Viernes, 14 Febrero 2014
brujulacomunicacion.com
Informe especial: ¿Que hay detrás de la supuesta pelea entre el gobierno y las cerealeras?
Escrito por
Germán Mangione
Ante la necesidad de dólares y la caída de las reservas, el
gobierno volvió a poner la mirada en los puertos. Ante la negativa de las
grandes cerealeras multinacionales de vender, y así agilizar la entrada de
divisas, nuevamente se puso en escena la discusión sobre el comercio exterior y
el rol del estado. Pero más allá de las declaraciones mediáticas y las amenazas
que exhibe el kirchnerismo cada vez que las multinacionales sojeras estrangulan
la entrada de la divisa yanqui: ¿Qué medidas se tomaron en estos diez años?
¿Cómo fue la relación con las multinacionales sojeras? ¿Porque seguimos dependiendo
después de 12 años de “modelo K” de los dólares de la soja? Una historia que
tiene a China como observador y a los dólares como protagonistas.
Años de soja dulce
En la actualidad, la estructura agraria en nuestro país se encuentra profundamente
desequilibrada. El 4% de los propietarios concentran más del 50% de la tierra,
y el 35% de los pequeños y medianos productores controlan sólo el 0,5% de la
superficie agrícola.
Entre 2003 y 2010, las exportaciones del complejo sojero crecieron a una
tasa anual promedio del 12,6%, alcanzando en 2013 los 23,000 millones de
dólares. Los cálculos para la presente campaña estiman en 27 mil y 29 mil
millones de dólares.
• En 2010, los principales productos exportados fueron los pellets de soja
y girasol (45%), seguido por los porotos de soja (27%) y el aceite de soja
(23%).
Las exportaciones de grano de soja se encuentran fuertemente concentradas
en un número reducido de empresas:
• Las cinco primeras explican el 66% de las ventas externas.
• Las diez primeras dan cuentan del 96%.
http://www.delsector.com/repositorio/cargill-planta-san-lorenzo.jpgUn
poco más de la mitad del volumen exportado lo explican 4 empresas: Cargill, Noble
Grain, ADM y Bunge.
Noble (China)
Bunge (EEUU)
ADM (EEUU)
Dreyfus (Francia)
Toepfer (EEUU)
Cargill (EEUU)
Nidera (Holanda)
Grupo Moreno (Suiza)
Vicentin (Argentina-Canadá)
Datos extraídos del trabajo: Complejo
Oleaginoso Octubre 2011 Serie “Producción Regional por Complejos Productivos”
Ministerio de Economía y Finanzas Públicas
Como publicaba Pagina/12 el sábado primero de febrero de este año, (unos
días antes de que Jorge Capitanich firmara con verdes divisas la paz con los
popes del cereal y el diario pasase a elogiar el acuerdo): “El problema está
identificado. Que el 95 por ciento del principal rubro de exportación del país
y, por lo tanto, principal fuente de divisas, esté en manos de no más de diez
firmas cerealeras, la gran mayoría multinacionales, representa un flanco débil,
máxime teniendo en cuenta el manejo que demuestran hacer de esas divisas.
Cargill, Nidera, Noble Grain, Dreyfus, Topfer, ADM, Molinos y otras conforman
un bloque de control con más de 150 centros acopiadores en todo el país, molinos
harineros, plantas aceiteras y hasta puertos propios para el embarque que le restan
posibilidades de control al Estado”
De pronto la intelectualidad y el periodismo aliado al gobierno descubrieron
que la argentina sangra por las barrancas del Paraná. Como en una aparición
mística los aliados de otrora se materializan, para Carta Abierta, por ejemplo,
como los “desestabilizadores” que provocaron la devaluación con una maniobra
casi golpista. Doble función del
discurso. Darle argumento a la tropa propia ante una devaluación antiobrera y
antipopular y amenazar a las multinacionales.
Pero como explicaba el diputado Claudio Lozano en torno a esta situación:
“Siempre en la Argentina los grandes capitales especulan para maximizar su
rentabilidad; es absolutamente sabido. Más cuando hay variables de la actividad
económica que les permiten mejorar sus rentas: hoy el tipo de cambio y la tasa
de interés hacen que los grandes productores y comerciantes de cereales
retengan la producción para maximizar su tasa de rentabilidad frente a
eventuales cambios... Esos dólares son el resultado del conjunto de procesos
que dan como resultado la exportación. No se puede delegar en actores económicos
con intereses transnacionales la disponibilidad de algo que es imprescindible
para el funcionamiento económico del país”
Y Lozano se pregunta lo que cualquiera que conoce el recorrido de la relación
gobierno-cerealeras se preguntaría hoy: ¿por qué el Gobierno en estos diez años
no tomó ninguna medida que tienda a regular estos comportamientos?
A los amigos “todo”
“Uno de los grandes errores económicos de los últimos tiempos fue no
prestarle atención al tema de la concentración económica, no considerarlo como
algo prioritario a atacar. No sólo en el sector agropecuario sino en todos los
sectores se buscó hacer alianzas con los grandes para tratar de disciplinar al
resto de la cadena productiva y comercial. Por eso los subsidios fueron a grandes
molinos en detrimento de los productores trigueros, a grandes usinas lácteas en
vez de a los tamberos o las grandes empresas de oleaginosas. Es decir, siempre
se buscó a los sectores más concentrados con la idea de que cerrando acuerdos
con ellos se terminaba disciplinando al resto y que era mejor negociar con unos
pocos grandes ante que negociar con muchos pequeños actores, una visión que
Guillermo Moreno impuso y terminó prevaleciendo”, comentaba el periodista
Maximiliano Montenegro, autor del libro “Es la eKonomía, estúpido”, en una
entrevista publicada por SURSUELO en la edición de junio de 2011.
Entre 2007 y 2010, revela en su libro Montenegro, se canalizaron 9 mil
millones de pesos en subsidios a empresas agroindustriales: “El Estado paga los
subsidios a molinos o cerealeras con molienda propia -como Cargill- para
resarcirlos por la harina que venden a ‘precio preferencial’ -más bajo que el
valor de exportación- a panaderías, faenas de supermercados y panificadoras
industriales. Sin embargo, estas compañías multiplicaron sus exportaciones en
los últimos años y existen denuncias en Chile, Uruguay y Brasil de que exportan
harina a precio internacional con el incentivo estatal. Un negocio redondo”.
La multinacional Cargill, una de las cinco corporaciones más grandes del
mundo, ha sido una de las grandes favorecidas por la política de subsidios en
Argentina, como no lo fue casi en ningún país del mundo. Según una investigación
especial realizada por Montenegro para su libro: “las cerealeras trasnacionales
Cargill y Nidera fueron dos de las firmas más favorecidas por la asistencia
estatal. Entre las compañías locales se destacan Grobocopatel, Molinos Río de
la Plata, Mastellone, Sancor y empresas con aceitados vínculos políticos, como
Aceitera General Deheza y Molinos Cañuelas. En teoría, el selecto club que
embolsó la mayor tajada de las subvenciones debía contener los precios de
alimentos básicos, como harina, aceites, lácteos y pollo, algo que sólo ocurrió
en los papeles del Indec.
Los fondos se distribuyeron a los siguientes sectores:
Molinos de trigo: cinco molinos se apropiaron del 48% de los $ 2.250 millones
dirigidos, supuestamente, a abaratar el precio de la harina.
Aceites: cuatro empresas acapararon el 75% de los $ 282 millones liquidados
al sector.
Faenadoras avícolas: tres empresas recibieron el 47% de los $ 1.650 millones
destinados a congelar el precio del pollo.
Lácteos: cuatro compañías concentraron el 72% de los $ 616 millones
volcados a la industria.
Sólo entre Cargill y Molinos Cañuelas acaparan el 32% de las compensaciones
distribuidas por la Oncca a la molinería.
Pese a que Cargill tiene sendas denuncias de la AFIP por evasión y era
cuestionada ya en ese momento por supuestas triangulaciones al exterior, el
entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, no dudó en abrirle la canilla
de los subsidios. En octubre de 2010 la Oncca le pagó 13.997.662 pesos; en
diciembre, 17.700.942 pesos y el 18 de enero de 2011, 18.369.820 pesos. En
total, más de $ 50 millones que en vez de llegar a los productores para reinversión
o quedarse en el estado para financiar políticas públicas terminaron en las
arcas de la multinacional yanqui con la excusa de ayudar a combatir la inflación
y bajar los precios del mercado interno, cosa que no sucedió.
Al pan pan y a las
multinacionales....plata.
“En el caso específico al que nos abocamos, son un conjunto reducido de
firmas, no más de 5 exportadoras de trigo y no más de 3 procesadoras de harina
de trigo los actores principales sobre los que el gobierno debe intervenir para
llevar el pan a precios razonables en la mesa de los argentinos”, describe un
informe del Instituto de Pensamiento y
Políticas Públicas (IpyPP).
Y en esta concentración del
mercado del trigo sobresale por supuesto la multinacional yanqui: “Entre estas
empresas una sobresale por estar en los dos negocios, tanto del procesamiento
de la harina como de la exportación de trigo, con una participación central. Se
trata de la trasnacional Cargill, que es la principal procesadora de harina de
trigo (con el 17% de la molienda) y la principal exportadora de trigo (con el
19,4% de exportación). Es más, esta empresa es la tercera de mayor facturación
del país (sólo superada por YPF y Tenaris).
Y en este terreno el kirchnerismo también ha demostrado poco o nada en
la intención de avanzar sobre la concentración. En el marco de la discusión por
el aumento del pan, desde hace más de 5 años el gobierno implemento un sistema
de intervención del mercado del trigo, regulando las autorizaciones de
exportación con la supuesta intención de garantizar la cantidad de harina necesaria
para la elaboración del pan en el consumo interno. Pero otra vez los grandes
beneficiados terminaron siendo los grandes molinos y exportadores.
A través de un convenio determina cuánto se puede exportar y cuánto se
destina al consumo doméstico a través de la molinería. Asimismo, de la competencia
entre los molinos y las exportadoras se debería derivar el monto a pagar a los
productores trigueros, lo que se denomina FAS teórico. Éste se representa a
partir de la siguiente ecuación: valor internacional del trigo – gastos de exportación
– retenciones. “Lo que está pasando en el país es que el FAS teórico no se
respeta, es decir, se pagan $250 menos por tonelada y a eso se lo quedan los
exportadores y los molinos. Hoy al productor le tendrían que estar pagando $850
y sólo está recibiendo $600. Esa plata no queda en manos de los consumidores
sino que queda en manos de la intermediación que serían los molinos y los
exportadores a causa de la falta de competencia. Los molinos tienen garantizado
que todo el trigo que necesitan se lo van a guardar y los exportadores con los
argumentos que no hay ROE no le dan a la gente lo que corresponde”, aseguraba
Alfredo Bel, delegado regional de FAA de Entre Ríos en la edición de enero de
2011 del periódico SURsuelo.
Y en el
combustible...también
El negocio del biodiesel en la argentina se podría decir que es casi un
invento del kirchnerismo. Un negocio que no puede funcionar sin el apoyo oficial
fue la salida a los remanentes de cereales que por momentos de crisis no podían
ser destinados a la exportación. El sector, impulsado por una estrategia global
de fomento del producto a través de las grandes potencias mundiales, creció a
pasos enormes: promedió un 156% anual. En 2009, la Argentina ya era el primer
exportador mundial.
Y para que sea un negocio redondo se establecieron retenciones diferenciadas
con el poroto exportable y con los aceites y harinas. Acompañado la medida con
cortes obligatorios a las petroleras en
las naftas y el gasoil. Esto genero una red de medianas empresas pero el
negocio principal fue sin duda para las grandes aceiteras.
Hasta que el Gobierno nacional estableció la suba de retenciones a las
exportaciones de biodiesel y a la par congeló los precios del abastecimiento
interno, las nuevas medidas le permitían a las grandes cerealeras que tienen
“espalda” y producción propia del aceite (principal insumo) reorientar sus negocios
al mercado interno y desplazan a los pequeños y medianos productores. Sin
capacidad para el procesamiento de los granos, las pequeñas y medianas empresas
necesitan comprarle el aceite a las grandes cerealeras. El mercado interno
sería cubierto ahora por las grandes cerealeras exportadoras.
Sin embargo esta suba de retenciones ideada por Kiciloff tuvo que dar
luego marcha atrás por la protesta y la evidencia de las Pymes del sector de
que tales medidas serían el fin del negocio para esa escala. Generando, como ocurrió en algunos lugares
del gran Rosario, despidos y suspensiones. El sector emplea a unos 1.500
trabajadores entre grandes empresas, medianas firmas y pequeños
establecimientos elaboradores de biodiesel. Un escenario temido por el gobierno.
Se implementaron retenciones móviles y escalonadas, sin embargo a comienzo de
este año Federación Argentina Sindical del Petróleo, Gas y Biocombustibles
amenazó con tomar plantas por nuevos despidos.
Los grandes ganadores del
conflicto de 2008
En medio de la crisis agraria que puso en pie de lucha a los productores
agrarios en 2008 tras el anuncio del aumento de las retenciones, en la palestra
mediática hubo un gran ausente que a la vez fue el gran ganador de la medida:
las grandes exportadoras cerealeras multinacionales.
A través de una denuncia de Mario Cafiero y el abogado Monner Sans se
ponía de manifiesto el fenomenal negoción que el gobierno regalaba a las
cerealeras mientras montaba la épica mediática anticampo.
Un desfasaje que existiría entre lo que le cobran a los productores de soja
en concepto de retenciones y lo que verdaderamente liquidan las cerealeras.
Según explicaba el economista y legislador Claudio Lozano: “lo que debieran
ser las retenciones del 44% que a partir del 11 de marzo (2008) se pusieron en
vigencia por el famoso decreto de las retenciones móviles, se le cobra al
productor pero lo que efectivamente liquidan las multinacionales cerealeras
como Cargill, Aceitera Gral. Deheza, Dreifus, Vicentín, Nidera, Bunge y demás,
no supera el 24,6% -subrayó- esto significa que por un lado cobran al productor
una retención equivalente a la vigente, luego le liquidan al Estado con tas,
criterios y montos muy inferiores”.
Lozano asegura que en el término de un año y medio existió un desfasaje
de más de 1.400 millones de dólares que quedaron en manos de las exportadoras.
El economista de la CTA denunció además que “en Diputados hicimos una ley que
venía a corregir esa maniobra especulativa, pero la agarró en la Cámara alta el
Senador Urquía (del FPV y dueño de AGD) y la destrozó”.
Desde el 11 de noviembre al 11 de marzo, en lugar de pagar por 35 por
ciento, lo hicieron por 24,3 por ciento, y, desde el 12 de marzo (cuando se
firmó la resolución 125 que estableció la movilidad por el 44 por ciento) hasta
el 15 de junio los pagos por retenciones fueron por el 24,7 por ciento
"Cuando las exportadoras cerraron las ventas anticipadas, la soja
valía 320 dólares la tonelada. Cuando tuvieron que efectivizar la compra en el
mercado interno, las cotizaciones se habían disparado. Se rompió el negocio, y
acudieron al Estado. El Gobierno les dio una respuesta con la 125, para que el
peso de esta diferencia recaiga en el productor, la 125 nació para cubrirle el
desfasaje a las cerealeras. Esta es mi gran hipótesis", asegura Claudio
Lozano.
Ante las denuncias el kirchnerismo acordó con la oposición la creación
de una comisión bicameral, integrada por seis senadores y seis diputados, para
investigar este fraude. Pero llamativamente nunca se avanzó: hubo tan sólo una
convocatoria en la Cámara Alta, que no consiguió el quórum.
Esta burla grotesca al sistema de cobro de retenciones encontró un freno
con la llamada Ley Martínez Raymonda (en homenaje al diputado demoprogresista
que la creó) La misma obliga a los exportadores la acreditación fehaciente de
la tenencia o adquisición de los productos con anterioridad en caso de existir
un incremento en las retenciones en el periodo comprendido entre la declaración
y la destinación de embarque. Sin embargo de las más de 53 empresas denunciadas
por estas maniobras, solo alguna como Toepfer han “devuelto” aquellos dineros
mal habidos del diferencial de retenciones. Una parte grande de los
exportadores solo ha pagado una porción de su deuda con el fisco y otros han
decidido judicializarlo. Como con otras medidas el kirchnerismo usa estas
deudas con la AFIP como herramienta de presión en los momentos de relación
tensa con las multinacionales, relajando esas exigencias cuando aparecen los
dólares de la cosecha o los adelantos de retenciones que las grandes firmas
supieron hacer durante la gestión Moreno a modo de gesto de paz.
Proyectos tan solo proyectos
hay entre los dos....
La actual puja del gobierno con las cerealeras por el ingreso de dólares
reactivó una idea que recoge apoyos en parte de las filas oficiales y que sale
a relucir (como las deudas o las denuncias de evasión o trabajo esclavo) cada
vez que se tensa la cuerda de la relación cerealeras-gobierno. La posibilidad
de la nacionalización del comercio exterior o la creación de una Junta nacional
de Granos que lo regule como sucedió desde el gobierno de Juan Domingo Perón
hasta que durante la dictadura se comenzó a privatizar los puertos para terminar
en 1991 cuando fue desguazada por el menemismo.
Si bien la medida es uno de los reclamos históricos de la Federación
Agraria y de los pequeños y medianos productores sometidos durante todos estos
años a la voracidad de las multinacionales ante la vista gorda del gobierno,
ahora varias son las propuestas que estuvieron circulando al interior del
oficialismo. Una de ellas fue la del gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri
y otra la de la senadora rionegrina, Silvina García Larraburu. El de esta
última establece el control de "todas las instituciones o entidades que
intervengan directa o indirectamente en el comercio interno o externo de granos
y sus subproductos".
Durante la semana en que avanzaron las negociaciones del gobierno y las
cerealeras por los 3500 millones que el gobierno asegura no están liquidando
las multinacionales a la espera de mayor devaluación, la tropa oficial empujo
en los medios la posibilidad de un inminente avance de estas leyes de nacionalización
del comercio. Incluso Carta Abierta, el núcleo de intelectuales k, publico una
misiva el domingo en donde aseguraba que era la única solución ante el apriete
desestabilizador de las cerealeras.
Sin embargo fuera de las cámaras, en las reuniones entre Capitanich y
los popes del cereal la cosa era distinta. Según publica Pagina/12 el 07/02/14
“El clima fue más cordial que lo que ambas partes preveían y hubo, incluso,
alguna manifestación del sector privado de aprobación a las últimas movidas
cambiarias y monetarias. El miércoles último se produjo una segunda reunión,
pero a nivel de asesores técnicos. Finalmente, ayer volvieron a encontrarse con
el resultado comentado”
Tras la tercera reunión con las autoridades del Gobierno en el
transcurso de esta semana, las exportadoras de cereales y oleaginosos se
comprometieron a liquidar 2000 millones de dólares durante el mes de febrero,
correspondientes al remanente de la cosecha pasada. En esta reunión participó,
por primera vez, el titular de Cargill Argentina, Hugo Kranjc. Por la cámara de
la industria aceitera concurrieron Alberto Rodríguez y Javier Racciati. Además
el presidente de Ciara/CEC, Alberto Rodríguez, informó que se esperan para la
próxima cosecha entre u$s 27.000 y u$s 29.000 millones. El nivel más alto se había alcanzado en el
2011, con 25.133 millones.
Según informan los medios nacionales y la prensa oficial en ninguna de
las tres reuniones se trató el tema de la supuesta creación de una Junta Nacional
de Granos. Incluso Capitanich el 10 de febrero a través de los medios fue más
que claro al respecto: “Por el momento no hay proyecto para una Junta Nacional
de Granos”
La paz parece haber llegado nuevamente a la relación.
China mete la cola
Otro grupo kirchnerista que agita proyectos similares que rompan la
hegemonía de Ciara en el comercio exterior es la Corriente Agraria Nacional y
Popular (Canpo), nacida del riñón del gobierno en medio del conflicto de 2008.
La propuesta de Canpo se viabilizó mediante la anuencia del ex ministro de
Agricultura, Julián Domínguez y Luis
Basterra, presidente de la Comisión de Agricultura. Este proyecto a diferencia
de los anteriormente nombrados no incluye la creación de una Junta Nacional de
Granos, ni de un organismo similar al IAPI sino que tiene que ver con cambiar
la forma de comercialización. Principalmente poniendo en escena principales a
actores diferentes a los que hoy dirigen la batuta exportadora.
Pero esta idea no es nueva ni mucho menos, es una idea que el kirchnerismo
viene trabajando desde hace tiempo. Enmascarada tras la supuesta ponderación de
darle protagonismo a las cooperativas agrarias, el oficialismo armo una cámara
para poder meterse en el comercio exterior de cereales. Para poder hacerlo Guillermo Moreno, a través del ruralista Ider
Peretti, inventó la Capeco (Cámara de Exportadores de Cereales y Oleaginosas).
Tras la máscara de una organización que nuclea a las cooperativas, los grandes
actores del agro más cercanos al gobierno intentan disputarle a CIARA
(principalmente hegemonizada por capitales yanquis y franceses: Cargill,
Toepfer, Bunge, Dreyfus, etc.) el monopolio del comercio exterior. Pero a poco
de creada demostró su verdadero rostro. Los principales socios son Aceitera
General Deheza (AGD) del ex senador k, Urquia, Monsanto, y una firma controlada
por Los Grobo.
Este movimiento se encuentra bajo la atenta mirada y el visto bueno de
la principal potencia compradora de Argentina: La República Popular China.
Esta cámara sería la llave del gobierno para “puentear” a las cerealeras
multinacionales, abaratar costos y cumplir así las exigencias del “socio estratégico”
de oriente.
China impulsa que el comercio se realice de estado a estado, sin intermediarios.
Esto permite al gigante asiático utilizar la fuerza de la negociación que le da
el casi monopolio de la compra.
Sobre la necesidad de negociar estado-estado el funcionario aseguró: “Es
el caso de China, donde nos están pidiendo que establezcamos relaciones
comerciales entre Estados”, agregó Domínguez.
Argentina en estos años ya conoció esa política, con una balanza comercial
negativa presionada por la avalancha de productos manufacturados desde China como
condición para mantener el nivel de compras de materia prima. La vieja historia
de vender sin elaborar y comprar elaborado.
En el mismo sentido Argentina ya firmó con China un documento con el
objetivo de estimular entre los sectores empresariales de ambos países las relaciones
comerciales directas con los productores agrupados en cooperativas, evitando la
intermediación de las empresas multinacionales. Este fue la el Memorándum de
Entendimiento para la Cooperación en Comercio de Productos Agrícolas a Granel
que firmaron en mayo del año pasado la presidenta, Cristina Fernández, y el
vicepresidente de China, Li Yuanchao.
Nuevamente tras la cortina de humo de beneficiar a las cooperativas o a
los actores más débiles del mercado (como sucedió con la Ley de Medios) en
realidad se oculta el reacomodamiento de los grandes grupos económicos y la
correlación de fuerza de las grandes potencias mundiales. Cambiar de collar
pero seguir siendo perros al fin.
El esquema económico que mantuvo el kirchnerismo durante estos años de
“sojas gordas” es lo hace hoy vulnerable al país a la especulación de estos
gigantes extranjeros que se encuentran siempre a la espera de maximizar su
ganancias a costa de lo que sea. En este caso presionando por una mayor devaluación
que pueda garantizarle fabulosas ganancias pero que sin duda lo que garantiza
es la pérdida de poder adquisitivo a los trabajadores y todos los sectores
de ingresos fijos. Es imposible pensar
en un manejo soberano de la economía sin que el estado tome el completo control
de estas palancas claves. El comercio exterior, el control de la oferta y la
política monetaria son alguna de ellas. Las medidas en estudio no parecen ir en
ese sentido.
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