“EDUCACIÓN TÉCNICA,
DESARROLLO INDUSTRIAL INDEPENDIENTE Y DEFENSA NACIONAL”
Horacio
Micucci
“La siembra de la ciencia
germinará para la cosecha del pueblo”.
Epígrafe de “Principios
de la Química” Dimitri Mendeleiev
(Autor de la TABLA PERIÓDICA DE LOS ELEMENTOS)
1834-1907
Pedes in terra ad sidera visus. Con los pies
en la tierra y la mirada en las estrellas.
Lema de la Universidad Nacional de Tucumán.
I.- Introducción:
Las estadísticas
oficiales de mediados de 2011 dicen (Secretaría de Política Universitaria del
Ministerio de Educación de la Nación) que de cada cien alumnos que ingresan a
la Universidad pública sólo se reciben seis. De esos seis muy pocos hacen
posgrado.
De cada cien alumnos que
ingresan al primario sólo 31 llegan a terminar el secundario obligatorio. De
cada 100 alumnos que ingresan al secundario, sólo 50 lo terminan.
Y todo lo anterior es
peor cuando más pobre es el sector social. Y la degradación del aprendizaje
también.
Las cifras de más arriba no son
nuevas:
Un Editorial del Diario La Prensa
del 12 de setiembre de 1983 decía:
“El número de alumnos que se incorporó anualmente a los
distintos ciclos de la enseñanza fue, entre 1976 y 1981, significativamente
inferior al del quinquenio 1970-75... La matrícula de educación de adultos marcó
una dramática caída: en 1970 tenía 222.796 alumnos y apenas 127.957 en 1981. En
el ciclo secundario entre 1970-1975, se
inscribieron 269.775 alumnos y entre 1976-1981 apenas 127.957.”
En la década del 90, con el
deterioro de las condiciones de trabajo (fundamentalmente de los derechos de
los trabajadores) y las crisis económicas, llegó la Ley Federal de Educación
(1993), que intentaba transformar el sistema educativo pero, aunque era un
objetivo no declarado, consiguió hacer desaparecer las Escuelas Técnicas como
tales, Curiosamente (o no tan curiosamente) surgieron Tecnicaturas Superiores
privadas. La Ley Federal establecía una educación general básica (EGB) de nueve
años y un ciclo polimodal de tres años con cinco modalidades, pero nada decía
de las escuelas técnicas. (1)
Siguiendo este modelo, en 1991 se
transfirieron a las provincias las escuelas secundarias nacionales (sin las
partidas presupuestarias correspondientes), y con ellas cuatrocientas escuelas
técnicas con más de doscientos mil alumnos, perdiendo el apoyo del CONET, que
en 1993 es disuelto. (1)
¿Ese fracaso no será, en
realidad, la expresión de la implantación de un proyecto de Argentina reducida
a la producción primaria y el ensamblado de materiales importados, indefensa
ante la rapiña de quienes la oprimen, es decir dependiente y sumisa?.
A partir de 2001 empezaron
cuestionamientos de alumnos, padres y empleadores. Se advertía la disminución
en la calidad de la educación y la pérdida de una herramienta de trabajo. La
relativa reactivación a partir de esos años, con demanda de nuevos
trabajadores, puso en evidencia la escasez de personal calificado. Esto hizo
que no desaparecieran las escuelas técnicas y resurgieran a través de la Ley de
Educación Técnica (2005). (1)
Sin embargo, encuestas realizadas
por especialistas, hacia el año 2010,
a estudiantes, padres y empleadores mostraban resultados
preocupantes. Se advertían deficiencias que, en opinión de los encuestados
tenías causales diversas, a saber:
·
Situación
económica de los alumnos
·
Metodología
utilizada por los profesores
·
Deficiencias
en la formación del cuerpo docente
·
Base
insuficiente en Ciencias Básicas
·
Falta
de técnicas y horas de estudio
·
Falta
de actualización de contenidos
·
Disminución
de horas de taller y laboratorio
·
Falta
de conocimiento de herramientas y software actuales
Lo notable es que esas causales
aumentan desde 2004 (la década ganada según el gobierno). Los mayores
porcentajes de disconformidad se dieron respecto a las carencias en ciencias
básicas y la disminución de horas de taller y laboratorio. Las encuestas daban
índices de insatisfacción del orden del 70%. (1)
Las opiniones recogidas por los
investigadores citados reflejaban disconformidad respecto a la formación como
técnicos competentes cuyas capacidades están basadas fuertemente en el
conocimiento científico y en el “saber hacer”, logrados en las prácticas de
laboratorio y en los trabajos de taller. También había, y hay, un crecimiento
en la disconformidad respecto a los métodos utilizados por los profesores, la
falta de técnicas y horas de estudio y en la formación del cuerpo docente, como
causas que afectan y afectaron la adquisición de competencias.
La segunda problemática, percibida especialmente
por los egresados, fue la disminución de horas de taller y de laboratorio. Según
algunos trabajos de investigación las encuestas indican la necesidad del “saber
hacer” que habilite para el mundo del trabajo, íntimamente relacionada con el
“saber” científico”, es decir, con la práctica que debe estar enraizada en el
conocimiento para poder analizar e interpretar correctamente resultados y la
capacidad de transferirlos a otros ámbitos.
Los empleadores encuestados se
quejaban de la falta de conocimiento, por parte de los técnicos, de las
herramientas y software actuales, lo que manifestaba la falta de capacidad de
la escuela de seguir los cambios tecnológicos por la falta de adecuación de los
profesores así como por las posibilidades y los recursos con los que cuentan
las escuelas técnicas, muy inferiores a los de las industrias. Tanto profesores
como alumnos perciben como un refuerzo sumamente necesario las pasantías o
“prácticas profesionalizantes” en los lugares de trabajo.
Los expertos en esta temática
sostienen que los reclamos de alumnos, padres y empleadores muestran la pérdida
de la esencia de la Escuela Técnica, dado que no se logran las competencias
requeridas exigidas por el trabajo o el estudio. (1)
Se evidencia una falta de
capacidades y habilidades que emanan de un insuficiente conocimiento de las
Ciencias Básicas que, además, apunten a la resolución de problemas, a formar un
espíritu crítico y a la posibilidad de transferir dichos conocimientos a
situaciones problemáticas diversas en su trabajo, su estudio o en la vida en
comunidad.
Todo esto que empezó notoriamente en
el Proceso, se continuó después y sigue en la actualidad, lo que es una muestra
de que las ideas básicas del tipo de país dependiente desgarrado por la rapiña
de distintas potencias (yanquis, chinos, ingleses, rusos, franceses, etc.)
sigue persistiendo. Y que la década “ganada” no es una década de
industrialización y desarrollo. Es una década más de primarización de la
economía.
Y, entonces, lo que ocurre con las
Escuelas Técnicas: ¿No será consecuencia de aquello que dijo un funcionario del
Proceso en su momento, sosteniendo que daba lo mismo fabricar acero que
caramelos? ¿Estará relacionado con toda la desindustrialización que empezó con
el Proceso?. Lo que tenemos ¿no es la Escuela Técnica de un proyecto de una
Argentina dependiente, indefensa, extractivista, primarizada?.
Se ha publicado que “tal vez los funcionarios responsables escucharon hablar de la globalización y viendo que los
importadores, comerciantes y bancos tenían buenas ganancias supusieron que la
riqueza surge del intercambio, o de la actividad bancaria y que era más barato
traer cosas de afuera. Como si la plata para comprar lo que otros países
producen viniera del aire, y no que las riquezas sólo provienen de la tierra y
del trabajo productivo.”. Y que tal vez ignoraron “...que en
Argentina, la industria que emplea la mayor cantidad de mano de obra aún está
muy alejada de la automatización y la robótica y para muchas pequeñas y
medianas empresas, la vieja y obsoleta cadena fordista y los métodos
tayloristas son más avanzados de lo que están haciendo. E incluso el pasaje a
niveles que acerquen a las tecnologías de punta, requieren de una formación y
educación básica que no aparece en los planes de los ministerios, más
interesados en destruir lo viejo que en reemplazarlo por algo superador.”
(2)
Creemos que las variantes de
proyectos políticos de distintos gobiernos gerentes de la dependencia tienen
elementos comunes que perduran. Y que no hay falso disfraz industrialista, desarrollista
ni neo desarrollista que cubra sus consecuencias sobre la escuela técnica.
La situación de la enseñanza técnica
es parte de la destrucción de la capacitación de la mano de obra,
continuidad de la destrucción de la industria nacional independiente. Parte de
ello es la flexibilización laboral, el trabajo multifunción en lugar del oficio
y la especialización. ¿Para
qué haría falta la formación técnica en un país primarizado? ¿Para qué invertir
en ella si finalmente la mayoría quedará desocupada y los que consigan trabajo
no lo harán por dicha formación?.
La
consecuencia actual es la superexplotación de los más jóvenes y
desaprovechamiento de la experiencia de los mayores, con desocupados
estructurales. Y tres generaciones sin trabajo estable, en algunos sectores,
junto a jóvenes que no estudian ni trabajan y que no tienen posibilidad de
adquirir habilidades prácticas mínimas.
Y,
por último y no menos importante, se va perdiendo el carácter del trabajo como
ordenador de vida e integrador social, como actividad creadora. Así se
generaron y se generan las condiciones para la drogadicción, la trata de
personas, la lumpenización. La destrucción de la Educación Pública, y de las
Escuelas Técnicas en particular, se desarrolla, desde este punto de vista, con
tal coherencia que es difícil no sospechar de la intencionalidad de sus
autores.
II.- ¿Porqué relacionar educación y desarrollo
industrial?
Las
fuerzas productivas de un país están compuestas por los medios de producción
(las máquinas) y los hombres que trabajan en ellas. Sin embargo, en nuestro
concepto, son los hombres el elemento principal de las fuerzas productivas de
ese país. Si esto es así, la capacitación y la educación de ese hombre son
elementos sustanciales para el desarrollo industrial (y también agrario) del
mismo. Es clave, entonces, detenernos en la educación que hace falta para hacer
de Argentina un país industrial y agrícola integrado e independiente, desde el
punto de vista económico y político, con un pueblo en el que recaiga la
soberanía de una democracia grande, ampliada y efectiva.
Presidimos
este artículo con un epígrafe de Mendeleiev. No se podría enseñar química, hoy,
prescindiendo de sus aportes. De misma manera que ocurriría con Newton o Einstein en la enseñanza de la física.
Algunos
imaginan a Mendeleiev como un “científico puro”, alejado de aplicaciones
concretas. Están en un error quienes así piensen.
Mendeleiev
realizó, en su época, un vasto programa de aplicación de la ciencia a la
economía y fue precursor de la quimización de la industria y la agricultura,
llegando a hacer aportes sobre política petrolera. De la misma manera, es
preciso integrar (en una unidad con contradicciones reales a resolver) la
ciencia básica, la ciencia aplicada y la tecnología, para un proyecto
científico técnico de aquella Argentina independiente de toda dominación
extranjera, como dice el Acta de nuestra independencia (olvidada con frecuencia
por demasiados gobernantes).
Y,
dado que de enseñanza técnica y de independencia tecnológica se trata, conviene
detenernos en algunas definiciones:
¿Qué
es tecnología?.
Etimológicamente
proviene de dos palabras griegas: techne que
quiere decir arte y habilidad aplicada y
logos que quiere decir conocimiento.
Pero
de inmediato surgen preguntas: ¿Tecnología es sólo el artefacto o la máquina (“hardware”)? ¿Y el software no es tecnología?. Hoy se reconoce que hay tecnologías
duras (las primeras) y blandas (las segundas). Entre estas tecnologías
“blandas” hay tecnologías de comercialización, de logística, de distribución,
de diseño y evaluación de proyectos sociales, etc.
¿Y
dónde reside la tecnología? ¿Sólo en la máquina o también en el hombre?. ¿Y si
residiera principalmente en el hombre?. ¿Sirve el mejor instrumento sin el
hombre capaz de manejarlo? En el inicio ¿quién diseña y construye ese
instrumento sino es el hombre?.
Podríamos
decir que al principio fue el hombre.
Sería
de desear que, en los resultados, el objetivo fuera el hombre. En nuestro caso
la mujer y el hombre que habitan nuestra Patria. Nuestros hermanos.
Tomemos
a un tecnólogo, ya fallecido, de ideología desarrollista como Jorge A. Sábato. Para
él, tecnología era “el conjunto ordenado de conocimientos necesarios para la
producción y comercialización de bienes y servicios”. También se la suele definir como un complejo de
conocimientos, métodos y materiales usados en hacer una cierta clase de técnica
para la producción y comercialización de bienes y servicios. Pero, nos
atrevemos a afirmar que lo principal de la tecnología reside en la cabeza de
los hombres (conocimientos y métodos). (3)
Aunque
es poco reconocido, ese hombre que trabaja en la máquina también actúa como productor
de innovación tecnológica.
Hace
más de cuarenta años (principios de la década del ´70) un investigador llamado S.
Hollander efectuó estudios de productividad en cuatro establecimientos
productores de rayón de Dupont en EE.UU. Sus conclusiones fueron sorprendentes.
Introducida una nueva tecnología, cambios técnicos menores producidos por
quienes operaban las máquinas eran responsables de casi dos tercios de la
reducción de costos unitarios atribuibles a cambios tecnológicos. Este proceso
de mejoras, obra de los operarios, llegaba a manifestarse hasta diez años
después de la introducción de la nueva tecnología. (4)
En
la actualidad los aportes de los operadores son utilizados por fabricantes de software que distribuyen copias “alfa y beta” entre técnicos y usuarios
que aportan, gratuitamente, sus experiencias y de las cuales surgen
perfeccionamientos posteriores. No otra cosa hace Microsoft. Lo mismo ocurre
con el software abierto de LINUS.
Todo
lo anterior habla del papel del hombre en el desarrollo de las fuerzas
productivas y de la necesidad, por lo tanto, de su capacitación como parte
fundamental del desarrollo productivo.
Es
importante tener en cuenta que la tecnología no es de validez universal. Las
distintas tecnologías dependen del contexto y las necesidades concretas que
deben resolver. De allí surge el concepto de Tecnología apropiada de la OIT, la
OMS y la ONU. Una tecnología, para responder a tal calificación, debe tener
tres características. Debe ser:
1)
científicamente válida,
2)
técnicamente eficaz y
3)
socialmente aceptable.
Lo anterior significa que no basta con el
carácter científico de la misma, sino que debe lograr los efectos esperados en
el lugar donde se aplica, en la máxima cantidad en relación con los medios
utilizados. Pero, además, debe corresponderse con el proyecto social global del
lugar donde se aplica. Ergo, no hay tecnología de validez universal. Debe ser
evaluada en función, en nuestro caso y en nuestra opinión, de un proyecto
nacional y social de independencia nacional y soberanía popular
Por
último, la tecnología se puede obtener por métodos científicos o empíricamente
y hasta copiándola. Esto último han hecho países como Inglaterra, EE.UU., Japón,
Italia, China, etc. Y ocurre que aquellos que copiaron (“robaron”) tecnología son los
que, cuando tienen sus propias patentes, se convierten en quienes nos impiden a
nosotros (países oprimidos) su mismo camino.
Lo
anterior nos lleva a que es necesario decidir qué tecnología se compra o se
desarrolla, de acuerdo a un proyecto de
país y a su objetivo nacional y social. Las soluciones tecnológicas no son
universales, son particulares y contextualizadas, por definición.
Volvamos
al desarrollista Jorge A. Sábato y su concepto de “Paquete tecnológico”. Decía Jorge A. Sábato que no había que
comprar el producto hecho. Había que “abrir el paquete tecnológico” y comprar sólo
aquella parte de la tecnología que no podemos fabricar. Algunos creen que su
uso del término “paquete” era una
traducción del inglés “package”. Sin
embargo, contaba Jorge A. Sábato que lo había tomado de la letra de un tango
que decía: “cuándo
el gil abra el paquete y vea que se ensartó”. Por lo tanto “no había que
ensartarse y comprar el paquete cerrado y hecho afuera”. Como se ve, la compra de vagones de ferrocarril en
China, totalmente terminados, sin ninguna transferencia y sin participación
local, realizados por el actual gobierno, no es industrialismo. (3)
En
suma: lo fundamental es el hombre que opera las máquinas. Por eso es necesaria
su educación técnica, en función de un determinado proyecto de país y las
necesidades de su pueblo.
III.- ¿Porqué hace falta la industria y una Argentina
industrial?
El
punto de partida para analizar este tema es definir en que mundo vivimos.
No
vivimos un mundo “globalizado” de países respetuosos de los derechos de los
demás países, interdependientes, como se dice ahora, sino que estamos en un
mundo en que los países
no son iguales.
Hay un pequeño número de países
opresores y una mayoría de países expoliados y limitados en su soberanía, por
los primeros. Y Argentina pertenece a
los pueblos, países y naciones expoliadas.
La incomprensión de esta cuestión
esencial hace que algunos imaginen a Argentina como aliada a nuestros enemigos
sin comprender que el esclavo nunca conseguirá su libertad como aliado del amo.
Se pregona así una política de buena letra, para congraciarse con el dominador,
que nos ha llevado a la situación actual. En realidad es una política de
sumisión nacional.
Como esto es así, nuestra
independencia exige dominar todas las etapas de la producción y controlar los
efectos esenciales de la misma, ya que lo contario nos hará débiles,
presionables, vulnerables.
Ser independientes es de interés de
la población. No es sólo una definición ideológica.
Nuestra
economía ha sido primarizada y eso repercute en la vida cotidiana de los
argentinos. Se ha profundizado el monocultivo sojero. Nuestra industria ha sido
destruida o extranjerizada. Se ha profundizado la dependencia nacional.
Una
parte de esa industria nacional reciente está compuesta sólo por armaderos, son
sólo ensamblados de componentes extranjeros.
Nuestra
industria petrolera es extractivista.
Ya
que iniciamos este artículo con una cita de Mendeleiev, es bueno recordar que
este científico estudió la industria petrolera naciente en EE.UU. y, sabiendo
que el petróleo estaba integrado por múltiples moléculas que permitían el
desarrollo de una industria petroquímica de la cual podían obtener numerosos
productos (decenas de miles de productos derivados de la petroquímica facilitan
nuestra vida cotidiana) , se escandalizaba con la circunstancia de que sólo se
lo utilizara como combustible. Decía Mendeleiev: “Es una materia prima valiosísima, hay que
transformarla en otros productos importantísimos, no limitándose a emplearla
como combustible. Calentar se puede hacer hasta quemando billetes de banco.”
¡Qué
lejos de la política actual en el cual lo principal de su uso es como
combustible en un país donde la matriz energética fundamental es la combustión
de hidrocarburos!.
Detengámonos
en el caso de la Megaminería, que es uno de los sectores apoyados en el período
kirchnerista. El modelo en curso, también en esta área, es extractivista. Se
extraen (por métodos contaminantes) y se exportan barros (que en realidad
contienen oro, plata y minerales estratégicos) pagando mínimos cánones por ello
(menos aún que en Chile).
Una
respuesta desarrollista, de desarrollo en condiciones de dependencia, hubiera
impulsado que algo de la purificación de esos barros lo hicieran capitales
extranjeros pero dentro del país. Esto hubiera profundizado la dependencia también,
ya que la experiencia demuestra que esos capitales extranjeros se llevan más de
lo que dejan. Pero ni eso se hace hoy. Se exportan barros sin procesar.
Una
alternativa, verdaderamente nacional, hubiera sido repetir la experiencia del
primer gobierno del General Perón que consistió en que, creado el Banco
Industrial, se compraba a pequeños mineros nacionales su producto extraído y
luego se purificaba en el país. En esos años, y de esta manera, Argentina
produjo Molibdeno, mineral estratégico para la industria nacional. Hoy se podría
repetir la experiencia con la obtención de uranio para la industria atómica.
O
sea, lo que actualmente tenemos es primarización en ferrocarriles, en petróleo,
en minería, en producción agraria, etc.
Lo
predominante en el “modelo” actual es la primarización de la economía. Esa es
la verdad detrás del “relato” oficial.
Y
ha surgido un empresariado de intermediación, nativo pero no nacional, del cual
importantes sectores vinculados a este gobierno forman parte. El empresario
Franco Macri, kirchnerista confeso y
padre de Mauricio Macri, según se afirma en su pagina (www.francomacri.com.ar ), fue designado como “Consejero para
inversiones en Latinoamérica” en 2006 por la Asociación para la Promoción y el
Desarrollo Industrial de la República China en el Mundo. O sea, una especie de
embajador representante para los negocios de China en América Latina. Fue
intermediario de la compra de vagones de ferrocarril en China para Argentina,
por lo cual habría cobrado una comisión de 380 millones de dólares. ¿Un
empresario de estas características apoyaría una política ferrocarrilera
nacional?. ¿podría apoyar una política ferrocarrilera basada en las ideas de
Raúl Scalabrini Ortiz?. No. Porque es un empresario de intermediación con una
potencia extranjera.
En la Industria del medicamento existe
un grupo, de estas características, llamado CHEMO.
CHEMO es una compañía basada en
Madrid, con plantas químicas para la fabricación de principios activos en
España, Italia y China; fabricación de productos farmacéuticos en España,
Francia, Portugal, Suiza, Polonia, Rusia, Tailandia, India, Vietnam y China,
entre otros.
Los negocios de CHEMO
(controladora de ELEA en Argentina) tienen base en Barcelona y posee industrias químicas de principios
activos (lo principal del medicamento) en Italia (Industriale Chimica), en España (Química Sintética) y hasta en China
(Gold Pharma). También fabrica productos terminados en España (Liconsa y León
Farma) (http://www.chemogroup.com/worldwide-presence/).
Es decir lo principal del medicamento lo produce en el exterior.
A partir de 2006, CHEMO inició un
nuevo proceso de internacionalización con el nacimiento de Gold Pharma (China)
y comprando participaciones en las compañías Nexchem de China y Nosch de
India”. (http://www.hugosigman.com.ar/inicio/hugosigman_inicio.php)
En el año 2010 se produjo una
alianza estratégica entre la empresa “argentina” Chemo y la asiática Fosum para
investigar, desarrollar, producir y distribuir medicamentos genéricos para el
mercado chino e incluye la construcción de una planta en Shangai.
Recientemente el Grupo CHEMO
asociado a Novartis y con apoyo del actual gobierno constituyó una asociación
para fabricar vacunas en Argentina, entre ellas la de la Gripe A. El gobierno
argentino le comprará su producción a precio internacional. Mientras su planta
no produzca, el gobierno comprará las vacunas, a precio internacional, al más
grande monopolio internacional de medicamentos: Novartis.
Con el dinero de este proyecto se
podría haber impulsado la fabricación estatal apoyando plantas como las del
Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas “Julio Maiztegui” de
Pergamino.
El “modelo” actual no es un
proyecto nacional independientista. Es un modelo dependiente, que usa al Estado
para favorecer el crecimiento de un grupo de empresariado de intermediación
“amigo”. Es el conocido como “modelo
surcoreano”.
El empresariado de intermediación
de la industria del medicamento produce un déficit en la
balanza comercial. La balanza comercial es negativa por la situación de escasa producción nacional
de principios activos (el aspecto fundamental en los medicamentos). La
sustancia activa principal en los medicamentos que se fabrican en el país, se
compra en el extranjero. De esta manera, aunque la exportación de medicamentos
fue de US$ 806 millones en 2011, las importaciones de los principios activos
necesarios fue de US$ 1.790 millones en 2011. Esto significó, en ese año, una balanza
comercial deficitaria en US$ 984 millones.
O sea, esta política
produce dependencia, descapitalización, primarización. No es independientista,
no es industrialista. Y eso perjudica al pueblo y la Nación que paga productos
caros, sufre desocupación, y ve deteriorarse su vida cotidiana. La harina, el
pan, la carne y la yerba encarecen. A esto se corresponde a la destrucción de
la educación técnica. Es una consecuencia más del modelo.
IV.- ¿Qué tipo de industria haría falta?: LAS CINCO
RELACIONES.
Hay,
al menos cinco contradicciones a superar en el desarrollo industrial argentino.
Ello determinará también la amplitud y el contenido de la Educación Técnica que
se promueva.
1.-
Relación entre Industria y Agricultura
Industrializar
no significa abandonar la agricultura. Todo lo contrario, exige también, hacer
real la propuesta de la Federación Agraria Argentina: Reforma agraria con un
millón de chacras con campesinos propietarios. Además, deberá atenderse a la
comercialización de sus productos.
Decía
el General Perón en sus primeros años: “Es indudable que una coordinación acertada
de las operaciones de comercialización e industrialización es también un factor
fundamental en la valorización de los productos. Los chacareros saben lo que
cuesta conquistar de la tierra un quintal de maíz. Y es penoso que cuando ese
quintal de maíz ha producido la suma de diez pesos, vaya a través de los
ferrocarriles o la hornalla de una fábrica o al pesebre de unos cerdos muriendo
también en la misma suma. En cambio una industrialización conveniente evita que
ese quintal nacido en diez pesos muera en diez pesos, pues obteniendo de él
todos los subproductos que contiene su valorización puede llegar hasta cuatro
veces su precio primitivo. Con eso... puede mejorarse a productor, puede
obtener mayor ganancia el industrializador y puede quedar un remanente para
pagar mejor la mano de obra... Es menester realizar lo que la economía moderna
exige: no exportar nuestro trabajo agrario, sino exportar los productos ya
industrializados para que la riqueza de la producción y del trabajo queden en
nuestro propio país.” (5)
Todo lo contario al actual impulso del monocultivo sojero.
La
Agricultura no debe ser contrapuesta al desarrollo industrial ya que produce
materiales necesarios para la vida de lo más importante de las fuerzas
productivas que es el hombre y también materias primas para la industria. Entonces,
es preciso desarrollar la industria sin abandonar la agricultura, y ayudar a
tecnificarse a un millón de pequeños productores propietarios surgidos de la
Reforma Agraria necesaria. La escuela técnica deberá apoyar la capacitación de
la mano de obra de ese millón de chacareros propietarios surgidos de la reforma
agraria necesaria.
2.-
Relación entre Industria concentrada o diseminada: Grandes empresas
estatales integrando a PYMES e industriales verdaderamente nacionales.
Aquí
aparece la necesidad de contemplar la defensa nacional. Se presentan varios
prototipos industriales posibles.
¿Una
Industria grande y centralizada (como el pino, que crece rápido y alto pero que
es frágil ante una tormenta?). Desde el punto de vista de la Defensa Nacional
este prototipo es difícil de defender ante un ataque externo a una Argentina
Independiente.
Una
alternativa sería una industria descentralizada, pequeña y diseminada, como el
césped, que si se lo quema siempre queda una porción capaz de volver a crecer. Esta es una mejor alternativa para la defensa
nacional pero no permite desarrollos que respeten escalas adecuadas.
A
los cuestionamientos anteriores se puede ofrecer, como respuesta, un modelo
combinado de diseminación que incluya centros de mayor escala. Una industria como
el hongo, que se disemina debajo de la tierra y tiene algunas setas que afloran
al exterior. Este último prototipo “tipo
hongo” une la necesidad de la escala, con centros mayores, unido a lo
diseminado que es menos vulnerable a una agresión (pensado desde la Defensa
Nacional).
Se
deben tener en cuenta e integrar a las PYMES, por lo anterior, porque son grandes empleadores, en conjunto, y son un
aporte a la lucha contra la desocupación.
La
Educación técnica que se promueva debe, entonces, extenderse por el país,
alcanzar al conjunto de la población en sus distintas áreas y combinar técnicas
simples con avanzadas.
3.-
Relación entre Industria pesada e Industria liviana.
Con
centro en la industria pesada (que es clave para la independencia y es
productora de medios de producción) se debe desarrollar la liviana, que produce
los elementos esenciales para el sustento para el hombre (principal elemento de
las fuerzas productivas). La Industria liviana, además, producirá una mayor
ampliación del capital, que puede luego ser reinvertido en el desarrollo de la
industria pesada que, a su vez, es base de la independencia y control del ciclo
completo. La educación técnica debe contemplar contenidos que responda a las
necesidades tanto de la industria pesada como de la liviana.
4.-
Relación entre Industria de los grandes centros urbanos y la del interior.
Esto
implica un verdadero desarrollo federal de autonomía local e integración
nacional. Se corresponde a un país de desarrollo armónico sin un tercer mundo
adentro del tercer mundo.
Federal
y no unitario. Federal en la concepción artiguista: “Pa que naides sea más que naides”.
La
política actual en el plano de lo impositivo, coparticipativo e industrial es
cada vez más unitaria, centralista. Será necesaria una logística adecuada para
favorecer el desarrollo industrial (y agrícola) del interior. Implica
combinación de camión, ferrocarril y barcos y su producción. Y el avión como
transporte de cargas.
Esto
incluye el desarrollo del transporte polimodal para favorecer a la industria
más alejada, combinando el transporte automotor, con el ferrocarril y el
marítimo, pluvial y aéreo.
Entonces
la logística y la mano de obra para la construcción y el manejo camiones,
trenes, barcos y aviones debe ser incluida entre los contenidos de la escuela
técnica.
5.-
Relación entre desarrollo industrial y Defensa Nacional.
También
en la defensa nacional el hombre es más importante que el arma. El General Vo
Nguyen Giap que comandó las tropas vietnamitas que derrotaron a los franceses
en la Batalla de Dien Bien Phu y luego a los norteamericanos, sostenía esto.
(6)
Todo
lo que contribuya al bienestar físico e intelectual del hombre argentino es clave
para una Defensa Nacional Integral y Popular, que siga el ejemplo de 1806 y
1807 y de nuestra Guerra de la Independencia. También lo será para la reconquista
indispensable de nuestras Malvinas y mares e islas colonizadas por el imperio
británico.
Pero
Defensa Nacional no es sólo tener balas (necesarias). También es industria para
la Defensa de la Patria y el patrimonio Nacional.
Desarrollos
y multiplicación de ejemplos como el Astillero de Río Santiago (que continua
siendo estatal por la lucha de sus obreros) son claves para la industria naval,
la construcción de una Flota Mercante del Estado, marítima y fluvial y el
control de la riqueza pesquera. También lo es el control de toda la cadena
productiva del petróleo desde el subsuelo al surtidor. Lo anterior es
indispensable para recuperar Malvinas y para repeler toda agresión externa.
Lo
mismo ocurre con el desarrollo de una química pesada, petroquímica y
farmacoquímica. Esto es base, por ejemplo, para una política independiente de
medicamentos, accesibles al pueblo. El antibiótico fue secreto de guerra de
EE.UU. hasta 1945. Esa fue la base del predominio de la industria farmacéutica
estadounidense posteriormente.
Estas
áreas deberán, entonces, ser contempladas en la formación técnica necesaria.
V.- ¿Qué tipo de enseñanza?.
Debe
relacionar adecuadamente la práctica y la teoría.
Decía
Mendeleiev: “La
concepción teórica que no equivale y no corresponde a la realidad, a la
experiencia y a la observación, es simplemente ejercicio mental o incluso puro
absurdo y no tiene el derecho al título de ciencia. Ciencia, en el sentido
estricto de la palabra, se puede llamar hoy solamente lo que expresa la
concordancia de la teoría y la práctica.”
Es
preciso partir de la práctica. La capacidad de verificarse en la práctica es el
único criterio de verdad.
Debe
combinarse la enseñanza con el trabajo productivo partiendo de la práctica, e ir
al conocimiento racional que debe ser comprobado nuevamente en la práctica.
¿Qué
son los conocimientos adquiridos por los estudiantes en los libros?. Suponiendo
que todos esos conocimientos sean verdaderos, son teorías elaboradas por los
que nos precedieron basándose en la suma de experiencias, no son conocimientos
extraídos por los mismos escolares. Es indispensable asimilar esos
conocimientos; sin embargo hay que tener en cuenta que, en determinado sentido,
son para los estudiantes conocimientos obtenidos y comprobados por otros. No
los han comprobado los mismos estudiantes. Además, lo más importante es saber
aplicarlos en la vida y en la práctica. Desde ya será muy peligroso si los
alumnos se quedan contentos sólo con su experiencia. En ese caso les faltará
teoría y, en consecuencia, también tendrán
conocimientos relativamente incompletos.
VI.- Cuatro nudos para la educación técnica.
Estos
nudos a contemplar son:
a)
Igualdad de oportunidades.
Este
es el principal problema democrático de la educación. No debe haber limitación de
ingreso ni expulsión de la escuela: la educación es un derecho inalienable.
Debe
ser de tiempo completo con comedor incluido. Sería interesante promover una
especie de “Escuela-Club de barrio” que
iguale las oportunidades y vincule e integre socialmente. Sería un arma clave contra
la droga, el delito y la “lumpenización”.
Una
“Escuela-Club de barrio” que sea el lugar donde el joven encuentre el
conocimiento teórico-práctico, con las inmensas posibilidades multimedia del
presente, con laboratorios de capacitación práctica y, también, el lugar de
esparcimiento, deporte y extensión cultural y artística, de encuentro y
actividad social junto a sus coetáneos.
b)
Contenido de la enseñanza. Práctica y teoría. Técnicos y Oficios.
Es
preciso formar Técnicos para la informática, la metalmecánica, la construcción,
la producción agropecuaria, la salud, etc. produciendo mano de obra capacitada.
El
Uribelarrea (Pcia. de Bs. As.) existe la Escuela Agrotécnica Salesiana “Don Bosco”. Emite títulos
de Bachiller Agrario (6to. Año) y Técnico en Producción Agropecuaria (7mo año).
¿Porqué el Estado no puede reproducir lo que hicieron los salesianos?. ¿Porqué
no puede reproducir el ejemplo de la Escuela del Astillero Estatal de Río
Santiago (Pcia. de Bs. As.)?.
Lo anterior debe incluir la capacitación
en el lugar trabajo y la educación continua.
La
Escuela Técnica debe sumarse a la formación en artesanías y oficios de jóvenes
y mayores para recuperar con rapidez la mano de obra destruida en estas
décadas. El desarrollo de una industria de la recuperación, el arreglo y el
reuso de productos es importante para proveer a la población de bienes de uso
con menos descartables y menos residuos contaminantes, que sea más amigable
ambientalmente. El ciclo de formación debe ir desde oficios a técnicos llegando,
en ciclos sucesivos, hasta la formación profesional.
No
decimos nada nuevo: sostenía el General Perón refiriéndose a las escuelas
técnicas, escuelas fábricas y preanunciando la UTN: “hemos pensado muchas veces que cuando un país
inicia su industrialización, no puede realizarla solamente con buena voluntad.
La Nación no ha de escatimar esfuerzos cuando se trate de capacitar a sus hijos
para hacer grande esta tierra. Vamos a crear universidades técnicas. Aspiramos
a que los futuros técnicos que han de tomar la dirección del país, salgan de
estas escuelas de trabajo. Queremos que nuestros obreros, formados en las
actuales escuelas de enseñanza técnica, puedan completar un ciclo total de
aprendizaje.” (5)
No
es el proyecto educativo de este gobierno ni de los anteriores.
c)
Investigar y producir en pequeña escala.
Allá por los años 70 cuando, como
estudiantes, discutíamos como debía ser la educación universitaria, teníamos un
ejemplo que, decíamos, si se resuelven las contradicciones que encierra se obtiene
el proyecto educacional que deseamos.
El ejemplo era el siguiente:
En Florencio Varela estaba el
centro (de la YPF estatal) de investigación en petróleo más grande de
Suramérica. En Ensenada estaba la destilería más grande de Suramérica. Y en la
Universidad Nacional de La Plata no había ingeniería en petróleo. Nosotros
pensábamos que los científicos que trabajaban en el centro de investigación
debían ser los docentes de esa carrera de ingeniería y debía integrarse con la
práctica en la destilería y que los estudiantes también debían ser los
trabajadores de la destilería. Era nuestra idea de la integración de la
práctica de la producción, la docencia y la investigación.
Hoy se dirá que esto era
“utópico”, pero nosotros nos basábamos en ejemplos reales nacionales y
extranjeros. El Astillero de Río Santiago tenía ya en ese tiempo una escuela
cuasi secundaria donde se formaban hijos de obreros de la empresa que después
entraban a trabajar en ella y, por esos años en la China de Mao, la fábrica de
máquinas herramientas de Shangai formaba como ingenieros a sus obreros y eran
mejores ingenieros que los de la Universidad de Beijín.
Por entonces, IBM exaltaba el
método de evaluación de los ingenieros
electrónicos que se recibían en China: debían armar una computadora para
recibir el título. Esto era lo que nosotros queríamos decir cuando planteábamos
que la práctica es la madre de la teoría y que la capacidad de transformar la
realidad era el criterio de verdad de cualquier teoría. El primer avión que
surcó el cielo probó, con ese hecho nuevo en la historia de la materia, la
veracidad de infinidad de leyes y teorías de la física, de la mecánica, de la
metalurgia, de la aerodinámica, etc..
Sosteníamos que los alumnos deben
poseer algo más que conocimientos librescos, también deben participar en el
trabajo productivo. Sería bueno considerar la posibilidad de que los
laboratorios y fábricas que dependan de escuelas y centros politécnicos y que
sean capaces de producir, deban hacerlo en la medida de sus posibilidades, una
vez asegurados los requerimientos de la enseñanza y de la investigación
científica.
d) Presupuesto, cargos y
salarios.
Desde ya todo lo expresado exige un presupuesto,
los medios y los cargos necesarios con retribución justa y el tiempo de
dedicación necesaria. El sistema educativo argentino tiene dos víctimas: el
alumno y el docente. Y, por carácter transitivo a través de ellos, la Nación.
VII.- Algunas ideas
sobre contenidos.
Decía
Otto Krause en 1897 “los estudios técnicos se han de dividir en teóricos, de
experimentación física, de laboratorio, de tecnología y de trabajos manuales.
Los primeros solamente en la medida necesaria para comprender los principios
que rigen las operaciones tecnológicas. Se han de aplicar los métodos más
modernos y abreviados que permitan en poco tiempo adquirir los conocimientos esenciales”.
(5)
Los
ejes en los cuales se podría construir el programa de enseñanza podrían ser:
A)
El eje de ciencias básicas.
Matemáticas,
Física, Química, Biología, pero los contenidos enseñados deben girar alrededor
del eje práctico del área técnica decidida en cada caso. Recalcamos: la materia
alrededor del eje práctico y no en general. El concepto pedagógico debe
intentar lograr que el alumno adquiera la capacidad de aprender de sus errores
y sus aciertos y de los errores y aciertos ajenos y que adquiera capacidad para
buscar soluciones a los problemas que se le planteen. Principalmente hay que
lograr desarrollar su capacidad de buscar soluciones concretas y no sólo llenar
su memoria de conocimientos indirectos.
B)
El eje histórico-geográfico.
No
se trata de obtener una máquina técnica humana sino un técnico con la comprensión
ideológica patriótica y democrática que le permita una disciplina consciente.
Debe conocer la historia y la geografía física, política y económica de
Argentina y su relación con el mundo y la historia de las ideas, la filosofía y las artes en cada contexto y simultáneamente.
El Homo sapiens aislado no existe. Sólo existe en un lugar geográfico,
histórico y social concreto. Debiera incluirse un eje sobre patrimonio nacional,
su desarrollo y su defensa, para que conozca las grandes experiencias llevadas
a cabo en nuestro país: el petróleo, la siderurgia, los ferrocarriles, la
riqueza marítima, la energía atómica, el Pulqui II, el Misil Cóndor, el
Rastrojero, la Estanciera, etc. No partimos de cero. Partimos de experiencias
logradas.
Es
más lo que nos han impedido hacer que lo que no pudimos hacer. Y lo debemos
saber. La amnesia histórica es parte de nuestra opresión nacional. Cómo decía
León Tolstoi: “Pinta
tu aldea y serás universal”.
C)
Entrenamiento para la defensa en los años superiores.
Mucho
se ha discutido sobre el servicio militar obligatorio y la necesidad de la
preparación de los ciudadanos. Desde ya que la experiencia del precedente servicio
militar no es el camino a seguir. Una Defensa Nacional Popular Integral debe
desarrollar la capacidad del pueblo. El entrenamiento en los lugares de trabajo
y estudio es parte de la concepción de Pueblo en armas para la defensa que
surge de las experiencias de 1806 y 1807
y de nuestra Guerra de la Independencia. La combinación de la formación técnica
y práctica para una Defensa Nacional, integrada y para formar también a los
cuadros profesionales debiera ser, al menos, parte del debate.
VIII.- Transformar la realidad.
Es
necesario conocer para transformar.
Incluso conoceremos transformando.
Decía
Paracelso en 1530:
“Quien no conoce nada no ama nada...
Quien no puede hacer nada, no comprende
nada.
Quien nada comprende nada vale.
Pero quien comprende también ama, observa,
ve...
Cuanto mejor es el conocimiento inherente a
una cosa, más grande es el amor...
Quien cree que todas las frutas maduran en
el tiempo de las frutillas nada sabe de las uvas.”
Paracelso (1493-1541).
Primero será necesario un
debate amplio.
Seguramente habrá errores
y cambios en el camino práctico. No llegaremos desde el principio a un camino
acabado. Para llegar al éxito seguramente transitaremos el camino del error.
Segundo, para llevarlo a
cabo, será necesaria mucha lucha colectiva.
Pero política, la que
vale la pena, no es el arte de lo posible, es ciencia y oficio para hacer
posible lo necesario.
Referencias bibliográficas.-
1. Fracaro, Anahí y Perales, F.
Gabriel. Educación técnico profesional. Diagnóstico de la escuela técnica en
Mendoza (Argentina). Una base insuficiente en Ciencias Básicas. En INTERNET: http://www.chubut.edu.ar/descargas/secundaria/congreso/ETP/R0098_Fracaro.pdf
. 2010.
2. Pisani, Fernando. La crisis de las
escuelas técnicas y el modelo de país y de región. Revista Novedades Educativas
Nº 148. Abril de 2003. Pág. 20 al 23. En INTERNET: http://www.intercol.org.ar/fjpisani/crisis.htm
3. Ciapuscio, Héctor (compilador).
Repensando la política tecnológica. Homenaje a Jorge Sábato. Ediciones Nueva
Visión. Buenos Aires. 1994.
4. Katz, Jorge. Importación de
tecnología, gastos tecnológicos locales y crecimiento industrial. En: Katz,
Jorge, Mallmann, Carlos y Becka, Leopoldo. Investigación, Tecnología y
Desarrollo. Editorial Ciencia Nueva. Buenos Aires. 1973.
5. Otegui, José María. El General Perón
fundador de las Escuelas Fábrica y de aprendizaje. Editorial FAC. Buenos Aires.
1982.
6. Giap, Vo Nguyen. El hombre y el
arma. Ediciones La Rosa Blindada. Buenos Aires. 1965.
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