrique Castagnari, Feliciano Castaño Villar, Carlos N. Ceruti, Bibiana Apolonia del Brutto, Juan Carlos del Peral, Walter Diaz, Marta Isabel Diez, Guillermo Di Menna, Diego Martín Durán, David Encina, Rubén Espinosa, María Elina Estébanez, Federico Esswein, Cristian Fernández, Carlos Figueroa, Nora M. Giacomino, Elsa Beatriz Gil, Raúl Rico Golba, Candela Gomes Diez, Ana Paula Flores, Maria Elisabet Guido, Los Gutman, Alicia Jardel, Mario Kiektik, Silvana Inés Lado, M. Teresa La Valle, Silvia B. Lázzaro, Diana Levinton, Andrea Lopetegui, Julián López, María Inés Luchetti, Jorge Metz, Horacio Micucci, Paula Mogni, Juan Pablo Mugnolo, Fernando J. Nadra, Roberto Ochandio, Ana Pagano, Luis Maria Parral, Carlos Alberto Pasero, Carlos Penelas, Leandro Perticari, María Dolores Plana, José Luis Punta, Ubaldo Rife, Inés C. Rosbaco, Horacio Safons, Marta Sahores, Jorge Ernesto Salata, Américo Schvartzman, Alejandro Schweitzer, Carlos Abel Suárez, Sergio Torrado, Hugo Vezzetti, Susana Vior, Adolfo Vispo, Irene Weinstein.
Para adherir, escribir a: plataforma2012@plataforma2012.org.ar

Véase nuestro pronunciamiento sobre el tema: SOBRE LA REFORMA DEL CÓDIGO CIVIL