¿Dónde está el dinero que hace falta?
Por Horacio Micucci
El día 15 de
julio de 2021 la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP organizó una
presentación por ZOOM con destacados participantes. Su título: Desarrollo
de vacunas y antígenos. Perspectivas para su producción.
La Dra.
Daniela Hozbor (UNLP-CONICET) aportó un dato importante: el costo promedio para
el desarrollo completo de una vacuna, desde el descubrimiento, cumplimiento de
todas sus fases y puesta en producción, hasta su llegada a la población, es de
1.000 millones de dólares.
Parece mucho pero
no lo es. Continuamente la dependencia desangra a Argentina en montos muy
superiores.
Veamos algunos
casos constatables por información periodística y por las propias empresas que
se nombran.
Por los
periódicos nos enteramos que la planta de Richmond para producir la vacuna
Sputnik V en Argentina costará 85 millones de dólares.
Recientemente un
grupo financiero internacional (BANCOLOMBIA), incursionando en el negocio de
las vacunas, construirá una planta de producción que costará 100 millones de
dólares para abastecer a Colombia y la región de distintos tipos de ellas.
En la reunión
mencionada más arriba, el Dr. Arturo Hoya, Director de del Instituto Biológico
de la Provincia de Buenos Aires, aportó la siguiente información:
1.- En el Instituto Biológico, la metformina (que se utiliza sola
o con otros medicamentos, incluyendo insulina, para tratar diabetes tipo 2)
tiene un costo total por comprimido y por todo concepto (incluido un monto
destinado a reinversión) de $ 1 (un peso). En el “mercado”, el comprimido de
producción privada se vende a $ 10 (diez veces más).
2.- El Instituto produce una
variante de la BCG utilizada para tratar el cáncer de vejiga. Su costo es de $
2.500 la dosis. En el “mercado” esa dosis cuesta veinte veces más, o sea $
50.000. Se necesitan 5 dosis. La diferencia es un tratamiento de $ 12.500, si
lo produce el Instituto, y $ 250.000 si lo produce el “mercado”. La importación
de este medicamento le sale a Argentina 18 millones de dólares al año.
Si el medicamento del punto 2 se produjera todo acá,
Argentina se ahorraría un monto interesante: 17,1 millones de dólares al año, equivalente
a casi un quinto del costo de la planta de Richmond.
No acaba allí la cuestión. Todos los que hemos estudiado el
costo de los medicamentos en Argentina sabemos que, al año (por todo concepto
por gastos públicos y privados), se reduciría a un quinto si se fabricara en el
país por el Estado, retomando el camino de EMESTA (EMPRESA DE MEDICAMENTOS DEL
ESTADO) del Dr. Ramón Carrillo.
Las cifras de ese gasto anual en Argentina se pueden estimar
en unos 5.000 millones de dólares al año, que se reducirían, entonces a 1.000
millones de dólares. Un ahorro de 4.000 millones de dólares al año. Ese sería
el equivalente a la investigación, el desarrollo y la producción, hasta llegar
al paciente, de unas cuatro vacunas ARGENTINAS, descubiertas, desarrolladas y
producidas en el país. Y sin sufrir presiones y chantajes de ninguna potencia
imperial.
El verdadero capital se forma en casa, decía el continuador
del General Mosconi, Dr. Adolfo Silenzi de Stagni.
Ese capital se fuga por distintas vías: subfacturación de
exportaciones, sobrefacturación de importaciones, renta de latifundistas (en
gran parte extranjeros o vinculados a ellos), por la Hidrovía, pago de una
deuda externa ilegítima y usuraria, etc., etc. Hace falta cortar la hemorragia,
no esperar el capital de inversiones extranjeras, que se llevan más de lo que
dejan, como decían, también, el Dr. Adolfo Silenzí de Stagni y Raúl Scalabrini
Ortiz.
El tema de la renta del latifundio tiene su relación con
esto. En Argentina, según el Censo Agrario de 2018, el 43,4% de los
establecimientos agrarios, con hasta 50 hectáreas, tiene sólo el 1,04% de la
tierra utilizable. Por el otro extremo, el 1,05% de los establecimientos de más
de 20.000 hectáreas tiene el 36% de la tierra. ¿Esa renta latifundista (de
los que alquilan y no trabajan su tierra) se puede estimar en unos 20.000
millones de dólares al año?. ¡Veinte procesos completos de investigación,
desarrollo y producción de vacunas argentinas!
Es preciso aumentar el porcentaje del PBI destinado a
Ciencia e Innovación con audacia. Mientras Argentina se propone llegar al 1%
del PBI en el año 2030, el promedio mundial era de 2,27%, en 2018, con picos de
entre 3 y 4% en varios países y 4,8% en Corea del Sur.
Es muy mencionada la inversión en ciencia e innovación de
Corea del Sur. Pero numerosos estudios científicos demuestran que allí, primero
se expropió sin indemnización a los latifundios japoneses después de la Segunda
Guerra Mundial. Y ese dinero fue, en parte, dirigido por el Estado a Ciencia y Tecnología.
Nunca dice esto el pre candidato de JXC, Facundo Manes, cuando habla del tema y
exalta el papel de la ciencia y la educación.
No es porque los países sean pobres que no puedan invertir
en Investigación e Innovación. Precisamente porque son pobres es que deben
hacerlo. Es preciso reasignar fondos para eso u obtenerlos de las fuentes que
los tienen.
Dicho sea de paso, nos enteramos en la reunión mencionada,
por boca del propio Presidente de la UNLP, que esa universidad nacional,
pública y gratuita, tiene una planta de producción de alimentos capaz de
generar 150.000 raciones diarias. Importante ante el porcentaje de población
que no come regularmente.
Además, desarrollará una planta de producción de baterías de
litio y, en abril de 2022, puede tener lista su planta de producción de
vacunas, con desarrollo, validación y producción de las mismas.
En su escuela de Artes y Oficios tiene 42.000 inscriptos.
Señal de que no es cierto que los desocupados no quieren trabajar, como
postulan los “meritócratas” conservadores de la dependencia y los defensores de
la “entrada al mundo serio” (por la puerta de servicio, diría
Eduardo Galeano…)
Como dijo en la reunión mencionada el Presidente de la UNLP,
Arq. Fernando Tauber. “No es que estemos en contra de ese sector. Es que nos
cansamos de esperar…”
La seguridad y la soberanía sanitaria, de fármacos
incluyendo vacunas, alimentaria, energética, etc. son claves para cumplir el
Acta de nuestra Independencia: “Independientes de toda dominación
extranjera”. Y son claves para las necesidades del pueblo y para la Defensa
Nacional de una Argentina Soberana, con una nueva democracia grande.
El ex presidente Macri dijo que la pandemia era una gripe un
poco más fuerte y que no había que preocuparse. Sostuvo (y sostiene) que hay
que elegir entre economía y pandemia. Quince días después se desgarra las
vestiduras por las 100.000 víctimas de la pandemia, después de que él y sus
amigos boicotearon y boicotean toda medida de prevención.
En realidad, lo que hace falta es otra economía para la
pandemia y para continuarla después. Algo así como el Primer Plan Quinquenal de
1946 más una reforma agraria para dar tierra al verdadero productor y techo y
trabajo para todos.
Techo, Tierra y Trabajo, dice Francisco. Se puede agregar:
con alimentos, salud y educación para todos.
Manos a la obra.
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