Chevron, Milani y Jaime:
El
doble discurso K al desnudo.
El Mangrullo Argentino
Fecha: 23-07-2013
1. Sin pilares
Ya no existen los
que el ex Presidente Néstor Kirchner llamó “los pilares del modelo K”:
superávit fiscal, superávit de la balanza financiera externa, y un dólar
competitivo para el mercado mundial.
La inflación es una
de las más altas del mundo y devora los aumentos salariales en cuotas y con
“techo”, al igual que las jubilaciones y planes sociales.
Los magros aumentos
y el aguinaldo provocan el robo fiscal con el absurdo impuesto a las ganancias y
la quita de salarios familiares a más y más trabajadores.
No hay harina, y el
pan a $ 10 no existe. La crisis energética, en los primeros 5 meses de este
año, provocó la importación de gasoil y gas por 3.270 millones de dólares, y
crecerá el consumo en estos meses de invierno.
Caen las reservas.
El gobierno saquea los fondos de las obras sociales, el ANSES, el PAMI, el
Banco Nación y el Banco Central.
2. No es el 2001,
ni el 2008
No estamos en el 2001
con el pueblo en la calle gritando: “¡Qué se vayan todos!”.
No estamos en el
2008 con más de 1.000 cortes de las rutas en toda la Argentina agraria.
El gobierno K supo
aprovechar los años de bonanza de su década para cerrar la disputa por el
predominio, entre distintos sectores de los intereses económicos gerentes de la
dependencia argentina que volteó cinco gobiernos en pocos días.
Mientras la economía
se recuperaba de la crisis que desembocó en el estallido del 2001, el “relato”
del gobierno K sonaba de una manera.
Ahora, las cosas han
cambiado.
Los “campeones” de
los derechos humanos encumbran al frente de las Fuerzas Armadas a un general,
Milani, acusado de represor y corrupto.
Los que dijeron:
“YPF ni privada ni extranjera, ni de Chevron”, ahora le entregan las reservas
estratégicas de YPF a Chevron.
Los que hablaban de
“democratizar la justicia”, aprietan los jueces para que digan que “no hay
riesgo de fuga” de Jaime, en el momento en que ¡estaba
prófugo!.
Jaime amenazó con
“hablar” de los trapos sucios del gobierno, que trata de impedir que le pase lo
mismo que a Rajoy, en España. En ese país, el tesorero del partido oficial, como
“le soltaron la mano”, decidió hablar y puede provocar la caída del gobierno.
3. Tampoco es el
2011
Todos los sectores
dominantes en la economía argentina acuerdan en hacer un ajustazo después de
las elecciones. Empujan cambios, tratan de contener las protestas, y
negocian, para llegar con “paz social” a las elecciones del 2015, y poder
decidir entre ellos el próximo gobierno y el futuro de la
Argentina.
El gobierno fue
sumando muchos enemigos entre quienes le disputan la tajada.
Se atrinchera, sin
hacerle asco a juntarse con gente como Milani y Berni, y políticos como Insfrán
y Menem.
Abre juego con los EE.UU.;
con los petroleros de la Chevron. También con un sector de las finanzas estadounidenses
(¿e inglesas?) que quiere garantizarse el cobro de los bonos de deuda
argentinos: John Watson, jefe máximo de Chevron, firmante del acuerdo con
Argentina, integra el grupo político que maneja el banco estadounidense JP
Morgan, junto con Kissinguer y el ex primer ministro inglés, Tony Blair.
El conjunto de los
sectores sociales y económicos que predominan en Argentina tiene en cuenta que
la situación de la Argentina cambió.
Cierto es que no es
el 2001 y no es el 2008, pero tampoco es el 2011 con un gobierno con el 54% de
los votos (aunque haya sido el 41% del padrón).
El Gobierno se
enfrenta con el malhumor social que crece en los sectores sociales populares.
Hay mucho temor, entre
quienes mandan y lucran con la sumisión nacional, al “contagio” de lo que está
pasando en Brasil, que sigue con vastos sectores del pueblo en la calle. O en Chile.
Lo que antes se veía en Europa y el Norte de África, emerge en América Latina.
4. ¿La
“inteligencia” al mando?
Ya es obsoleta la
pregunta: ¿qué va a hacer el gobierno K si pierde las elecciones?.
La realidad ya ha
dado su respuesta. La designación de Milani al frente (directa o
indirectamente) de las tres Fuerzas Armadas apunta a unificar una amplia red de
espías internos. El proyecto de “escuadrones móviles”,
en donde se mezclarían militares con militantes de La Cámpora (¿y de un rejunte de barras bravas...?),
no tiene otro objetivo que sumarlos a la represión (ante las dificultades con
la base de Gendarmería y Prefectura a partir del acampe por salarios).
Es decir: el Gobierno va por más, sea cual fuere el
resultado eleccionario.
Hay quien sostiene
que el meteórico ascenso de Milani fue empujado por la ex - ministra Garré,
entonces en Defensa.
Dicen los bien
informados que el ex alto dirigente de Montoneros Mario Montoto, que es, hoy, representante
de la empresa rusa Rosoboronexport, era parte de ese grupo.
El grupo de
inteligencia “interna” para vigilar hacia “el interior del país”, que ha hecho eclosión con los
nuevos ascensos de las Fuerzas Armadas, se armó, en ese entonces, en el Ministerio
de Defensa. Y Milani era el niño mimado de la Ministra, que le fue abriendo
paso, usando los servicios del mencionado grupo de inteligencia interior.
Ese grupo, según los
entendidos, era conocido como KGB, en referencia al servicio
secreto ruso que, con Breznev, se desplegó mundialmente con actividades de
provocación similares a las de la CIA norteamericana.
En momentos de
escribir este artículo, se conoció que Milani está denunciado en el Nunca Más de Tucumán, como ya había aparecido en el
de La Rioja. El CELS, que había declarado que no tenía nada en su archivo sobre
Milani, cambió su declaración pidiendo el rechazo del ascenso de Milani. A las
20 hs. del lunes, Página 12 afirmaba que el gobierno levantaba
la presentación de los ascensos de las tres Fuerzas Armadas hasta después de
las elecciones, y, de hecho, mantiene la designación de Milani como Jefe del
Estado Mayor del Ejército.
Estela de Carlotto,
que apoyó la designación de Milani junto con el CELS, dijo el domingo, en
declaraciones a Radio Mitre, que confiaba en el criterio de la Sra. Presidente.
Y se cubrió, ante la posibilidad de imprevistas alternativas, diciendo que, si
había elementos que comprometieran a Milani, éste debía salir. La voltereta de
Verbistky y el CELS, para salvar su ropa ante la evidencia del pasado de Milani
(y de su presente económico inexplicable), dejó “off side” a la Sra. de Carlotto porque la Presidente, aunque
retira el pliego de ascensos, mantiene, hasta ahora, al General Milani en el
cargo.
5. El enemigo
interno. Nueva variante de la Doctrina de la Seguridad Interior.
Entre los “enemigos
internos” que han definido, como blanco, el gobierno K y sus ejecutores de
inteligencia, están los sectores patrióticos, nacionales y verdaderamente
populares que puedan abrir un camino distinto para salir de este estado de
sumisión e indefensión nacional.
Para ello, en una
muestra de creatividad, programan una variante de la vieja Doctrina de la
Seguridad Interior.
En sus orígenes,
esta doctrina se consolidó como categoría política durante la Guerra
Fría, en momentos de la disputa entre el imperio norteamericano (democrático de
palabra y opresor en los hechos) con la URSS imperialista (socialista de palabra y opresora
en los hechos), especialmente en las zonas de influencia de Estados Unidos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, este país rescató el uso político que la
palabra seguridad ha tenido desde la antigüedad para elaborar el concepto de
"Estado de seguridad nacional". Este concepto se utilizó para
designar la defensa militar y la seguridad interna frente a las amenazas de
descontento social que sus políticas generaban. El desarrollo de la visión
contemporánea de seguridad nacional ha estado determinado por este origen y fue
influenciado por la estrategia estadounidense de contención.
A
principios de los `60 la seguridad nacional tuvo una variante en América del
Sur: la Doctrina de Seguridad Nacional. Esta variante mantuvo la idea de que, a
partir de la seguridad del Estado, se garantizaba la de la sociedad. Pero una
de sus principales innovaciones fue considerar que para lograr este objetivo
era menester el control militar del Estado. El otro cambio importante fue la
sustitución del enemigo externo por el enemigo interno.
El
gobierno, parece ser, ha decidido hacer una readaptación de esa doctrina, sin
abandonar el doble discurso.
Y,
así como la re-estatización de YPF desemboca, en la realidad, en concesiones
dignas del más puro privatismo petrolero, la renacida Doctrina de la Seguridad
Interior se disfraza de ayuda social y defensa de un proyecto nacional. Por
supuesto, es muy difícil explicar de qué manera miles de espías internos que
controlan la conducción de la FFAA harán ayuda social o contribuirán al
desarrollo de una industria para la Defensa Nacional, particularmente en el caso
de un país como el nuestro, con una parte de su territorio ocupado por
colonialismo inglés mientras monopolios de distintas potencias (incluida Inglaterra)
rapiñan la Patria oprimida continental.
Por lo tanto, como
siempre, Doctrina de Seguridad Interior (se la disfrace como se la disfrace)
será represión de protestas sociales, persecución de opositores, pero
indefensión ante los agresores externos que nos succionan la sangre con sus
amigos internos.
Extraña paradoja: se
asesinan originarios QOM, se procesa a luchadores sociales mientra la justicia
libera a Jaime prófugo diciendo que no se profugó. El enriquecimiento ilícito
permanece impune, el juego y la renta financiera no pagan impuestos mientras se
impone impuesto al trabajo o se presiona impositivamente al monotributista, al
productor agrario o a las PYMEs.
Se transforma a
Argentina en una republiqueta sojera, minera, petrolera, pesquera mientras se
dice que es desarrollo industrial la promoción de armaderos en base a
importaciones chinas. Se destruye la industria nacional por las importaciones, principalmente chinas, y se habla de desarrollo industrial. La Sra. Presidente
dice que va a promover la Industria para la Defensa y se pone a un hombre de Servicios de Inteligencia en la cúpula de las FF.AA.
6. Marco
eleccionario con creciente descontento social
Estas elecciones no
van a resolver los grandes problemas del pueblo y la patria.
Si embargo la
confluencia de la protesta social con la búsqueda de unidades patrióticas y
populares en las elecciones y fuera de ellas pueden permitir hacer crecer un
camino de independencia nacional y concretización de los reclamos populares.
La gran
disyuntiva es si los que rapiñan el país conseguirán el propósito de hacer
pagar la crisis al pueblo (represión, persecución y espionaje mediante) o si el
pueblo logrará que los que se enriquecieron durante estos años sean los que la
paguen.
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