miércoles, 15 de julio de 2015

"Argentina ha logrado mantener por debajo del 5% su nivel de malnutrición". ¿Creible?. Por Horacio Micucci

EL PREMIO DE LA FAO A ARGENTINA

"Argentina ha logrado mantener por debajo del 5% su nivel de malnutrición". ¿Creible?

Por Horacio Micucci

Los Objetivos para el desarrollo del Milenio
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, también conocidos como Objetivos del Milenio (ODM), son ocho propósitos de desarrollo humano fijados en el año 2000, que los 189 países miembros de las Naciones Unidas acordaron conseguir para el año 2015. Estos objetivos tratan problemas de la vida cotidiana que se consideran graves y/o radicales, entre ellos el hambre.
Más allá de que se debate si tales objetivos son una declaración más que no se cumplirá en las áreas más afectadas o que dichos objetivos tienden solamente a mitigar los aspectos más crudos de las condiciones de vida de millones de personas sin apuntar a las causas de los mismos para erradicar esas situaciones, lo cierto es que se plantean ocho objetivos y los indicadores correspondientes para verificar su cumplimiento. El conocimiento de estos indicadores implica sistemas de información de los cuales los sectores más afectados carecen o son francamente defectuosos o incompletos.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como, en nuestra región, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han dado alta prioridad a esta cuestión. Según el Informe de Desarrollo del Milenio del 2010.

Poder medir la pobreza continúa siendo una barrera para establecer políticas eficaces. La disponibilidad, frecuencia y calidad de los datos de vigilancia de su evolución siguen siendo bajas en muchos países, especialmente en Estados pequeños y en países y territorios que se encuentran en situaciones frágiles.
Las estimaciones de 2010 incluidas en este informe son aún provisionales, debido a la limitada disponibilidad de datos de las encuestas nacionales de hogares realizadas entre 2008 y 2012, en particular en África subsahariana y en África septentrional.
Los obstáculos institucionales, políticos y financieros dificultan el acopio de datos, el análisis y el acceso público. Es urgente mejorar los programas de encuestas de hogares a fin de vigilar la evolución de la pobreza en esos países.”

Más allá de lo que se opine sobre el logro de los ODM, se demuestra una y otra vez la necesidad de información, su procesamiento y uso para lograr el conocimiento necesario para ubicar causas e incidir en las situaciones concretas para hacer realidad el principio del derecho a una vida digna para todos.
Lo anterior pone a la orden del día la necesidad de sistemas de información adecuados.
Está claro para todos que los sistemas de estadísticas de nuestro país están seriamente cuestionados. Y no sólo en lo que hace al INDEC sino también a los sistemas específicos del estado de salud de la población, los que se llaman Sistemas de Información en Salud (SIS en la jerga técnica).
Con un sistema de salud al que por lo menos se puede acusar de fraccionado, fragmentado, desintegrado e incluso, para muchos, a lo sumo un mal protosistema de curación de la enfermedad, sin prevención de la misma y mucho menos promoción de la salud, es difícil que haya estadísticas serias en las cuales basarse. La información del estado de la población está disgregado, cuando existe. En salud, un 50% de la población sólo tiene acceso al sector público, lo que no quiere decir que acceda a él. Otro 50% lo hace en forma diversa, en cuanto a la calidad de atención que reciben, en un complejo y disgregado sistema de Obras sociales provinciales y gremiales y un mínimo en prepagas de calidad variada y discutible. Su información no está conectada, cuando existe. Los objetivos de esta información son distintos. Un sector privado está, obviamente, más interesado en conocer el consumo de prestaciones de salud, para disminuirlo si atenta contra su esquema de “costo-beneficio”. Por si fuera poco, la información provincial es diversa y desintegrada de la nacional.
En estas condiciones ocurre que la FAO premia a Argentina por mantener por debajo del 5% su nivel de malnutrición: ¿en base a qué estadísticas?
Se ha publicado que la última encuesta nacional de nutrición y salud señala que la desnutrición aguda en la Argentina existe y que la Tasa de Mortalidad infantil  ha descendido entre 2003 y 2013. Pero siguen observándose casos severos en las zonas de extrema pobreza en el NOA y NEA.
El Ministerio de Salud de la Nación informó que en 2013 murieron 891 personas en la Argentina a causa de la desnutrición, cifra que se engrosa en los últimos años de vida. Según estos registros oficiales, menores de 14 años fallecidos por esta causa fueron 62.

El Observatorio de la Deuda Social de la UCA reveló que la inseguridad alimentaria alcanza en el país a un 20,2% de niños y adolescentes. Y según los datos del Centro de Políticas Económicas de Alimentación la inseguridad alimentaria crónica es del 8 por ciento.

El premio a Argentina
Resulta que investigando la cuestión se premian los últimos 25 años de actividad de Argentina. O sea, desde Carlos Menem al período kirchnerista, pasando por Fernando de la Rua. Cabe entonces deducir que en Argentina hubo una política de Estado que obtuvo esos logros.
En la propia página de de la FAO (http://www.fao.org/post-2015-mdg/14-themes/poverty-eradication/es/ ) se detallan las condiciones actuales de la pobreza en el mundo, y dice:
"Erradicación de la pobreza
  • La pobreza ha disminuido en todo el mundo, pero el progreso ha sido heterogéneo. La pobreza extrema se concentra principalmente en las zonas rurales.
  • El desarrollo rural y el crecimiento de la productividad agrícola son fundamentales para reducir la pobreza.
  • El deterioro de los ecosistemas, la gestión insostenible de los recursos naturales y el cambio climático están afectando de manera desproporcionada a los pobres. A menos que estas tendencias se detengan y se reviertan, el objetivo de erradicar la pobreza seguirá eludiéndonos.
  • La pobreza no puede ser erradicada sin que se abarquen las profundas desigualdades en los ingresos y las oportunidades económicas entre y dentro de los países, entre las zonas rurales y urbanas, entre hombres y mujeres. Para reducir estas desigualdades habrá que comenzar con mejorar el acceso de los pobres a los recursos productivos, los servicios básicos y la protección social."
Argentina estaría entre los avances en este tema y habría actuado sobre las causas que allí se indican.
¿Cree el habitante de Argentina que esto es así?
¿En base a qué datos? ¿Los del INDEC o los de la UCA?
Volviendo a la página de la FAO, allí se describe la ceremonia del premio en cuestión y dice:
7 de junio de 2015, Roma – Una ceremonia de entrega de galardones a nivel internacional reconoció hoy el gran esfuerzo realizado por países de todo el mundo que ha llevado cerca de la meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre en 2015, o de dejarla por debajo del umbral del 5 por ciento.
La mayoría de los países evaluados por la FAO -72 de 129- han logrado la meta de los ODM, con las regiones en desarrollo en su conjunto quedando muy cerca del objetivo. De esos 72 países hay 29 que han logrado además la meta más ambiciosa de la CMA de reducir a la mitad el número total de hambrientos según lo establecido por los gobiernos reunidos en Roma en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) en 1996. Y otros 12 han mantenido sus tasas de hambre por debajo del 5 por ciento desde al menos 1990.
Y observando los datos se encuentra que las cifras de nuestro país son siempre cercanas al 2% y no registra variantes frente a las crisis sufridas en Argentina, particularmente 2001-2002.
Está claro que se usaron datos oficiales.
Cuando se establecieron los Objetivos del Milenio también se estableció la necesidad de Sistemas de Información del estado de la población adecuados reconociéndose que, mundialmente, estos eran altamente deficientes. Surgió así, junto a los ODM, la promoción de la Red Métrica de Salud (SMS en castellano y HMN en inglés)
La FAO y la ONU debieran, entonces, hablarnos de cuanto hemos avanzado, en Argentina, en el desarrollo de ese sistema de información.
Es sabido, y nadie puede negarlo, que no sabemos cuantos chagásicos tenemos. También sabemos que no hay acuerdo en la validez de las estadísticas oficiales argentinas.
Nos permitimos, entonces, dudar de la validez del premio otorgado. 

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