lunes, 16 de septiembre de 2013

Reflexiones en el aniversario del Golpe de Estado de 1955 Por Horacio Micucci

Reflexiones en el aniversario del Golpe de Estado de 1955
Por Horacio Micucci

Conocer la verdad del pasado
Pensábamos, hace ya más de veinte años, que era necesario unir a dos movimientos que a lo largo de la historia argentina recorrieron muchas veces caminos divergentes cuando no enfrentados: el Movimiento Patriótico - Nacional y el Movimiento Democrático y Popular. Porque, en lo más profundo de nuestra historia, ambos movimientos nacieron juntos y el éxito nos acompañó mientras esa unidad se mantuvo. Es lógico entonces el intento de los enemigos de hoy y de ayer, de profundizar la división entre ambos. Pero tarde o temprano, la unidad patriótica y popular, impondrá el orden de una Argentina independiente como país, emancipada como nación, con una democracia grande y verdadera donde se satisfagan los deseos del pueblo.
Parte de esa lucha es comprender el pasado, hacer un justo balance de lo ocurrido (que ayude al Pueblo que incluye a los civiles patriotas y a los militares patriotas), para sacar conclusiones útiles para el destino de Argentina Independiente de toda dominación extranjera.
Hay sucesos de nuestro pasado inmediato que exigen balances. Hay heridas abiertas del pueblo argentino que exigen respuestas, explicaciones sobre sus causas, ubicación de los verdaderos culpables y reivindicación de los verdaderos patriotas.
Desde ya es bueno recordar que no todo empieza hoy como se pretende hacer creer.
Hay una historia de los patriotas y del pueblo tantas veces burlado, humillado, reprimido, que se nos oculta, se nos deforma, para que no podamos abrevar en sus más brillantes páginas que nos marcan un camino de independencia: el olvido del rechazo de las invasiones inglesas, antecedente indispensable del 25 de mayo de 1810, en tanto permitió constituir, en un proceso, las fuerzas armadas patriotas; la guerra de la independencia que culminaría en los campos de Ayacucho y Tumusla y que es inseparable de la guerra campesina de los gauchos de Güemes; la Guerra de la Republiquetas del Alto Perú y la genial estrategia del General Arenales, “el General de los Pueblos”; y la empecinada lucha del General Artigas, líder agrario y padre del federalismo, y de su segundo jefe, el Comandante guaraní Andresito, en la Banda Oriental.
Se ocultan y deforman: el asesinato de Mariano Moreno, la muerte en el ostracismo de San Martín y Artigas y la de Belgrano, en la pobreza y el olvido; el fusilamiento de Dorrego, sus causas, sus consecuencias.
También se oculta y disfraza la campaña del desierto (ese genocidio de los pueblos originarios) y la extensión del latifundio que traba el desarrollo nacional, extranjerizado con amigos del actual turno gubernamental como Benetton, dueño de 1.250.000 ha en la Patagonia.
Se ocultan o calumnian las revueltas de los verdaderos productores del campo como en el Grito de Alcorta y la Rebelión Agraria.
Se hace olvidar a las nuevas generaciones, civiles y militares, las razones de fondo de los derrocamientos de Irigoyen, Illía, Perón y la Sra. de Perón; el golpe del 30, con el encarcelamiento de los Generales Mosconi y Baldrich, y la posterior década infame.
Se ocultan los movimientos cívico-militares legalistas contrarios al proceso surgido en setiembre de 1930 con participantes patriotas ignorados como los Tenientes Coroneles Pomar y Cattaneo y civiles como Jauretche.
Se sume en el olvido que el golpe de 1955 fue inmediatamente sucedido por el movimiento legalista del 9 de junio de 1956 y los fusilamientos de civiles y militares que querían restituir al gobierno constitucional del General Perón en ese aciago momento y la persecución de otros como el Teniente Coronel Phillipeaux.
También se ocultan las causas y objetivos antinacionales del golpe de 1966, del de 1976 y los sucesos posteriores.
Y, esencialmente, se escamotean al conocimiento y al análisis las consecuencias de aumento de la dependencia nacional a causa de todos los golpes de estado que eran, indefectiblemente, antinacionales y antipopulares.
Los responsables de esos golpes fueron los imperios de turno y sus socios nativos (pero no nacionales) de empresarios de intermediación como son hoy los Franco Macri, los Rocca, los Bulgheroni, (antecesores de los empresarios de actual “capitalismo de amigos” que tienen sus intereses en el extranjero a diferencia del empresariado nacional) y esa oligarquía terrateniente (que tuvo “relaciones carnales” con todos los imperios de la tierra: Inglaterra, Francia, EE.UU., Rusia y hoy China, etc.).
Se ocultan y deforman esos y tantos otros hechos que permitirían conocer las causas de esta política argentina llena de acuerdos y zancadillas, de fidelidades y traiciones, de esa complicada mezcla política de minué y malambo a la que asistimos diariamente. Y de borocoteo... De compra de voluntades…
Y sobre todo se oculta o disfraza la entrega, la indefensión y la sumisión nacional.
En fin, y fundamentalmente, hay una historia, que se escamotea también, de las constantes y persistentes luchas del pueblo argentino (de civiles y militares) por su emancipación como Nación, su independencia como Patria y su liberación social, desde las puebladas de 1806 y 1807 hasta la actualidad.
Todos esos hechos, ocultados o tergiversados, permitirían advertir que en nuestra historia hubo patriotas y traidores, víctimas y victimarios.
Los primeros, civiles y militares de distintas creencias e ideologías, deben ser reivindicados. Mientras que los segundos, sean de la profesión o de la fe que fueran, deben se repudiados.
Las trampas del sistema: Nuevas opciones falsas
Con las jornadas del 20 y 21 de diciembre de 2001, no sólo cayó el gobierno gerencial de De la Rúa. También se estremeció el sistema. Se demostró que había otra opción frente a la eterna elección entre gobiernos gerenciales de los intereses antinacionales, y golpes de Estado que imponían gobiernos gerenciales de los mismos intereses. El pueblo percibió que se abría un camino para imponer su voluntad nacional y popular demostrando que lo que ocurre en toda América también ocurre aquí.
El gobierno actual quiere aparecer como progresista de centro izquierda (aunque ya con un maquillaje algo deteriorado) frente a opositores que se muestran como de centro derecha. Sin embargo, con leves matices, todas las variantes del sistema que se ofrecen coinciden en lo esencial: la entrega del patrimonio nacional, la indefensión de la Patria, la rapiña por parte de distintas potencias imperiales, algunas como Inglaterra, viejas conocidas, otras como China de reciente aparición. Es entonces, la hora de una unión patriótica y popular que inicie una nueva huella argentina. Que busque nuevos caminos.
El turno gubernamental de los Dres. Kirchner ha sido el que más pagó la deuda externa usuraria, ilegítima y fraudulenta (“pagadores seriales”); sigue favoreciendo el monocultivo de los pooles sojeros, la extensión del latifundio y la extranjerización de la tierra. Ha dictado una ley antiterrorista destinada a aplicarse a los patriotas y luchadores populares. Miembros de pueblos originarios han sido asesinados por amigos del Gobierno. Se apoya a la Megaminería contaminante y expoliadora. Se mantienen los Acuerdos de Londres y Madrid, bases de nuestra indefensión nacional para favorecer al colonialismo inglés sobre una parte de nuestro territorio.  La droga y la trata de personas son “industrias” florecientes. Contratos secretos como el de YPF-Chevron esconden la entrega mientras se cacarea una supuesta posición nacional y popular.
Se habla de industria nacional y predominan los armaderos, el ensamblado de lo fabricado afuera.
En suma, se continúa transformando a nuestra gloriosa Nación en una republiqueta subordinada al mundo de los “globalizadores”. Y se pretende hacer pagar la crisis al pueblo. Como siempre...
El hormiguero pateado...
Después del cachetazo recibido por el gobierno en las elecciones, precalentadas por el descontento popular, y la presunción de un próximo y mayor cachetazo, hay inestabilidad política. Como cuando se patea un hormiguero, las hormigas corren de un lado a otro. Se rumorean golpes institucionales pero también autogolpes para promover la continuidad de la entrega y de los amigos del gobierno.
El piso está sembrado de trampas para los patriotas. Inteligencia interior. Desguarnecimiento de las fronteras. Libertad para narcos y tratantes de personas.
En suma, las fuerzas patrióticas deben evitar que los engaños de los gobiernos gerenciales de turno logren dividir el movimiento popular democrático del movimiento patriótico, haciéndolos caer en las trampas preparadas para ambos. Las Fuerzas Armadas y las de Frontera y de Seguridad no deben ser usadas para la represión e inteligencia interna contra el Pueblo, como se ha descubierto recientemente, como en verdad promueve el gobierno.
Siempre se busca provocar a los sectores patrióticos para separarlos del movimiento popular democrático.
Los enemigos de la Patria saben porqué. La maniobra les ha dado resultado muchas veces.
Es decir, hoy es muy importante desnudar lo que verdaderamente ocurrió en el pasado, porque el gobierno, dando versiones parciales, busca utilizar la justa causa de los derechos humanos para cubrirse de un barniz democrático, con un doble discurso, para continuar su política de entrega y sumisión nacional.
Nunca más.
Nunca más otro 1930. Nunca más otro 1955. Nunca más otro 1966. Nunca más otro 1976.
Pero tampoco nunca más entrega e indefensión nacional disfrazada de una caricatura democrática. Con distintas y variadas caretas.
Los soldados, la suboficialidad y oficialidad patriótica y democrática son parte del pueblo. Ellos deben estar presentes el día de la cita para lograr la independencia inconclusa, la segunda y definitiva Independencia Nacional.
Para que sea cierto lo que dice el Himno Nacional:
San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán
La Colonia y las mismas murallas
Del Tirano en la Banda Oriental
Son letreros eternos que dicen:
Aquí el brazo argentino triunfó
Aquí el fiero opresor de la Patria
Su cerviz orgullosa dobló.
Los revolucionarios de la Guerra de la Emancipación nos dejaron como enseñanza que romper las cadenas de la opresión y desarrollar una conciencia patriótica y popular son las únicas bases en las que es posible asentar nuestra defensa como Nación.

La lucha del pueblo argentino por la segunda independencia nacional, con la participación en ella de los patriotas militares, como Mosconi y Baldrich, como San Martín y Belgrano, como Arenales (español de origen pero que luchó toda su vida por la Independencia Americana), como Bolívar y Artigas, como Perón, el General Valle y el Teniente Coronel Adolfo Phillipeaux, edificará los cimientos de las Fuerzas Armadas del nuevo Estado Nacional y Democrático. El desarrollo económico y tecnológico independiente será la base para la producción para la defensa (Fabricaciones Militares, industria aérea, astilleros, capacidad cibernética, etc.) y la organización de una Defensa Nacional Popular Integral con la concepción que integra los cuerpos profesionales con el pueblo en armas para la Defensa de nuestras tierras, nuestros mares y nuestro espacio aéreo y, principalmente, de lo más importante de nuestro patrimonio nacional: nuestras mujeres y nuestros hombres. Nuestros hermanos.