El gobierno de Cristina Kirchner fue
castigado en las urnas con la derrota de sus candidatos, Scioli y Zannini.
Esta derrota se suma a la pérdida del
gobierno de la Pcia. de Buenos Aires, y de otras provincias, en la primera
vuelta electoral. Esas dos derrotas obligan al kirchnerismo a ajustarse a la
pérdida del principal resorte del poder y el dinero con el que armó su fuerza,
y abrieron una crisis en el seno del peronismo.
Al mismo tiempo, el kirchnerismo conserva
una fuerza política y social muy importante, que pesará frente al gobierno de
Macri.
El gobierno kirchnerista paga el hartazgo
popular con su política de ajuste, entrega, sumisión e indefensión nacional que
condena al 30% de los argentinos en la pobreza, a 4 años de recesión en la
industria sin creación de puestos de trabajo, a la crisis en las economías
regionales, a la expansión de la megaminería contaminante de potencias
extranjeras, al crecimiento de la droga, la trata y el delito organizado, con
vínculos en el aparato estatal, junto a su prepotencia y una enorme corrupción.
La derrota del gobierno kirchnerista fue
precedida por distintas muestras de protesta y descontento en el pueblo
argentino que contribuyeron a producirla.
Macri es el presidente electo.
Ganó por poco y con muchos votos prestados.
En las PASO, sacó el 43% de los votos con
los que llega a la Casa Rosada.
En la primera vuelta recogió el apoyo de
sus aliados, la UCR y la Coalición Cívica, pero fue el voto prestado de 1.600.000
argentinos, lo que le permitió entrar al balotaje; votos que el mismo Macri
reconoció en la noche de esa elección, cuando “agradeció” a los que lo votaron
aunque no piensan como él.
Finalmente, llegó a la presidencia con el
aporte de 4.300.000 votos
prestados, gracias al sistema de doble vuelta, programado
por Menem y Alfonsín, para forzar al pueblo a optar entre dos frentes
apadrinados por distintos representantes de este sistema de sumisión, indefensión
y entrega nacional.
La puja electoral
mostró la división entre dos agrupamientos de sectores que disputan la
hegemonía del poder; disputa que tiene que ver con sus relaciones con distintos
imperialismos y grupos y sectores económicos internos que rapiñan nuestro patrimonio
y discuten el tamaño de la tajada.
El gobierno kirchnerista deja una pesada
herencia social y económica, y ha vaciado el Banco Central y las cajas del
Estado.
La cuestión es, ¿quién pagará el ajuste?
Con Macri, cambian los beneficiados entre
los poderosos, pero sus planes son descargar el ajuste sobre el pueblo y la
Patria.
El triunfo apretado de Macri muestra una
división del país.
Los votos prestados al ganador, los
623,435 votos en blanco y nulos (difícil saber cuántos se repartieron entre los
dos candidatos del sistema), y el estado de descontento popular, no le han dado un cheque en blanco y le marcan la
cancha al nuevo gobierno.
Ante los cambios en la situación
política, urge la unidad patriótica para abrir una nueva huella argentina hacia
la independencia de toda dominación extranjera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario