martes, 14 de abril de 2020

ECONOMÍA VERSUS LUCHA CONTRA LA PANDEMIA. Por Horacio Micucci


ECONOMÍA VERSUS LUCHA CONTRA LA PANDEMIA

O, no importa quién se muera si se salvan los bolsillos de los que se enriquecieron…

Por Horacio Micucci

Desde distintos ángulos se está atacando la lucha contra la Pandemia.
Este ataque se hace con distintos argumentos, adaptados a las características de distintos sectores sociales. Se dividen a estos últimos según sus preocupaciones dominantes y se varía la argumentación, acomodándola según a quién se dirija.
Es esa metodología de los focus groups, tan del gusto del gobierno anterior.
Un Focus Group, tal como se lo denomina en inglés, o Grupo Focal, como se lo llama en el idioma castellano, es un tipo de técnica de estudio empleada en las ciencias sociales y en trabajos comerciales que permite conocer y estudiar las opiniones y actitudes de un público determinado. Así se adapta el mensaje de “marketing” a las características de cada sector. Y se exaltan los peores y mas insolidarios sentimientos. Se promueve lo peor de cada uno.
Es la metodología que pone de manifiesto el documental sobre la empresa Cambridge Analytica. El 17 de marzo de 2018, The New York Times, The Guardian y The Observer denunciaron que la empresa estaba explotando la información personal de los usuarios de Facebook, adquirida por un investigador externo que afirmaba estar haciéndolo para fines académicos.​ La consultora está acusada de haber obtenido la información de millones de usuarios, atentando contra las políticas de uso de la red social y de haber utilizado esos datos para crear anuncios políticos durante las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.​ The Guardian informó además que Facebook había tenido conocimiento de esta violación de seguridad durante dos años, pero no hizo nada para proteger a sus usuarios.​ En 2015, la empresa se reveló como la compañía de análisis de datos que trabajó para la campaña presidencial de Ted Cruz, en EEUU. En 2016, tras el fracaso de la candidatura de Cruz, trabajó para la campaña presidencial de Donald Trump. El Parlamento británico dio cuenta, gracias a sus investigaciones, que ex empleados de la compañía, revelaron que la empresa había trabajado con el PRO y Mauricio Macri en 2015.
El objetivo del nuevo embate contra la lucha para vencer la Pandemia es sostener las concepciones políticas y económicas que han fracasado varias veces en el mundo y en la Argentina, y evitar toda modificación que afecte los intereses que se han enriquecido con esas políticas en el último gobierno y en otros anteriores.
Como la lucha contra la Pandemia exige fondos para favorecer a los sectores en más riesgo y, particularmente, a la gran masa de sectores populares empobrecidos, su principal preocupación es el surgimiento de una economía que los favorezca y que ni siquiera limite en un poco las ganancias de los que se enriquecieron en los últimos años.
Y entonces, economistas, comunicadores y políticos que defendieron como única salida los ajustes, la entrega del patrimonio nacional y la sumisión y la indefensión argentina (y también algunos nuevos) vociferan en todas partes creando la falsa oposición “economía versus lucha contra la Pandemia”. 
El ex presidente MACRI, en reuniones de su partido, manifiesta que no hay que olvidarse de la economía. Nada dicen de que puede haber otra economía al servicio de la emergencia y que abra un camino distinto hacia la independencia argentina y a la satisfacción de las necesidades del pueblo. La economía posible, sostienen, es única y es, casualmente, la que aplicaron ellos. El economista Melconián dice que todo intento de tocar intereses es “para la tribuna” y que luego habrá que volver a la “Economía” que identifica con “SU” economía.
Cuando se intentó establecer bajo una única conducción pública a la medicina privada, encontraron un nuevo focus group para atacar a la lucha contra la pandemia.
Algunos “periodistas”, se dirigieron a aquellos que, equivocadamente, creen que ante la Pandemia se podrán salvar solos porque tienen una prepaga. Son los que no saben u olvidan que en ocasión de la Gripe A, en 2009, el sistema de prepagas colapsó antes que el Público. Y que una Pandemia como el coronavirus afecta a miles y miles y que no se puede salvar nadie con un mecanismo insolidario. Todo lo contrario. 
Leuco dirá, entonces, en su programa de radio: “¿Es que aquellos que pagamos una prepaga seremos nivelados hacia abajo?”.
Novaresio, ocultando dificultosamente su temor al virus, dirá que someter al sistema privado de salud a la conducción unificada del gobierno nacional atenta contra la propiedad. También pondrán el grito en el cielo Jonatan Viale y el inefable Feinman.
Claro que países nada socialistas como España han subordinado la medicina privada a la conducción gubernamental y tomaron control de las empresas claves de insumos básicos. E Irlanda fue más allá: nacionalizó la medicina privada. Hasta Trump tomó el control de 3M, la empresa productora de barbijos, y de las empresas que fabrican respiradores.
Y es lógico ¿o esperan que cada clínica privada ceda algunas camas para reservar la mayoría de ellas a aquellos que las puedan pagar mejor y hacer un negocio de buitres, en la desgracia?
Cuando se presentó el proyecto de los diputados nacionales Juan Carlos Alderete y Verónica Caliva para gravar con un impuesto de emergencia a fortunas y patrimonios de 10.000 millones de pesos para arriba, en Animales Sueltos oscilaron entre criticarlo por aumentar la presión impositiva y decir que era para la tribuna y que era poco lo que se iba a resolver desde allí.
Ocultaron que el 1% de un patrimonio de 10.000 millones de pesos son 100 millones de pesos. Nada para esas fortunas. Pero nada dijeron o dicen sobre el impuesto al trabajo o a las jubilaciones.
El economista Espert mezcla ese impuesto a las grandes fortunas con los impuestos al pequeño y mediano productor para hacer creer que es contra ellos. También aplica la técnica de los focus groups.
Ante el posible achatamiento de la curva de infección, sin decir que es fruto del aislamiento sanitario y ocultando que el peligro sigue estando, el economista Tetaz, en el programa de Lanata, se dirige a los sectores que más sufren las consecuencias, y ya propone flexibilizar la lucha, para ocuparse de la economía, "SU" economía. Él también usa la técnica de los focus groups. Y quiere hacer olvidar que fue clave la solidaridad, el protagonismo y la organización popular para llegar hasta acá. Y que todo el esfuerzo se puede perder.
Y aparece también un nuevo focus group, el de los que les preocupa que esta lucha contra la pandemia afecte libertades individuales. O el “libre albedrío”. A primera vista se apela al más crudo individualismo: “siempre, siempre, primero yo”.
Uno podría preguntar: ¿si alguien es un infectado sin síntomas (como probablemente sean la mayoría), tiene derecho a salir a contagiar a otros y poner en peligro sus vidas? Es una variante de aquel argumento que oponía la libertad de circular a los reclamos de quienes protestaban por su hambre, por su desocupación, por su miseria. Argumento que llevó al paroxismo el odio a los pobres (casi racista) impulsando, por medio de trolls, frases como “hay que tirarles querosene desde un helicóptero y arrojarles un fósforo” en un país que sabe de represión y que sabe también de una Plaza de Mayo bombardeada en 1956.
Argumento parecido usó un dirigente radical cordobés cuando dijo que desea que el coronavirus “haga una limpieza étnica” y que la pandemia “se quede en La Matanza” para causar la muerte de “5 ó 6 millones de negros”.
El debate sobre la libertad y el libre albedrío es de vieja data en filosofía. Están los que contraponen habitualmente la libertad y la necesidad como conceptos que se excluyen mutuamente, afirmando algunos que la voluntad es absolutamente libre, es decir, que no está condicionada por nada. Otros creen que no hay libre albedrío, que sólo existe la necesidad absoluta. Un pensamiento científico se opone a este planteamiento anticientífico del problema y lo resuelve de una manera distinta: la libertad consiste no en una independencia imaginaria respecto de las leyes de la Naturaleza y de lo social, sino en el conocimiento de dichas leyes, en la posibilidad de dominarlas y utilizarlas para la actividad práctica. Tanto las leyes naturales como las sociales.
Mientras no conocemos las leyes científicas que rigen los fenómenos naturales y sociales, estas leyes, al existir y actuar al margen de nuestro conocimiento, nos convierten en esclavos de la “ciega necesidad”. Una vez conocidas estas leyes que actúan independientemente de nuestra voluntad y de nuestra conciencia, nos hacemos progresivamente realmente libres.
Las ciencias de la Epidemiología y la Infectología nos indican como actuar ante una pandemia. Los países que subestimaron estas leyes, dando preeminencia a intereses económicos mezquinos, han sufrido centenares de miles de afectados, muchos de los cuales perdieron la vida. ¿Y el libre albedrío y las libertades individuales de ellos?
En suma, hemos visto muchos argumentos que los defensores de la “Economía”, fracasada varias veces en el país y en el mundo, están usando. Inclusive, como broche final, viralizaron un video golpista dirigido a sectores militares. ¿La consigna? La que usaron los que vinieron a destruir las chimeneas, parafraseando a la Sra. de Perón, cuando califico así a los golpistas del 76 que también traían "SU" economía, la de Martínez de Hoz.
Mientras los pobres de ideas y ricos en fortunas obscenas se dedican a lo que se relata más arriba, el pueblo se va poniendo de pie.
Miles de voluntarios actúan en conjunto con los organismos gubernamentales. Corren riesgo ellos y los trabajadores de la salud. Están en el frente.
En fábricas como el Astillero de Rio Santiago, sus sindicatos y cuerpos de delegados organizan la colaboración.
Se constituyen Comités Locales oficiales para organizar esta batalla nacional.
La Universidad Nacional y los organismos de Ciencia y Técnica buscan producir acá lo que falta, como los respiradores. Y demuestran que tenemos capacidades en esas argentinas y argentinos en los que reside la verdadera NACIÓN, parafraseando a Ramón Carillo. Las Fuerzas Armadas llevan alimentos y Fabricaciones Militares colabora en el desarrollo de prototipos
Están preocupados los que defienden la vieja economía que ya estaba en crisis, en el país y en el mundo, antes del coronavirus. El Coronavirus fue el detonante de la crisis, no el que la produjo. Ya Madame Lagarde había anunciado la crisis hace tiempo.
Están preocupados los partidarios de la economía fracasada. Porque hay otra economía posible. La que haga pagar esta crisis a los que se enriquecieron durante estos años.
La que imponga un impuesto de emergencia a las grandes fortunas. Para poder paliar con ese dinero los dolores del pueblo. La que no pague una deuda externa ilegítima, usuraria y fraudulenta.
La que centralice las actividades sanitarias subordinando a la medicina propaga.
La que termine con la timba financiera y el boicot de los bancos que se siguen enriqueciendo y que no prestan a bajos intereses a las PYMES y empresas nacionales.
La que nacionalice los depósitos bancarios como en el Primer Plan Quinquenal del General Perón.
La que dé la tierra al que la trabaja, favoreciendo el acceso a la tierra para un millón de chacras mixtas y para vivir.
La que ponga coto al enriquecimiento de los monopolios de exportación como ocurrió con el IAPI del primer gobierno de Perón.
La que termine con los bajos precios para los productores el campo y los altos precios para el consumidor. La de un Estado que les compre los alimentos a los productores para distribuirlos entre los más necesitados. 

La que congele los bienes del imperialismo colonialista inglés que usurpa nuestras MALVINAS.
La que vaya camino hacia una Argentina Agroindustrial, Científica y Tecnológica Independiente de toda dominación extranjera, como dice el Acta de nuestra Independencia

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