LA REFORMA UNIVERSITARIA
1918 – 15 DE JUNIO – 2016
Hacia el Bicentenario de la Declaración de
la Independencia de toda dominación extranjera
Por Horacio Micucci
Hace
tiempo George Orwell escribió: “Quién controla el pasado controla el futuro y
quién controla el presente controla el pasado”.
Parece
pertinente disputarle, a quienes controlan el presente, el control del pasado
para recuperar el futuro de nuestro pueblo y nuestra Nación. No me refiero al
actual gobierno sino, más en general, a los sectores económicos y sociales que
han sido causantes y beneficiarios de las políticas de hambre, entrega y
sumisión nacional.
No
queremos, entonces, a hacer un mero homenaje o recuerdo a aquel movimiento
estudiantil de 1918. Queremos aprender del pasado. Recordar lo que nos quieren
hacer olvidar.
Queremos
hablar de la actualidad de aquel movimiento que fue, hace 98 años, la Reforma
Universitaria. Que no fue un hecho aislado, sólo universitario. Tuvo un
contexto del cual no se puede separar.
Eran
las épocas de la revolución Mexicana con los líderes agrarios como Pancho Villa
y Emiliano Zapata y la Revolución Rusa de 1917. Eran las épocas de fines de la
primera guerra mundial que había puesto de manifiesto el fracaso del modelo
liberal oligárquico de la Generación del 1880, evidenciando nuestra dependencia
nacional, similar a lo que pasa hoy y donde un joven coronel Mosconi comenzaba
su lucha por la independencia energética.
Eran épocas de auge de luchas
obreras desde 1917 a
1922. La semana trágica y La Patagonia rebelde. Dicho sea de paso Vasena era
representante de los ingleses dueños de la empresa con la que se inicio el
conflicto y ancestro del Krieger Vasena, ministro de Onganía. Y en la Patagonia
había terratenientes de nombres tradicionales y otros eran ingleses en una
situación similar a la de hoy donde la extranjerización de la tierra hace que
Benneton sea dueño de un millón de hectáreas en la Patagonia. Y el magnate
inglés Lewis sea dueño en el paralelo 41 de un aeropuerto de tamaño del de la
Ciudad de Buenos Aires. Inglés Lewis que obtuvo el permiso para construir su
aeropuerto en el Gobierno anterior y, cuya notoria amistad con el actual
presidente puede hacerle obtener otro en cercanías de Lago Escondido, en la
cordillera, dándole la capacidad para permitir el aterrizaje de aviones de
guerra provenientes de las Malvinas colonizadas por los británicos, dividiendo a
la Argentina continental en dos.
Era la época del ascenso al
gobierno del Yrigoyenismo (que simpatizaba con ese movimiento estudiantil).
Las banderas de la Reforma del ´18
eran la democratización de la enseñanza, la libertad de cátedra, la docencia
libre y las cátedras paralelas, la periodicidad en las cátedras con concursos
públicos, la asistencia libre y la gratuidad de la enseñanza, la participación
de los estudiantes en el gobierno, la autonomía universitaria como método para
independizarse de las oligarquías que detentaban el verdadero poder del estado
en Latinoamérica, la profundización de la investigación con método científico,
la comunicación con la sociedad a través de la vinculación de la universidad
con el pueblo.
Y
este movimiento y estas consignas se extendió a toda América, preocupando y
enfrentando a las oligarquías nativas.
Pero
cuando vemos hoy el estado de nuestras universidades, de nuestra educación
podemos concluir que la Reforma quedó inconclusa.
Vemos
hoy, detrás de un supuesto ingreso irrestricto, limitación económica, ingresos
restrictivos, cupos de ingreso expresos o solapados con la excusa del ingreso
de los mejores. Pero lo más notorio es que mayorías de los sectores más
empobrecidos ven imposibilitado el acceso a la educación. El derecho a la
educación en todos los niveles es letra muerta en la realidad. No ingresan los
que quieren, ingresan los que pueden. Y persisten los que tienen condiciones
económicas para afrontar el gasto.
Muchas
veces la libertad de cátedra (cuyo fin era que no hubiera discriminación ideológica
en los contenidos) ha sido usada para su contrario: la existencia de cátedras
que son manejadas como feudos convertidas en filtros donde quedan los
estudiantes atrapados en su intento de avanzar en las carreras. Otras veces
elecciones supuestamente democráticas quedan desvirtuadas por trenzas y
acuerdos espurios de intereses mezquinos. Decae la investigación por carencia
presupuestaria y cuesta encontrar vinculaciones con las necesidades nacionales
y populares. Se deforma esa vinculación con servicios para grandes empresas,
que no son de interés nacional, para conseguir fondos que regatea el
presupuesto nacional.
Se
ha puesto de moda demostrar la ignorancia de los alumnos con listados de preguntas,
“multiple choice”, del tipo de los concursos televisivos que arruinan nuestra
diaria existencia. Estamos en desacuerdo con ese mecanismo de evaluación
carente de rigor científico, y equivalente a medir conocimientos con
crucigramas. Desafiamos a quienes postulan acríticamente eso a someterse a un
cuestionario elaborado por nosotros. ¿Qué sabrán muchos de ellos en historia
sobre el general Álvarez de Arenales, verdadero artífice de las sublevaciones
del Alto Perú y de la Guerra de Republiquetas?. ¿Cuántos profesores de Economía
o de historia podrían hablarnos del Estatuto de 1815 del General Artigas que
dividía la tierra en fracciones de dos leguas por dos leguas y media para
dársela en propiedad a los más pobres empezando por los negros, indios y
mestizos, o sabrán algo de la tesis doctoral de Mariano Moreno en Chuquisaca sobre
la Mita y el Yanaconazgo?. ¿Cuántos conocen la realidad de pobreza y de pobreza
extrema de la mayoría de los argentinos?
Es
que desde hace muchas décadas el carácter mismo del examen está cuestionado
como método de evaluación. Hoy, en la pedagogía avanzada, la clase tradicional
es reemplazada por el modelo del taller participativo, que no establece sometimiento
a las ideas del otro, con mayor grado de análisis crítico y en íntima
vinculación con el experimento y la práctica y reconociendo la unidad
dialéctica entre docente y alumno. Ya en los ´70 se cuestionaba el examen como
el método de la zancadilla.
En
China de Mao (no ahora que son tan imperialistas como yankis o ingleses) un ingeniero
electrónico para obtener su grado debía armar una computadora, no dar un examen.
Y este método era levantado como correcto aún por IBM en sus publicaciones. Ya
Einstein despreciaba la concepción memorista cuando decía que recordar lo que
estaba en los libros era un disparate. ¡Más aún en la época de INTERNET¡
En
primer lugar no estamos de acuerdo con la teoría de la aristocracia de los
inteligentes, con la selección de los mejores, con la teoría de la selección de
los genios tan de moda. El homo sapiens tiene la misma capacidad intelectual
desde que evolucionó en la faz de la tierra. La diferencia está en la capacidad
de desarrollar sus aptitudes y la culpa de que esto no ocurra es del sistema
social, que no da igualdad de oportunidades a todos, sometiendo a niños a
trabajo embrutecedor, a mendigar alimentos y hasta a la prostitución.
Es
cierto que un joven sabe hoy menos cuando ingresa a la Universidad, pero ¿de
quien es la culpa? ¿De él? O de quienes ocultaron el conocimiento porque ese
conocimiento cuestionaba el modelo de país. ¿Cómo se iba a enseñar que
aspiramos a ser un país independiente de toda dominación extranjera si se anda
en enjuagues con cuanta potencia existe?. ¿Como no se iba a desmalvinizar e
incluso olvidar las invasiones inglesas de 1806-1807 si se anda y andaba en
negocios con los que usurpan nuestro territorio? ¿O acaso no se les dijo a los
jóvenes que la política era peligrosa no con palabras sino con una represión
que tiene pocos parangones en la historia?. ¿O no se les dijo que la ciencia no
servía para nada cuando se desactivaron proyectos de alta tecnología como el
Misil Cóndor?. Hay culpables por acción u omisión de lo que no saben los jóvenes.
En
segundo lugar no estamos de acuerdo con la limitación porque viola el derecho
inalienable de estudiar y aprender. Pero no sólo por eso. También porque una
Argentina independiente con bienestar popular necesita más técnicos, más
profesionales, más científicos. Y después viene la distribución en territorio.
Porque resulta que como Alberdi dijo que gobernar es poblar se debe colocar los
médicos antes, para facilitar la población del territorio (cuestión de defensa
nacional). Y entonces, ¿sobran o faltan profesionales y técnicos?
Es
una discusión más amplia la del tipo de matrícula. Es parte de la discusión de
que tipo de país queremos. Qué proyecto, qué necesidades técnicas y
científicas. Y qué presupuesto para eso.
Y
digámoslo de una vez. Se limita en el ingreso y en las carreras para adaptarse
a un presupuesto exiguo y a la carencia de un proyecto de Argentina
Independiente.
Entonces
tenemos una universidad de exclusión y de expulsión disfrazada de ingreso
irrestricto, donde la exclusión se produce por las formas pedagógicas de
enseñanza y evaluación, por la carencia de horarios para los que trabajan y más
aún por la miseria de la mayoría que muchas veces no tiene acceso a la comida
diaria.
Aquí
hace falta un análisis científico, habida cuenta que la ciencia es necesaria
para descubrir las verdaderas causas, desenmascarando las falsas apariencias.
Tenemos una universidad limitacionista con presupuesto exiguo, por lo tanto con
pocos docentes e investigadores con salarios de vergüenza y escasos medios que
sólo podría atender a pocos estudiantes.
Todo
repercute en la calidad de la investigación científica. No porque no podamos
investigar y desarrollar conocimientos nuevos sino por que no nos dejan. La
calidad de lo poco que hay, lo demuestra.
¿Y
porqué todo esto? Porque no sólo la Reforma quedó inconclusa. También la Independencia
de mayo de 1810 y julio de 1816 quedó inconclusa.
Dice
la Declaración de la Independencia: “Independientes de toda dominación extranjera”.
Y el patrimonio nacional es entregado a personeros de distintas potencias. Se rapiña
el patrimonio nacional por métodos de todo tipo. Antes y ahora. Bolsas de
dinero o depósitos off shore aparecen en artículos periodísticos. El actual
Presidente de la Nación, el actual Presidente del Banco Nación o encumbrados
funcionarios del gobierno anterior son noticia cotidiana.
Escuchar
las voces de la Reforma significa entonces discutir un proyecto de país independiente
con bienestar popular. Porque hubo dos líneas en el movimiento reformista: la
de los que creyeron que bastaba sólo con la reforma universitaria y la de los
que creemos que esta es parte de la reforma industrial, la reforma agraria, la
reforma educacional, la reforma sanitaria, la reforma laboral, etc. En suma de
una revolución democrática popular, patriótica y antiimperialista que asegure
nuestra independencia y los derechos del pueblo.
¿Qué
desarrollo industrial hace falta? Más aún ¿qué formas debe adoptar ese desarrollo?.
¿Con grandes centros, frágiles en caso de que una Argentina independiente sea
agredida, como es el pino, grande y frágil ante las tormentas?. ¿O como el
césped, que se extiende y es difícil de exterminar? ¿Césped o pino? ¿Qué
combinación de industria pesada con industria liviana?. Césped o pino, forma y
contenido: aquí hay una buena discusión para los filósofos con preocupación
nacional acerca de su relación contradictoria.
Otros
dicen una combinación, como el hongo cuya parte más importante está bajo tierra
y sólo aparece una parte afuera.
¿Qué
técnicos para esta decisión? ¿Con qué conocimientos? ¿Qué contenido de la
enseñanza? ¿Y qué presupuesto para ello?.
Como
se ve es un debate de carácter educacional, pero también acerca del proyecto de
país, aún de la defensa nacional: ¿cuál es más fácil de defender ante un ataque
exterior?.
Es
decir, no proponemos menos ciencia y tecnología. Proponemos más ciencia y
tecnología.
Los
centros de investigación debieran dedicarse además a producir elementos de alta
necesidad estratégica.
Hace
ya unos 30 años pensábamos en la integración del entonces centro de investigación
de YPF estatal en Florencio Varela, con la destilería de Ensanada y la Universidad
para producir ingenieros en petróleo, y donde incluso pudieran ingresar los
obreros de la destilería.
¿Porque
no relacionar la universidad con el Astillero de Río Santiago, con la investigación
aplicada y el desarrollo tecnológico para producir barcos para una recuperada
flota mercante del estado y una flota petrolera de una YPF reestatizada? Un
astillero que también produzca los buques de guerra que exige la defensa de
nuestros mares.
Y
queremos ciencia básica, ciencia aplicada y desarrollo tecnológico porque son
tres partes inseparables.
Cuando hablamos de tecnología, lo hacemos con el concepto de tecnología
apropiada: que debe ser científicamente válida, técnicamente
eficaz y socialmente aceptable. Las dos partes primeras del concepto se
comprenden. ¿Pero qué quiere decir socialmente aceptable?. Quiere decir que se
debe definir si se hace lo que quieren los actuales beneficiarios de este modelo
perimido o se hará lo que necesite la independencia nacional y las necesidades
populares. Se debe evaluar qué tecnologías se usan para evitar aquellas novedosas
pero de dudosa utilidad que encarecen los servicios aumentando la dependencia,
sin beneficios para la población. De más está decir que esto no se realiza en
la Argentina, donde más de una vez el concepto científico de tecnología se ha
transformado en “tecnolatría” más cercana a la superstición fetichista que de
la ciencia.
En
suma la nueva reforma exige participar en los tres movimientos de lucha o en
las tres prácticas de la teoría científica del conocimiento humano:
§
la práctica de la lucha por la independencia nacional
y la soberanía popular,
§
la práctica de la lucha por la producción (al servicio
de quién y para quién).
§
la práctica de la lucha por la investigación
científica (también al servicio de quién y para quién).
Así
surge la política científica: Ciencia y arte de hacer posible lo necesario en
ciencias y tecnología. Debemos discutir esto para saber qué ciencia y
tecnología necesita una Argentina independiente con bienestar popular.
Como
no se hace lo anterior, se hace política como arte de lo posible. De la cual tenemos
ejemplos recientes en muchos gobernantes (los que dicen una cosa y la cambian
después). Se adaptan así al bajo presupuesto. Y la Argentina dependiente (que
beneficia a muchos de ellos).
En
suma esto implica ir a una reforma de fondo de la educación argentina. Hacer de
la universidad una caldera en ebullición de ideas. Hoy no hay respuestas
innovadoras universitarias a la crisis en salud, a la crisis industrial, a la
crisis energética, educacional, etc..
Hay
que volver a la audacia intelectual de Harvey o al menos de Galileo. Pugnar por
ser científicos, no ajustar las ideas a la moda mediática. La ciencia avanzó
contra la moda, cuestionando las falsas apariencias.
Hay
un organismo juzgador (CONEAU) que califica carreras y universidades. Es hora
de preguntarse: ¿en base a qué proyecto de país y qué política nacional y
específica evalúa? ¿Quiénes integran la CONEAU? ¿Cuáles son sus méritos?.
¡Qué
todo se discuta públicamente en el demos universitario!.
Que
florezcan cien flores y cien escuelas de pensamiento, para elegir la mejor.
En
suma: cátedras paralelas, más horarios, ingreso irrestricto, becas y comedor y
más y mejores docentes e investigadores y más presupuesto. Y amplia discusión
de todo esto.
Eso
es lo que creo que hay que escuchar del pasado para ganar el futuro.
Y
como aquel griego, Diógenes de Laercio, estamos buscando hombres. No preguntamos
el credo o religión. No preguntamos la ideología política. Si son militares
patriotas como Mosconi y Baldrich, dispuestos a morir luchando contra el enemigo,
como Cabral y el Capitán Giachino, no sólo son bienvenidos, los necesitamos.
Sólo
pedimos que sientan
como una bofetada en su propia mejilla las injusticias contra cualquier hombre
de nuestro pueblo, y sientan como propias las ofensas a nuestra Patria, a cada
nación Latinoamericana y a cada pueblo o país expoliado del mundo.
Queremos
transmitirles algo que viene del Estado Mayor argentino y latinoamericano.
Transportado, parafraseando a Bertold Bretch, bajo las camisas sudorosas del
pueblo, una y otra vez, a través de las líneas enemigas.
“La guerra se la tenemos que hacer
del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos
tiene que faltar. Cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la
bayetilla que nos trabajen nuestras mujeres y sino andaremos en pelota como
nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada.
Compañeros juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país
enteramente libre o morir con ellas como hombres de coraje”.
General Don José de San Martín.
Esta
orden sigue vigente y seguirá hasta que digamos: Misión cumplida, mi general.
Hasta que sea verdad lo que dice el himno completo.....
“Se
levanta a la faz de la tierra una nueva y gloriosa Nación, coronada su sien de
laureles y a sus plantas rendido un león”...
Que
será esta vez el león del imperialismo, de la dependencia y del establishment y
la oligarquía, padres y madres de todos los golpes y usufructuarios de la
sumisión nacional y el desamparo popular.
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